Señor Comisario del Pabellón francés, estimado Jean-Louis Cohen,
Estimado señor secretario general del Instituto francés, Pierre Colliot,
Señor director general de los patrimonios, querido Vincent Berjot,
Señor Presidente de la Cité de l'architecture et du patrimoine, estimado Guy Amsellem,
Damas y caballeros,
Me complace presentarles el pabellón francés de la Bienal Internacional de Arquitectura de Venecia que tendré el placer de inaugurar el próximo 5 de junio, para su 14eme edición.
Será la inauguración del pabellón francés pero también la del nuevo calendario de la Bienal que se asienta ahora sobre el de la Bienal de Arte Contemporáneo, pasando así de 3 meses de presencia a casi 6 meses, de junio a noviembre. Me gusta pensar que esta armonización no es solo el fruto de la coherencia calendario sino también del éxito creciente de la Bienal de Arquitectura de Venecia.
También para nosotros es la inauguración de un nuevo modo en la elección del Comisario de Pabellón francés, que se ejerce ahora en una colegialidad que garantiza una mayor transparencia, como hemos deseado Laurent Fabius y yo.
Jean-Louis Cohen es el primer comisario de esta nueva era. Historiador y arquitecto, especialista en arquitectura y urbanismo del siglo XX, aporta un contrapunto a «Fundamentals», el tema de la Bienal desarrollado este año por su comisario general Rem Koolhaas. Un contrapunto o un análisis crítico a lo que fueron cincuenta años de producción intelectual y arquitectónica francesa, a través de una pregunta: «La modernidad, promesa o amenaza».
Os dejaré, querido Jean-Louis Cohen, que detalléis vosotros mismos, el corazón de esta pregunta y la forma en que habéis querido ilustrarla en el pabellón francés, pero para decir simplemente dos palabras a mi manera, diría que vuestro proyecto es un recorrido que no cesa de cuestionar las contradicciones propias del movimiento moderno, portador de esperanza y de generosidad, exigente y moral, queriendo responder de la manera más adecuada a las nuevas condiciones de vida del siglo industrial; buscando de alguna manera proponer el mejor paisaje posible a esta nueva era, el llamado estilo internacional, y que fue al mismo tiempo, o más bien gradualmente, desviado por una lógica de estandarización técnica cuyo resultado será una producción serial de viviendas en particular, cuya pobreza arquitectónica, urbana y societal ya no tendrá nada que ver con los ideales primeros.
Para construir tu relato, imaginaste tres momentos:
- el de la exposición presentada en el pabellón francés. Usted confió la escenografía al taller de arquitectura Projectiles (Reza Azard, Hervé Bouttet y Daniel Meszaros), ganador de los Nuevos álbumes de los jóvenes arquitectos en 2006. Me alegro especialmente de ello, puesto que acabo de proclamar hace dos semanas la nueva sesión de los álbumes de los jóvenes arquitectos y paisajistas, y que este dispositivo de promoción de los jóvenes profesionales organizado por mi Ministerio representa un elemento fundamental del apoyo y de la atención que deben prestarse a los constructores del mañana.
- el de la película, dirigida por Teri Wehn Damisch, y proyectada simultáneamente en las cuatro galerías.
- y el del libro, coeditado por el Instituto Francés y Dominique Carré, que presenta 101 edificios emblemáticos, es un edificio al año durante el siglo que usted hace comenzar en 1914 y que termina en 2014. Este libro es el resultado, bajo su dirección y con la ayuda de Vanessa Grossman, de múltiples contribuciones que han permitido elegir y analizar estos edificios representativos de su época.
Me alegra especialmente el lugar que se ha dado al cine para mostrar la arquitectura en el pabellón francés. A menudo es difícil exponer la arquitectura, especialmente para un público no profesional. Con la película de Teri Wehn Damisch, que presenta imágenes de archivo, extractos de películas de ficción de Jacques Tati y de Jean-Luc Godard, así como vislumbres de la metrópoli parisina de hoy, la emoción está en la cita.
Preciso que el montaje de este pabellón es también objeto de una innovación, ya que se basa por primera vez en un convenio tripartito entre el Ministerio de Cultura y Comunicación, el Instituto francés - que recuerdo que es el operador del Ministerio de Cultura y del Ministerio de Asuntos Exteriores para los intercambios culturales internacionales - y de la Ciudad de la Arquitectura y del Patrimonio, organismo público dependiente del Ministerio de Cultura y Comunicación, y que es productor delegado de la manifestación.
Quisiera recordar también que la presencia francesa en Venecia no se limita al pabellón francés.
- Se presenta este año en el pabellón central de la bienal, por invitación de Rem Koolhaas, con la participación de Claude Parent, padre del oblique, de la agencia de arquitectura y urbanismo AUC (Djamel Klouche, Corinne Poulin y François Decoster) asociada con Cédric Libert y Thomas Raynaud para su proyecto Mediterranea.
- Se presenta con el Afex del que tendré el placer de entregar en el Palazzo Zorzi, el Gran Premio de arquitectura francesa en el mundo, establecido en 2010, y que coronará este año a Christian de Portzamparc por su magnífica Ciudad de las Artes en Río de Janeiro.
- Se desarrolla con la fundación empresarial Wilmotte que organiza cada año un concurso de arquitectura cuyo objetivo es favorecer el encuentro del patrimonio y de la creación arquitectónica. En 2014, el concurso proponía:
diseñar un centro cultural y de eventos en el corazón de la Torre de Londres. Los ganadores de esta sesión serán expuestos en el marco de la bienal.
- Por último, se presenta con la exposición Young Architects in áfrica, organizada por Architecture Studio, que fundó la Asociación CA'ASI para promover el diálogo entre arquitectura, arte contemporáneo y el público de la Biennale di Venezia.
Como ven, una presencia francesa rica y diversa que testimonia la vitalidad de nuestros arquitectos y su proyección en el extranjero, a pesar de un contexto económico difícil.
El tema del pabellón francés de este año interroga a una época. En muchos sentidos, nuestra época es comparable, aunque no se trate de reconstruir, sino de construir. Construir viviendas en particular, con objetivos cuantitativos y limitaciones financieras extremadamente elevadas.
Como Ministro de Cultura y Comunicación, quiero reafirmar la necesidad de tener en cuenta también el reto de la calidad arquitectónica. Contrariamente a lo que algunos sugieren, recurrir a un arquitecto no es un lujo. Recurrir a un arquitecto no es una norma más como otros querrían hacernos creer. Recurrir a un arquitecto es confiar en la inteligencia de un profesional formado para diseñar los espacios de nuestra vida cotidiana. Es la arquitectura lo que constituye un acto de civilización, no la construcción. Cabe recordar que la Ley de 1977, que consagra el interés público de la arquitectura, es muy explícita a este respecto. La calidad arquitectónica abarca todos los aspectos esenciales de nuestro entorno de vida: creación arquitectónica, técnicas de construcción, inserción urbana y paisajística armoniosa y, por supuesto, calidad de uso.
¡Con el tiempo, sí, una arquitectura bien pensada y bien realizada puede permitir hacer muchos ahorros! Y es también la garantía de una mejora duradera de nuestro entorno de vida. La parte soñada de la arquitectura no se limita a la invención o al gesto. Se convierte en una realidad si los arquitectos participan en nuestro proyecto colectivo a lo largo de un proceso en el que el ser humano es el sujeto principal. El pabellón francés de este año nos invita a ver con una mirada crítica la historia reciente. Deseo que esta exposición sea la ocasión de interrogar a los actores políticos y económicos sobre este desafío fundamental al que, juntos y con los arquitectos, debemos aportar respuestas adecuadas.
Quisiera terminar este discurso agradeciendo muy calurosamente al Comisario del pabellón francés, Jean-Louis Cohen; a los socios que nos acompañan, en particular al Presidente del Instituto Francés, Xavier Darcos y sus equipos. Toda mi gratitud a la Cité de l'architecture et du patrimoine, que ha asegurado la producción delegada; el grupo Advent que realizará especialmente una visita virtual al pabellón francés, que podréis ver en el sitio de la bienal, y que permitirá ampliar el alcance del pabellón francés, ofreciendo a todos los que no podrán desplazarse, y pienso especialmente en los estudiantes de arquitectura, la posibilidad de pasear por él. Doy las gracias también a los creadores de luz Iguzzini, Saint-Gobain y, por último, al INA por su participación en la elaboración de la película del pabellón.
Le doy las gracias.