Fantasioso, lírico, capaz de tanta fuerza, de violencia musical como de ternura poética, Jacques Higelin era un cantante aparte. El autor compositor de «Pars», «Poil dans la main» o incluso «Caídos del cielo» era un espíritu libre y fruncidor, un artista que los estudiantes de mayo de sesenta y ocho habían adoptado desde el principio, reconociendo en él a uno de los suyos.
Los años nunca habrán mermado esa pasión, esa capacidad de indignación que hacía de él un eterno joven.
El cantante no debe hacer olvidar al actor en el juego tan sutil, que fue en unas treinta películas, solicitado por los mejores: Yves Robert, Julien Duvivier, Jean Becker, Alain Resnais, o incluso Jacques Doillon.
Dirijo a su familia y a sus seres queridos mis más sinceras condolencias con un pensamiento muy particular por sus hijos, a quienes había transmitido esa pasión y esa energía creativa.