Queridos amigos:
Mientras la temporada de festivales se abre en todos los rincones de Francia, he querido reuniros en la rue de Valois para hacer el balance sobre diversos temas, en particular la ley relativa a la libertad de creación, la arquitectura y el patrimonio y el régimen de la intermitencia del espectáculo. Podemos estar orgullosos de nuestro modelo francés. Cada uno tiene una relación particular con Francia que ilumina su propia vida y su visión del mundo. Pensemos en todos los que eligieron Francia huyendo de tragedias, pensemos en Jorge Semprun, en Romain Gary. Esta posible pluralidad de vínculos con Francia hace que en ningún caso nuestro apego exija un encierro en una identidad unívoca. Por el contrario, esta pluralidad de vínculos está en el centro de nuestra concepción de la libertad.
Paul Valéry escribió en 1927 que Francia le aparecía como una forma, como una obra. Una forma que, a nuestra vez, podemos decir compuesta de poblaciones, generaciones, culturas, memorias, territorios muy diversos en un inventario a la Prévert que alimenta en la libertad nuestro apego a este país extraordinario.
Este verano vamos a encontrar esta diversidad en la temporada de festivales. En Aviñón o Aix-en-Provence, por supuesto, pero también gracias a centenares de festivales menos mediatizados, de medios más modestos, que contribuyen a la riqueza y a la diversidad de nuestro país.
Para que las artes escénicas siguieran desarrollándose, también para los festivales, y porque las cuestiones de seguridad pública se nos impusieron, acabamos de desbloquear 7 millones de euros que permiten duplicar los medios ya comprometidos a principios de año para apoyar los espectáculos después de la masacre en Bataclan. Es un esfuerzo que era necesario e importante hacer, para no ceder en nada sobre las propuestas culturales, tratando al mismo tiempo de manera responsable los desafíos de seguridad.
Esta abundancia artística estival contrasta con una atmósfera que podría ser sofocante.
En Europa, los testimonios de cara descubierta de rechazo del otro son una realidad. Por su parte, el pueblo británico opta conscientemente por separarse de la Unión Europea, mientras que su juventud sigue aspirando a la apertura.
En Francia, la semana pasada, las paredes del nuevo teatro del castillo de Hardelot, en Condette, que celebra precisamente el acuerdo cordial entre artistas franceses y británicos, fueron cubiertas con inscripciones bárbaras.
Me gustaría saludar a la directora del teatro, Valérie Pinthiaux, pero también al equipo de arquitectos dirigido por Andrew Todd, en el origen de este magnífico teatro isabelino en plena naturaleza.
Al otro lado de este espejo donde se lee el repliegue, está evidentemente la amenaza que representa la violencia, sorda o explícita, del terrorismo -aún ayer en Estambul- y de la radicalización en todo el mundo.
En el Pulse, en Orlando, hace dos semanas, como en el Bataclan, en París, el año pasado, es en primer lugar la cultura, un modo de vida, la pasión de la libertad, la de reír y amar libremente también, que han sido golpeados.
En un momento que puede ser un punto de inflexión para la sociedad francesa, la creación sigue siendo ese lugar de diálogo poderoso donde en todas partes las palabras se endurecen. Un lugar poderoso porque nos reúne donde se busca dividirnos, un lugar poderoso también porque forma el imaginario de la sociedad, es decir, el lugar mismo que es objeto de todas las depredaciones, de luchas de poder, y los valores que definen nuestra sociedad. Quisiera citar a Azar Nafisi, autora iraní que en su libro «La República de la imaginación» nos dice que «la forma en que definimos la ficción refleja la forma en que nos definimos como nación». Que «las obras de imaginación son como los canarios de las minas de carbón, a su criterio se evalúa la salud de toda una sociedad. »
Por eso el Gobierno, a través de este ministerio
- reafirma y garantiza la libertad de creación y protege su diversidad;
- reconoce y respeta el trabajo de los artistas y de todo el sector de la creación;
- hace accesible nuestro patrimonio común al mayor número posible de personas,
- y se dirige a la juventud ofreciéndole claves para construir su futuro.
Esta misma tarde, el Parlamento aprobó la Ley de libertad de creación, arquitectura y patrimonio, al término de una comisión mixta paritaria concluyente, lo que es totalmente excepcional en el período actual. Quiero ver la relación especial que Francia y su representación nacional mantienen con la cultura.
Deseo dar las gracias al Parlamento por el diálogo constructivo que se ha entablado con el Gobierno, gracias a los presidentes de las comisiones de asuntos culturales, Patrick Bloche en la Asamblea y Catherine Morin-Desailly en el Senado, gracias también a los ponentes de este texto y a los numerosos parlamentarios, querido David Assouline, querida... que han contribuido a este hermoso edificio.
También quiero saludar a Aurélie Filippetti, que ha iniciado esta ley, y a Fleur Pellerin, que ha iniciado los trabajos decisivos en torno a la primera lectura en el Parlamento. Promesa de campaña del Presidente de la República, esta ley era, con razón, muy esperada, sobre todo en el ámbito del espectáculo, pero también en el de la arquitectura o del patrimonio.
Afirma el lugar de los artistas y de la creación en nuestra vida cotidiana.
Podemos estar orgullosos de que el principio de la libertad de creación, de difusión y de programación esté consagrado en los primeros artículos de esta ley.
A veces los artistas apoyan donde les duele. Provocan polémica. Se exponen a los comentarios anónimos venidos del fondo de la sociedad, como Anish Kapoor en Versalles. La denigración de la cultura se encuentra a veces en las palabras de personalidades públicas que asumen una terrible responsabilidad, abriendo así el camino a simplificaciones mortíferas. No todos los dibujos de Charlie Hebdo me hacen reír, todos son necesarios para ejercer nuestra libertad de pensar.
Por supuesto, en una República descentralizada, los entes locales tienen un papel importante que desempeñar. Las desconexiones insidiosas, aquí y allá, pueden constituir una verdadera fragilidad de nuestra columna vertebral estructural. Por eso estamos al lado de los elegidos que eligen la cultura, por eso estamos al lado de aquellos que son debilitados por comunidades que los abandonan como en Quimper el centro de arte contemporáneo. Saludo a Natalia Coline y a Jean-Yves Crochemore, que están entre nosotros esta tarde.
La ley no solo establece principios, sino que proporciona elementos tangibles y fundamentales para la creación. Pienso, por supuesto, en la arquitectura.
En palabras de Alejandro Aravena, comisario general de la Bienal de Venecia, la arquitectura es mucho más amplia que la mera dimensión estética o artística. Es algo cotidiano, pero también extraordinario, y la dificultad de la arquitectura es cubrir este espectro en toda su amplitud, desde lo cotidiano hasta lo extraordinario».
Permítanme saludar los avances muy importantes que lleva esta ley, la primera gran ley desde 1977 sobre la arquitectura: el «permiso para hacer», es decir, el principio de una experimentación que permite derogar determinadas normas en materia de construcción, con el fin de explorar nuevas vías arquitectónicas; el recurso al arquitecto más sistemático y en particular para la presentación de un permiso de acondicionamiento de una urbanización. Estas disposiciones mejorarán estructuralmente el marco de vida cotidiana de los franceses porque la intervención del arquitecto es decisiva, incluso - y sobre todo - para los proyectos más comunes, en los pequeños espacios, para las pequeñas superficies.
En el sector del espectáculo vivo, fomentar la vitalidad de la creación es más que nunca una exigencia democrática.
El contexto económico se utiliza a veces para denigrar la importancia del espectáculo vivo, en una visión puramente utilitarista de la cultura.
He anunciado recientemente nuevas medidas en favor de las compañías, en acompañamiento de las residencias de artistas, de la danza y del circo, en favor del arte en el espacio urbano, en favor de la creación en beneficio del joven público, también en favor de las artes de la calle.
Pienso también en la diversidad en materia musical
En cuanto a las cuotas de canción francesa, hemos dado un paso importante para hacerlas más efectivas. Porque la canción francesa está llena de talentos. Es necesario que se escuchen. La diversidad en la radio no siempre es espontánea. Hay que protegerla y promoverla.
Por eso he defendido, respetando los formatos editoriales de las radios, una propuesta innovadora porque incitativa, que fomenta la diversidad de los títulos difundidos, objetivo principal para la música.
Las cuotas de canciones francófonas ya no podrán llenarse con la difusión de solo algunos títulos de éxito. No seamos ingenuos, no cedamos a la tentación de la nivelación de la regulación a la baja: las cuotas siguen siendo instrumentos modernos e indispensables para combatir la uniformidad.
En cuanto a la creación y la diversidad siempre, quiero saludar dos acuerdos recientes importantes, en el ámbito del cine y del audiovisual.
El Estado había fijado un rumbo, objetivos de política pública, en estos dos sectores, para dar un espacio redefinido a la independencia y garantizar la diversidad de la creación audiovisual y cinematográfica. Una vez fijado este rumbo, son los profesionales los que deben organizarse, encontrar los medios de superar sus divergencias. Pasar de la regulación a la regulación.
Reitero plenamente este método para que el poder público aprecie eficazmente el mundo que mueve las industrias culturales en la era digital. Este es el enfoque que hemos privilegiado, más que una intervención legislativa, para regular la difusión de las películas en las salas de cine, o para las relaciones entre cadenas de televisión y productores.
En ambos casos, este enfoque ha tenido éxito, gracias al espíritu de responsabilidad de los profesionales. Durante el último festival de Cannes el conjunto de los profesionales del cine ha encontrado un acuerdo para mejorar las condiciones de difusión de las películas independientes y la distribución en las pequeñas ciudades y las zonas rurales. Les doy las gracias y celebro los compromisos que han asumido conmigo.
También me complace que, después de France Télévisions, y tras largos años de disputas, TF1 y los productores audiovisuales hayan llegado a un acuerdo, que refuerza el compromiso del grupo en la financiación de la creación y hace converger difusor y productores en una lógica de interés común.
Los efectos extraordinarios del crédito fiscal poderoso en favor de los rodajes decidido por el Presidente de la República y el Primer Ministro dan una fuerza industrial importante al sector del cine y del audiovisual, que la regulación pone al servicio de la diversidad.
La creación son también los fondos regionales para el arte contemporáneo, los FRAC. La nueva ley reconoce también el carácter público de sus colecciones y refuerza sus misiones. Los debates regulares sobre el carácter inalienable o no de las obras de arte de las colecciones de los Fondos regionales de arte contemporáneo están cerrados: es una garantía frente a las tentaciones de revender ciertas obras, y una hermosa de reconocimiento de este patrimonio contemporáneo.
Por último, quiero vincular a esta temática de libertad de creación la de libertad de información.
Esta cuestión no se abordaba en la Ley de creación. Es central en el proyecto de ley sobre la independencia de los medios de comunicación presentado por Patrick Bloche.
Esta propuesta de ley, que comenzará una segunda lectura, tiene por objeto proteger la independencia de los equipos de redacción en relación con los intereses de los anunciantes y los accionistas. He presentado dos enmiendas en nombre del Gobierno, una para proteger las frecuencias radioeléctricas de la especulación y otra para reforzar el secreto de las fuentes de los periodistas.
Porque lo que está en juego con la protección de las fuentes de los periodistas, insuficientemente garantizada por la ley Dati de 2010, es el grado de madurez de nuestra democracia y su capacidad de defender en el sentido del interés general el trabajo de investigación de los periodistas y los denunciantes.
Reconocer, proteger y promover la libertad de creación. Reconocer, proteger y promover el diálogo en el seno de las diferentes familias de la cultura. Reconocer también y proteger el trabajo de los artistas y de los técnicos: este objetivo tampoco me ha dejado.
Por supuesto, quiero mencionar el reconocimiento del régimen específico del seguro de desempleo de los artistas y técnicos del espectáculo. Nunca se había seguido un método semejante. Y nunca hemos llegado a un acuerdo semejante, un acuerdo histórico, responsable, ejemplar y duradero.
Un acuerdo histórico porque por primera vez, gracias a una disposición de la Ley de trabajo de 2015, fueron las organizaciones profesionales del espectáculo las que tuvieron las llaves de la negociación y no las confederaciones.
No faltaron a esta cita con la historia y consiguieron firmar, de manera unánime - empleadores, artistas, técnicos, de la Fesac a la CGT pasando por la CFDT y la CGC- el pasado 28 de abril, un acuerdo que corresponde a la realidad del empleo de los artistas y de los técnicos del espectáculo y que responde a reivindicaciones deshonestas desde hace más de 10 años.
Este acuerdo es histórico, también es responsable: debería permitir realizar de 84 a 93 millones de euros de ahorro en un año pleno, gracias a las contribuciones crecientes de los empresarios, pero también a los nuevos límites máximos. La asunción por el Fondo de Profesionalización y Solidaridad de dos medidas equivalentes a la solidaridad nacional por un importe de 12 millones de euros permitirá alcanzar los 105 millones de euros de ahorros solicitados al sector por el encuadramiento interprofesional inicial.
En este sentido, el acuerdo es también ejemplar, ya que ahora sabemos que lo que ha sido logrado por los empresarios y asalariados del espectáculo no lo ha sido para el régimen general.
El acuerdo también es permanente: entrará en vigor en julio, gracias a un decreto que adoptará el Gobierno en los próximos días. Es la elección que hemos hecho: prolongar el régimen general en el que fracasaron las negociaciones, pero hacer que entre en vigor por decreto este acuerdo unánime para los anexos 8 y 10.
Por otra parte, estamos definiendo con los profesionales los contornos de un fondo en favor del empleo en el espectáculo vivo y registrado dotado de 90 millones de euros que se creará en otoño.
Debemos medir colectivamente que lo que se acaba de hacer es excepcional, a la vez inédito, justo y seguro para estos artistas y técnicos que hacen la riqueza de la creación en Francia. Hay que saludar este acuerdo decisivo, bueno para la creación, bueno para Francia. Un acuerdo que hará época.
Quisiera mencionar también la cuestión del patrimonio, que nos une a nuestra historia común y que debe ser accesible al mayor número posible de personas.
Comprender y conocer nuestra base común de historia, nuestros orígenes es esencial para que nuestra sociedad conserve su sentido.
La arqueología preventiva ha figurado precisamente entre los artículos de la ley más difíciles de escribir. Pero los diputados y senadores lograron ponerse de acuerdo y la ley dispone ahora que el Estado ejerce el «dominio científico» del conjunto de las operaciones de arqueología, mientras que la cuestión se planteaba para este sector abierto a la competencia en 2003.
La ley también hace más legible y protector nuestro régimen de espacios protegidos, que nuestros conciudadanos comprenderán mejor con la creación de los «sitios patrimoniales notables». El patrimonio protegido es fuente de orgullo para los habitantes, creador de vínculos sociales, a menudo fuerza de desarrollo turístico.
Para cada lugar, las comunidades podrán elegir entre dos niveles de protección. Así, todos tendrán acceso al «plan de salvaguardia y valorización», el más alto grado de protección, que ya no estará reservado únicamente a los sectores protegidos, sino abierto a los más de 800 sitios patrimoniales notables.
Por otra parte, tras las destrucciones en Mosul, Nimroud o Palmira, Francia refuerza sus medios de lucha contra los tráficos de bienes culturales que, en muchos casos, contribuyen a la financiación de grupos terroristas. La ley abre ahora la posibilidad de conceder refugio a las obras amenazadas, ofreciendo todas las garantías de seguridad durante un conflicto. La destrucción de los vestigios y de las obras de arte es una de las formas de la barbarie contemporánea, destinada a destruir poblaciones enteras, destruyendo lo que forma su historia y su pasado, lo que las constituye en civilización y cultura. Esto es también lo que ocurrió en Malí, cuando la intervención francesa permitió salvar mausoleos y manuscritos en Tombuctú, en las fuentes profundas de la historia de los africanos occidentales.
La ley, por primera vez, introduce también el patrimonio mundial de la UNESCO en el derecho interno francés, en el código del patrimonio.
Por último, otro elemento de nuestra política de patrimonio, se acaba de lanzar una reflexión sobre lo que deberán ser los museos del siglo XXI, porque debemos tener en cuenta la evolución de las expectativas del público, las nuevas formas de presentación de las obras, nuevas perspectivas de puesta en red de las colecciones y de evolución de los oficios. Y aprovechar el potencial excepcional de la red de museos de Francia para la educación ciudadana de la juventud. Estas reflexiones culminarán a finales de 2016.
Nuestra responsabilidad primordial y colectiva es con los niños, los adolescentes y los jóvenes que heredarán el mundo que estamos forjando. También aquí la cultura es poderosa, porque tiene las claves de la emancipación, de la relación con el otro, a veces también del descubrimiento de sí mismo.
La enseñanza superior artística, que es una de nuestras fortalezas, se ve ofrecida por la ley nuevas perspectivas, ya se trate de la condición social de los alumnos o de las especificidades de la enseñanza de la investigación que se desarrolla en ella.
En lo que respecta a la educación artística y cultural, desde hace cuatro años, los recursos financieros que el Ministerio de Cultura dedica a la misma han aumentado en un 80%, pasando de 30 millones en 2012 a 54,6 millones en 2016.
Estos nuevos medios han permitido adoptar numerosas iniciativas para facilitar y ampliar el acceso de los más jóvenes a la cultura.
• La manifestación Partir en libro, que se desarrollará este año del 20 al 31 de julio de 2016 en toda Francia, es un ejemplo; en toda Francia, los jóvenes - y en particular los que no se van de vacaciones - verán venir a ellos los libros;
• Apertura de bibliotecas los domingos: por primera vez a partir del pasado mes de abril, el Estado apoyará financieramente a las colectividades que se comprometan en esta vía. Es una medida importante para las familias y para la igualdad de oportunidades;
• Otra iniciativa es la ampliación del programa Demos, desarrollado por la Filarmónica de París, que se basa en la práctica orquestal para niños entre 7 y 12 años en los barrios populares y que se extenderá por etapas de aquí a 2018. Quiero saludar a Jean-Claude Casadesus, pionero de la democratización de la música orquestal desde Lille.
Vamos a lanzar con Najat Vallaud-Belkacem en el próximo otoño una operación «artistas en la escuela», residencias de artistas que se instalarán en un centenar de establecimientos escolares. Se trata de abrir a los alumnos el horizonte más amplio y permitirles encontrarse, a largo plazo en torno a un proyecto de creación, con arquitectos, fotógrafos, artistas plásticos, novelistas, autores de cómics, realizadores, músicos, actores, titiriteros, directores, compositores, cineastas, cineastas.
Este dispositivo permitirá reafirmar la exigencia de la presencia del arte y de los artistas en la escuela. Sabemos que en esta materia hay que hacer más, en el corazón del tiempo escolar, donde se juega la igualdad de oportunidades, donde se juega la emancipación, allí debemos estar mejor y más presentes, a través de lo que se propone a los niños, a través de la formación de los profesores, a través de proyectos colectivos.
Queridos amigos, para concluir Europa por fin.
El referéndum que ha llevado a la salida del Reino Unido de la Unión Europea es portador de un mensaje cuyo alcance y consecuencias aún distan mucho de conocerse. Para quienes tienen en mente lo trágico de la historia, esta noticia entristece y asusta. Pero también debe hacernos más decididos.
El enfoque que da prioridad a la integración del mercado único, aunque a veces considere las protecciones nacionales de los derechos de autor o de la financiación de la creación como «obstáculos a la constitución de un mercado único», está anticuado.
Pero en el fondo lo sabíamos desde hace mucho tiempo. Nosotros, que teníamos que justificar siempre por excepción el apoyo al sector cultural. A defender la territorialidad siendo europeos convencidos, porque corresponde simplemente a los espacios culturales y lingüísticos en los que creamos. Cuantificar y sopesar el impacto económico de la cultura cuando su justificación principal no está allí.
Es la riqueza de Europa.
Durante el último año y medio, hemos conseguido que se nos escuche mejor, también desde la Comisión Europea. Veo en ello la prueba de que la determinación y la ambición política pueden dar sus frutos. El éxito de la lucha del Presidente de la República por la excepción cultural, con el apoyo de los profesionales, en el momento de negociar el mandato otorgado a la Comisión del Tratado Transatlántico fue también prueba de ello.
El pasado 25 de mayo, la Comisión Europea adoptó una propuesta de revisión de la Directiva sobre los servicios de medios audiovisuales que aporta respuestas alentadoras a las graves preocupaciones de Francia.
En otoño se debatirán los derechos de autor y la regulación de las plataformas, y Francia estará, como siempre, a la vanguardia de la ambición cultural, ya que el derecho de autor es la clave de la bóveda de la creación. No cejaremos en nuestro empeño y, por el contrario, defenderemos el derecho y la remuneración de los autores allí donde hoy las grandes plataformas capturan lo esencial del valor.
Nuestro rumbo es la diversidad cultural y no la uniformidad: debemos demostrar que la Europa de la creación, la promoción de su diversidad cultural y el diálogo entre sus pueblos y sus culturas es nuestro futuro común. Prueba de ello es el símbolo que fue la apertura de la Primavera de los Comediantes en Montpellier hace unos días por una obra de Goldoni, en la memorable puesta en escena de Georgio Strelher, «una cierta idea de Europa y del teatro, abierta y generosa» en palabras de Jean Varela.
Queridos amigos:
A través de una ley que defiende la libertad de creación - cuando todo nos dice que nunca se ha logrado - que garantiza la diversidad, que refuerza lo bello y lo duradero en el marco de la vida cotidiana, que protege nuestro patrimonio,
también a través de la perennización, gracias a un acuerdo responsable e histórico, de la intermitencia, hemos sabido colectivamente encontrar los medios de dar a la creación los medios de defendernos contra lo que no queremos ser y sobre todo de permitirnos ir hacia lo que queremos ser.
Es mucho pedirle, pero este ideal que lleva, lo hace sin esfuerzo, siendo ella misma, exigente y ambiciosa, pero también plural y orientada al futuro -fiel a lo que Francia ve en ella, siempre ha visto en ella.
Le doy las gracias.