Con Lucian Freud, es uno de los más grandes creadores de la pintura europea que desaparece. Nieto del padre del psicoanálisis, Sigmund, el pintor británico deja tras de sí una obra inmensa reconocida por las mayores instituciones.
Compartía con Francis Bacon una estética de los cuerpos donde el figurativo sin concesiones sabía revelar la intimidad y la fragilidad del ser humano - en una línea digna del siglo XV flamenco y marcada por la influencia del expresionismo. La cosecha de retratos y desnudos, la elaboración de las texturas del pintor inglés han seducido a Francia y al mundo entero. Todavía se recuerda el éxito extraordinario de la retrospectiva que le fue dedicada en el Centro Pompidou en 2010 o el escándalo causado por el retrato de la reina Isabel.
En el recinto cerrado de su taller de Notting Hill, continuó hasta el final pintando la carnicería de los cuerpos y almas, la piel y las manchas de nuestra finitud.