Fomentar el multilingüismo
La preservación y la promoción del multilingüismo constituyen un reto importante en una sociedad caracterizada por la globalización de los intercambios, el aumento de la movilidad internacional, pero también por el empobrecimiento del patrimonio lingüístico.
De los más de 6.000 idiomas que se hablan hoy en el mundo, muchos están desapareciendo y este fenómeno se acelera año tras año: según la UNESCO, es probable que el 90% de los idiomas desaparezcan durante este siglo. El multilingüismo es, pues, una cuestión de interés público, que implica la preservación de un patrimonio universal y el desarrollo de intercambios respetuosos de la diversidad humana.
Las organizaciones internacionales, que tienen por objeto regular la globalización proporcionando un marco jurídico para las actividades que afectan a todo el mundo o a amplias zonas geográficas, están principalmente interesadas en mantener el multilingüismo en su seno. La importancia de las cuestiones que les incumben justifica que los representantes de los Estados puedan expresarse en su idioma.
Esta exigencia se ejerce especialmente en las instituciones de la Unión Europea, donde existe una fuerte tentación de recurrir a una lengua única y empobrecida de comunicación internacional (en el contexto actual, el inglés).
Las políticas de promoción del multilingüismo en Europa son también competencia de los Estados, a los que corresponde en particular aplicar el objetivo que les ha fijado la Unión Europea de proponer la enseñanza de dos lenguas extranjeras además de la lengua materna. Francia es uno de los 21 países en los que la enseñanza de dos idiomas extranjeros es obligatoria para todos los alumnos durante al menos un año durante la escolaridad de enseñanza general.
La difusión internacional de las lenguas romances es también una palanca para la diversidad lingüística. Francia presta especial atención a ello, en particular mediante la participación de la DGLFLF en la red panlatina de terminología Realiter, que favorece la difusión de recursos terminológicos en lenguas romances, y su apoyo al desarrollo de la intercomprensión entre las lenguas parentales, como lo lleva a cabo, por ejemplo, la Asociación para la promoción de la intercomprensión de las lenguas.
La acción francófona, porque propone en los cinco continentes un modelo de cooperación en el que el francés está en situación de diálogo con las lenguas locales, es otro vector de preservación de la diversidad lingüística.
Por último, las políticas de desarrollo de las competencias multilingües de los ciudadanos, por indispensables que sean, deben completarse con políticas de traducción, que permitan intercambios equilibrados en un contexto intercultural.
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