Su vida de cineasta y de artista se ha alimentado de encuentros
excepcionales, de las que dan una fuerza y un sabor tan singular a la
vida, de aquellas que crean estas «amistades fundamentales», que lleváis a
la pantalla proponiendo un extraordinario diálogo Césaire/Senghor. Aimé
Césaire precisamente, el gran poeta del Cuaderno de un regreso al país natal,
esta «Voz para la historia» para retomar vuestras propias palabras, a las que la
República rindió homenaje hace unas semanas, le dio
el deseo de llevar las culturas negras a la pantalla. Otras figuras usted tienen
despertado a las mil facetas del universo del cine: François Truffaut, bien
seguro, pero también Ousmane Sembene, Fritz Lang, Billy Wilder, Orson Welles,
Hitchcock. Son ellos los que te han hecho la cineasta reconocida y
distinguida por los festivales más grandes - de la Mostra de Venecia al
Festival Panafricano de Cine de Uagadugú (FESPACO), sin
olvidar el premio Orson Welles (1987) -, la primera directora negra en ser
producida por un gran estudio de Hollywood, la primera directora en tener
dirigido el mito Marlon Brando en Una estación blanca y seca (1989),
impresionado que fue por su compromiso y tenacidad en la lucha
por los derechos civiles.
Cuando solo tienes 24 años, tu primera película Rue Cases-Nègres
es un éxito, con diecisiete premios internacionales. Usted consigue
entonces el León de Plata en Venecia, el César de la Mejor ópera prima
en 1984 y el Premio del Público en FESPACO en 1985. En Martinica
años 30, se cepilla una crónica potente y realista, en la
gran tradición de las películas de época, donde el sacrificio de una abuela convive
el aprendizaje de los más jóvenes.
Toda la esperanza no es demasiado para ver el
siglo en frente», escribía Césaire en su presentación del primer número
de Trópicos en 1941, que funda con su esposa Suzanne. Mira el
siglo en frente, esto es lo que te llevó a conocer y filmar el
luchando por las libertades y los derechos que fue Nelson Mandela en 1995.
Mirar al mundo de frente es lo que hiciste en 2001 cuando
usted filmó el motín de la prisión de Attica y su represión (The
Killing yard). Mirar el pasado a la cara es lo que te llevó a
dirigir Trayectorias de disidentes, este raro documental que desvela
una parte de la historia oculta: la contribución de los jóvenes antillanos a la
defensa de Francia en la Segunda Guerra Mundial,
fuerzas del general de Gaulle. La película se proyecta en varias salas
ocasiones, especialmente en 2010, con motivo del 70º aniversario del llamamiento
del 18 de junio. En 2007, el telefilm que realizas sobre el poblamiento de la isla
de la Reunión, Las Novias de la isla Borbón, se inscribe en esta misma
requisito: llevar a la pantalla la historia negra demasiado tiempo relegada en
el olvido, a la imagen de esta niña negra de 5 años enfrentada a las barreras
discriminación en la América de los años 60 (Ruby bridges, 1999),
a imagen de esta Bessie Coleman, primera aviadora negra americana.
Todas sus películas encajan en esta doble dimensión, hasta el punto de
encuentro entre la memoria y las luchas del presente, en el punto de encuentro
entre la historia del pueblo negro y la lucha, siempre actual y sin cesar
contra la discriminación y la violencia racial.
El homenaje especial que le rinde hoy el Festival de
Cannes, así como la retrospectiva dedicada al MOMA
desde Nueva York y luego a Beijing a finales de año reflejan la admiración que
suscitar en muchos países, Ellos también revelan su radiación
y vuestro lugar en el cine contemporáneo, coronados por
numerosos premios y numerosos reconocimientos, marcados por su
compromiso en favor de la transmisión y la formación de los jóvenes
miradas, pero también de las conciencias de mañana, vosotros que habéis
2009, la madrina de los 20 años de la operación Escuela, colegio, liceo
cine».
Usted traduce en su mirada la idea querida a Edouard Resbaladizo de una
creolización del mundo que barre las «identidades-raíces» en beneficio de
«identidades-relaciones», de una creolización que llama «al encuentro,
la interferencia, el choque, las armonías y las disonancias entre
culturas», según sus propias palabras en el Tratado de Todo-Mundo
(1997). Esta idea la hago mía, a través del compromiso del Ministerio
de la Cultura y la Comunicación en el marco del Año de los
mar 2011, pero también en la idea de que llevo un modelo cultural
respetuoso de las diferencias, garantizando la expresión de todas las
culturas en la era de la digitalización y del entretenimiento globalizado. Es
¿por qué, querida Euzhan Palcy, esta noche quería rendirle homenaje,
expresar mi profunda admiración por su carrera. Yo también quería
a expresarle mi gratitud por su compromiso para que el
cine, este «espejo del mundo», sea también una herramienta para cambiar el mundo.
«Somos los que decimos no a la sombra», escribe Césaire en
Trópicos. Con sus películas y sus logros, usted pone una luz sobre el
mundo y su historia.