Hubert Nyssen acaba de dejarnos. Nacido en Bélgica, Francés
de adopción, se había instalado en Arles para fundar las ediciones Actes sud,
que pronto se convertirían en una de las más brillantes casas al servicio del
libro de los últimos treinta años. Hubert Nyssen habrá
prueba de que, si aún era necesario, en materia de cultura y
especialmente de la literatura, no todo sucede en París, entre el
Barrio latino y Saint-Germain-des-Prés..
El editor inspirado, el descubridor de talento, el que reveló al
público francés Nina Berberova y Paul Auster, fue él mismo
novelista, ensayista, poeta y dramaturgo. La lengua francesa tendrá
fue la primera y última patria de este bruselense convertido en provenzal,
de este francés, de aquel apasionado de la traducción y de
literatura extranjera. Habrá traído al mundo del libro y a Francia este
que el olfato y el deseo del editor pueden tener de más valioso:
la apertura al mundo.