Supe con gran emoción que Jean-Louis Martinoty nos había dejado.
El mundo de la Ópera llora la desaparición de aquel que se reveló muy pronto como uno de los mejores directores de Ópera de su generación : fue en 1975, en Estrasburgo, con El sueño de una noche de verano de Britten y La Périchole de Offenbach. Jean-Louis Martinoty se impondrá en toda Europa, en los escenarios de Londres, Bonn, Berlín, Karlsruhe, Innsbruck... Con su talento, supo hacernos redescubrir el repertorio barroco junto a los grandes directores de orquesta y los conjuntos musicales con los que trabajó.
Algunas de sus escenografías siguen siendo referencia. Sus Bodas de Fígaro en 2001 en el Théâtre des Champs Elysées, retomadas tres veces más tarde, permanecieron en la memoria de todos los apasionados del arte lírico.
Escritor apasionado de la música, Jean-Louis Martinoty fue también uno de los grandes directores de la Ópera de París, a la vez guardián de la tradición lírica y visionario abierto a la modernidad. Contribuyó a que la ópera Garnier se abriera al repertorio contemporáneo. Fue también uno de los primeros en solicitar a los artistas plásticos que imaginaran los decorados. Su pasión por el arte contemporáneo era conocida por todos.
Era de esos directores cuyo arte consiste en permanecer totalmente al servicio de las grandes partituras, dando a ver para permitirnos escucharlas mejor.
Expreso mi más sentido pésame a su familia y a sus seres queridos.