Estoy muy feliz de abrir estos 3eme Sentadas por la igualdad, la paridad y la diversidad en el cine y el audiovisual.
En los últimos años, numerosos profesionales se han movilizado para defender la paridad en el seno del sector, entre los cuales, por supuesto, el colectivo 50/50 que nos reúne hoy y al que doy las gracias.
Esta lucha colectiva es indispensable para nuestra industria audiovisual y cinematográfica. Estas fábricas de nuestro imaginario colectivo son determinantes para la construcción de nuestra sociedad. A este respecto, desempeñan un papel rector en la promoción de la igualdad entre mujeres y hombres.
Si bien los debates han podido ser turbulentos, hemos sabido avanzar todos juntos para transformar una industria, y más allá, nuestra sociedad. Esta lucha que estamos llevando a cabo colectivamente no es más que la defensa de esos principios republicanos a los que todos estamos profundamente apegados: Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Mi predecesor se había comprometido el año pasado, en las segundas asambleas organizadas en el CNC, a adoptar medidas enérgicas para luchar contra el sexismo, el acoso y la violencia sexual en cada etapa de la producción: en las empresas del sector, en los rodajes o durante la promoción de las películas.
Una traducción fuerte de estos compromisos es condicionar el pago de las ayudas del CNC al cumplimiento por las empresas de obligaciones en materia de prevención y detección del acoso sexual.
Si bien la crisis sanitaria que atravesamos altera profundamente nuestra actividad, no debe significar, sin embargo, el cese de nuestros compromisos, tan importantes para el futuro.
Me alegra, pues, ver que el CNC pone en marcha este año una verdadera revolución en el apoyo que aporta a la creación. Desde el 1er En octubre, su «Reglamento general de ayudas» menciona claramente el condicionamiento de todos sus apoyos al respeto, por parte de los solicitantes, de sus obligaciones legales en términos de prevención del acoso sexual, a saber:
- La designación de un referente para las empresas de 250 o más personas,
- La elaboración de un procedimiento interno de denuncia,
- La puesta a disposición de una célula de alerta,
- El recuerdo del papel de los representantes del personal y de la medicina del trabajo,
- O la firma de una carta con las organizaciones sindicales.
El CNC ha ido un paso más allá y hasta el final de esta lógica, creando una formación a medida para los profesionales para que estén mejor acompañados. El CNC también se hace cargo de la financiación de estas formaciones, que son impartidas por la Asociación Europea contra la Violencia hacia las Mujeres en el Trabajo. Así, 9.000 profesionales, representantes legales de las empresas que solicitan las ayudas, van a formarse de aquí a tres años.
Esta es la primera vez que una institución pública establece un mecanismo de condicionalidad de tal alcance.
Por lo tanto, quiero felicitar a todos los que han trabajado con nosotros para dar este gran paso adelante: las empresas en primer lugar, porque son las primeras afectadas, pero también las organizaciones profesionales, los colectivos y los grupos de reflexión, así como los equipos del CNC que sé que están especialmente movilizados y comprometidos en estos temas.
Deseo que prosiga la reflexión, con los organismos de formación del sector, para que la formación propuesta por el CNC pueda encontrar los relevos necesarios que permitan llegar al mayor número posible de profesionales.
La renovación del cine y del audiovisual, su adaptación a los retos actuales, pasa también por la instauración de una verdadera diversidad en la composición de las comisiones que instruyen las ayudas del CNC.
Su Presidente, Dominique Boutonnat, prometió el año pasado que esas comisiones reflejarían mejor la realidad de nuestro país y nuestros territorios. Este movimiento se inició en gran medida este año y podemos felicitarnos por ello.
En primer lugar, se ha alcanzado la paridad tanto entre los miembros de esas 65 comisiones como entre sus presidencias.
Por otra parte, el CNC vela ahora por la representación en estas comisiones de las jóvenes generaciones, antes demasiado a menudo ausentes.
Por último, el CNC está especialmente atento a que las comisiones integren a miembros de orígenes geográficos diversos, abarcando así los recorridos, las historias y las múltiples sensibilidades de nuestros territorios.
El año que viene iremos aún más lejos. Aprovechando las herramientas de la «Política de la ciudad», destinadas a restaurar la igualdad republicana y a mejorar las condiciones de vida de los habitantes de los «barrios prioritarios», el CNC va a pasar convenios con instituciones, asociaciones y escuelas de cine situadas en los «barrios prioritarios» o dirigidas a la población de dichos barrios. Pienso en particular en la escuela Kourtrajmé en Montfermeil, en la Cinéfabrique de Lyon, o también en Rubika en Valenciennes. Estos socios harán propuestas de candidatos, mujeres, hombres, jóvenes o menos jóvenes, para integrar en las comisiones del CNC.
Los resultados de estas iniciativas ya son visibles. Me alegro de constatar que el 34% de las películas francesas producidas en 2020 se beneficiaron de la bonificación paridad establecida hace dos años por el CNC, cuando sólo eran el 22% el primer año del dispositivo, o que el porcentaje de estrenos realizados por mujeres haya pasado del 27% en 2010 al 40% en 2019. Por supuesto, nuestro objetivo es que estos resultados avancen.
Más allá de los dispositivos de ayuda del CNC, vamos también a emprender una acción en favor de nuestra juventud y de su acceso a las obras.
Nuestros dispositivos de educación en el cine, «Escuela, Colegio, Liceos y aprendices en el cine» son una palanca formidable para sensibilizar a los niños desde la más temprana edad y hacer cambiar las miradas valorizando representaciones hasta ahora marginadas.
Deseo que los catálogos de películas de estos dispositivos estén compuestos en mayor medida por películas realizadas por mujeres.
Ya este año, en estos catálogos figuran dos veces más películas de directoras que en el año anterior. Pero debemos redoblar nuestros esfuerzos: haremos que los catálogos se compongan en cuatro años de 20 películas suplementarias del «Matrimoine» cinematográfico francés, además de las películas propuestas por los distribuidores y sometidas a la elección de las comisiones de selección.
Casi 2 millones de niños tendrán acceso a un catálogo renovado y más igualitario.
Este movimiento de modernización de la profesión no podría ser completo si no incluyera también la Academia de los César, escaparate del cine francés.
El pasado 10 de noviembre, la asamblea general de la Asociación de Promoción del Cine aprobó nuevos estatutos. Introducen cambios importantes en la gobernanza de la Academia, con paridad a todos los niveles y reglas claras, destinadas a garantizar la vida democrática de la asociación y la renovación de sus dirigentes.
Es un gran viento de renovación, una esperanza para todo el cine, y más allá de todos los franceses, tan apegados a este símbolo de la vida cultural de nuestro país.
Estos cambios, estas profundizaciones, completan el trabajo de fondo emprendido colectivamente desde hace más de tres años por el mundo del cine y del audiovisual.
Deseo saludar el trabajo del Colectivo 50/50, cuyo carácter innovador y comprometido nunca ha sido tan evidente.
Los impulsos del Colectivo al lado de los poderes públicos han permitido lanzar una dinámica de transformación profunda que debe ser alentada y amplificada aún más, y que debe difundir el conjunto de los sectores culturales.
Este es el sentido de mi acción desde mi llegada al Ministerio de Cultura. Mi determinación es total para hacer de la igualdad, la diversidad y la lucha contra la violencia contra las mujeres una realidad indiscutible de nuestra cultura. Está en juego nuestro honor, nuestro futuro y nuestra fidelidad a los principios que han guiado su historia.
Le doy las gracias.