Querido señor BROCKHAUS, en primer lugar, vosotros que habéis iniciado nuestro encuentro
de hoy,
Señor Presidente de la Biblioteca Nacional de Francia, Querido Bruno RACINE,
señor director general de los Patrimonios, querido Philippe BELAVAL,
Damas y caballeros,
Queridos amigos:
«Digno o indigno, mi vida es mi materia, mi materia es mi vida»: esta declaración de CASANOVA en el umbral de la Historia de mi vida es quizás una de las fuentes del malentendido que durante mucho tiempo ha pesado sobre nuestra percepción de su obra, como hace algunas décadas sobre la de su contemporáneo el Marqués de SADE. Demasiado tiempo, en efecto, no tenemos más que ver en CASANOVA al aventurero y al libertino puramente hedonista, tal como lo ha evocado magníficamente FELLINI en su película - cuyo título muy preciso, Il Casanova di Federico Fellini, señala un retrato muy subjetivo, que no pretende en modo alguno captar cada uno de sus aspectos. O bien hemos considerado la Historia de mi vida como una estupenda crónica de la Europa de las Luces - lo que, por supuesto, también es, pero a lo que tampoco se puede reducir. Desde hace algunos años hemos aprendido a leer mejor sus escritos y a ver en él lo que es también y ante todo: uno de los grandes autores de la literatura francesa del siglo XVIII que, como el autor de las Confesiones y, antes de él, el de los Ensayos, establece con el lector un pacto no diabólico, sino autobiográfico, un pacto de libertad, una libertad de tono y de expresión que se alimenta de una verdadera libertad de conducta.
Esta libertad absoluta quiere estar lo más cerca posible de las pulsaciones e impulsos más pequeños de la vida, fiel a su desenlace ciego, indeterminado y siempre en acción, por encima de todos los grilletes, de todos los demás idealizados, de todos los «mundos traseros», como dice NIETZSCHE, que crean las teologías y las ideologías. Estas son las Luces de CASANOVA, la instantánea del deseo de vivir y su inmediatez, que es el constante camuflaje de la libertad a las «largas duraciones» y a las «grandes esperanzas» impuestas por la fe. MOZART lo recordó en los ritmos, más aún que en las aventuras quizás, de su Don Giovanni.
La paradoja es que esta obra llena de vida fue escrita al atardecer su existencia al mismo tiempo que al atardecer del siglo, en medio de esta tormenta revolucionaria que es quizás un eco a su vida, un poco como la mariposa que, de lejos, se dice, desencadena un tornado. Luego, retocó incansablemente su obra, esta memoria y este viático de emancipación para las generaciones futuras, que ha conocido centenares de ediciones, no menos de 500, más o menos adaptadas, adulteradas, expurgadas de sus italianismos, que también hacen su encanto, y sobre todo de sus «salientes» más escandalosos a los ojos de una moral puritana. Cada una de estas ediciones es interesante porque es como un espejo de las diferentes épocas que las produjeron. Pero hubo que esperar hasta 1960, hace apenas 50 años, para que por fin se publicara una edición fiable, fiel al manuscrito, sin ser todavía una edición crítica que reflejara todas las variantes del texto y permitiera establecer su génesis y genealogía. Por cierto, no es casual que
Es en los albores de estos años de mutación, si no de revolución en las costumbres y en la sociedad que este acontecimiento, casi diría este advenimiento pudo por fin tener lugar.
De esta obra y de sus diversos avatares editoriales, existe una fuente única: este manuscrito que nos reúne hoy, y cuya historia es tan rocambolesca como la vida del propio autor, que por otra parte ha pensado a menudo en destruirlo, como para mantener intacta la frescura de la vida. Legado por CASANOVA a su sobrino, comprado en 1821 por las ediciones alemanas BROCKHAUS, en Leipzig, donde cruzó los siglos e incluso, al abrigo de una bodega, escapó a los bombardeos sobre la ciudad, luego transportado por camión militar estadounidense, en 1945 hasta Wiesbaden, la nueva dirección de BROCKHAUS - conoció todas las pruebas del siglo.
Este manuscrito excepcional, las ediciones BROCKHAUS han querido recientemente volver a ponerlo en circulación, y han tenido la gran cortesía de advertir al Estado francés, de dirigirse a él para permitirle adquirirlo declarándolo «Bien de interés patrimonial mayor» : quiero dar las gracias al Sr. Hubertus BROCKHAUS por este gesto de amistad.
Por supuesto, también quiero agradecer calurosamente al generoso mecenas que ha hecho posible esta adquisición, deseando permanecer anónimos: no podemos sino admirar esta modestia verdaderamente admirable. Quizás este benefactor de la Biblioteca Nacional de Francia esté hoy entre nosotros de incógnito, como esos héroes de novelas medievales cuya identidad permanece secreta en el torneo donde triunfan...
Esta situación muy romántica habría seducido probablemente a CASANOVA.
No es solo el manuscrito de la Historia de mi vida que entra en la BnF, sino también, en la decimotercera última de estas «cajas», el de textos menos conocidos y que permanecen para algunos inéditos creo, pero que testimonian la profundidad del pensamiento de CASANOVA; como de la variedad prodigiosa de su escritura: pienso en estas obras con títulos evocadores de las batallas intelectuales de la época, donde se escuchan los ecos mezclados de VOLTAIRE e incluso de ROUSSEAU: el Ensayo de crítica sobre las costumbres, las ciencias y las artes, y la Ensoñación sobre la medida media de nuestro año según Gregorio y la Reforma, o también a las Lucubraciones sobre el desgaste, sin olvidar un cierto número de cartas que me imagino apasionantes.
Gracias a esta adquisición, de la que me alegro profundamente, se va a poder establecer por fin una edición crítica, que permitirá una lectura más informada y favorecerá el desarrollo de las investigaciones. Gracias a ella, todos podrán acceder a este texto esencial de nuestra literatura, en particular, espero, mediante su digitalización en GALLICA. Añado que en 2011 una exposición presentará los diferentes aspectos de esta obra proteica, que contiene una parte esencial de nuestra memoria y que constituye una fuente inagotable de libertad.
Le doy las gracias.