La Presidencia francesa del G8 se congratula de la celebración en Aviñón los días 17 y 18 de noviembre de la primera reunión de los Ministros de Cultura y Propiedad Intelectual dedicada a los retos del futuro de la creación, que cuentan, junto con los de la libertad de expresión, entre los más cruciales para la entrada en la era digital.
Agradece su participación a los ministros de los 19 Estados representados
(Alemania, Brasil, Burkina Faso, Canadá, Corea del Sur, Sudáfrica,
República Árabe de Egipto, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón,
Marruecos, Polonia, Reino Unido, Federación de Rusia, Suecia,
Vietnam) así como los altos responsables de la Comisión Europea,
la OCDE, la OMPI y la UNESCO y los grandes testigos del mundo de la
cultura.
En estos tiempos de crisis económica internacional, el dinamismo de la creación
cultural es más que nunca un factor clave de crecimiento y de empleo; es
también un verdadero reto de civilización.
Por esta razón, la Presidencia francesa ha querido colocar esta
en la continuidad de la declaración de los Jefes de Estado y de
Gobierno en la cumbre celebrada en Deauville los días 26 y 27 de mayo, que permitió
lograr un consenso para la promoción de una internet responsable. Esta
la declaración señalaba, entre otras cosas, que:
Con respecto a la protección de la propiedad intelectual, en particular de los
derechos de autor, marcas registradas, secretos comerciales y
patentes, reconocemos que debemos establecer
legislación y marcos nacionales para mejorar su cumplimiento. Es
por qué renovamos nuestro compromiso de tomar medidas firmes
de los derechos de propiedad intelectual en el espacio ultraterrestre
digitales, en particular mediante procedimientos que permitan
infracciones actuales y futuras. Reconocemos que la aplicación efectiva
normas en materia de propiedad intelectual requiere cooperación
internacional adecuada entre las partes interesadas, con la participación del sector
privado. Estamos decididos a encontrar la manera de facilitar
acceso y una mayor apertura al conocimiento, la educación y la
cultura, en particular fomentando la innovación en el comercio electrónico
de bienes y contenidos, respetando los derechos de propiedad intelectual.»
Basándose en estas orientaciones acordadas al más alto nivel de los Estados del G8,
la Cumbre de Ministros en Aviñón permitió ampliar el debate más allá de los
miembros de este foro y ahondar en sus implicaciones,
aclaraciones de los ministros responsables de la cultura y de la propiedad intelectual.
De estos intercambios muy nutridos, marcados por el sentido de una responsabilidad
compartida con la creación y el futuro de la era digital,
Por su parte, la Presidencia francesa mantiene cinco convicciones firmes:
1. No puede haber creación ni diversidad cultural sostenibles sin un
derechos de autor que protege y remunera a los creadores.
La era digital ofrece grandes oportunidades para la creación artística
y la difusión de las obras, pero también plantea enormes desafíos para
reinventar sus economías y promover su diversidad.
Es haciendo vivir los principios del derecho de autor en este nuevo
contexto, es decir, garantizando una remuneración duradera de los creadores
y de sus sectores económicos, que estos retos podrán superarse. La
una gran diversidad posible de modos de gestión del derecho de autor, elemento
que determina su capacidad de adaptación, es en este sentido una oportunidad que debe
beneficiarse del dinamismo de la oferta cultural en línea y de los modelos
comerciales que la sustentan.
La creación debe ser reconocida como el recurso esencial de las industrias
culturales y las soluciones para una protección eficaz de los derechos
de autor en el entorno digital constituyen la condición
indispensable de la innovación creativa y de la diversidad cultural.
2. Una oferta legal diversificada de contenidos culturales en línea
ya está disponible: hay que darle todas las posibilidades
desarrollando la digitalización del patrimonio de manera ambiciosa y
responsable.
En los últimos años, el desarrollo de ofertas legales ha experimentado
progresos decisivos y demuestra que todos los agentes han integrado la
tecnología digital. Ya, en muchos países, millones de títulos
música están fácilmente disponibles en línea a un costo atractivo. En el
sector audiovisual, de la prensa y pronto del libro, por citar
algunos de los sectores afectados, multitud de ofertas aparecen
con ergonomías creativas y fáciles de usar, servicios relacionados
y de los principios de fijación de precios innovadores. Así se pasa una página
el pretexto de la indisponibilidad de las obras al amparo del cual se ha desarrollado el
piratería masiva ya no es necesario, un mercado eficaz que juega
este fin un papel determinante.
Ahora hay que aprovechar esta oportunidad para desarrollar la economía de la
cultura, garantizando al mismo tiempo una digitalización ambiciosa y responsable de
obras del patrimonio en particular. De la Biblioteca Digital
Europeana en la Biblioteca Pública Digital de Estados Unidos o en
la importante plataforma brasileña en la materia, esfuerzos decisivos son
comprometidos en este sentido. Los poderes públicos deben desempeñar
desarrollo de esta economía de la cultura. Las obras de
digitalización del patrimonio cultural y cualquier empresa de difusión
digital de la cultura deben seguir reglas de asociación equitativas
entre el sector público y los agentes privados, como lo ha marcado en Europa el
informe del Comité de Sabios para Un nuevo Renacimiento. Los servicios
culturales digitales deben desarrollarse con respeto y en asociación
con las instituciones culturales existentes. Museos, bibliotecas,
universidades deben aportar sus competencias a estos servicios y beneficiarse
gracias a ellos un aumento de sus recursos.
3. Iniciativas convergentes de aplicación en todos los continentes
de los derechos ya no se trata de saber si es urgente
reducir la piratería, pero cómo hacerlo mejor.
La respuesta graduada demostró su alcance pedagógico en Francia y en
Corea. De Chile a Nueva Zelanda o Reino Unido, muchos
iniciativas legislativas van en la misma dirección. En los Estados Unidos, el
Acuerdo firmado en julio de 2011 entre los operadores de comunicaciones
electrónicos y los actores de la economía cultural se basan también en
una acción concreta de sensibilización para luchar eficazmente contra el
intercambio ilegal de contenidos. En muchos países, desde España hasta
Noruega o Suecia, los esfuerzos se centran en el establecimiento de
medios legales eficaces para poner fin a las violaciones de los derechos de autor.
Todos estos enfoques son complementarios y merecen ser explorados en
paralelo, según la tradición jurídica de cada uno.
Su plena eficacia se logrará mediante la prevención, la educación y la
sensibilización del público, como en muchos países, por ejemplo
Alemania, Sudáfrica, Estados Unidos y Vietnam.
4. Esta amplia transición de la economía cultural es una responsabilidad
compartida de los poderes públicos, los ciudadanos, los derechohabientes y todos los
actores digitales.
Los ciudadanos, los derechohabientes y las empresas digitales tienen un interés
compartido bien entendido a esta economía de la oferta legal que se establece.
En lugar de la fuga de valor y el empobrecimiento de la creación
que implicaba la piratería, ahora podemos ver surgir una nueva
creación de valor compartido. Es una toma de conciencia que, después de
años de reticencias y malentendidos, se compromete ahora. Los
debates de los derechohabientes con los motores de búsqueda, en Europa y
tanto en Estados Unidos como en China, para que los ciudadanos sean dirigidos a
la oferta legal lo ilustra. Todos los actores merecen
participar, por ejemplo, a los anunciantes y proveedores de
soluciones de pago.
Paralelamente, los actores digitales, que se benefician de la difusión sobre
redes de obras culturales, deben comprometerse en la financiación de la
creación, ya sea mediante enfoques contractuales o mediante
iniciativas legislativas: más allá de la cuestión del acceso a las obras y de su
disponibilidad en línea, el principal desafío para el futuro de la creación en
la era digital afecta a las condiciones para el desarrollo de un
que asegura la constante renovación de esta creación en su
diversidad.
5. La consolidación de esta economía cultural del mañana exige más
cooperación entre todas las partes interesadas y la fuerte implicación de
organizaciones internacionales para que las políticas públicas
desarrollo de la economía creativa estén guiadas por
principios fundadores comunes.
El espacio sin fronteras de internet no está satisfecho con los enfoques
puramente nacionales que, aunque convergentes, siguen estando demasiado fragmentadas, y
se enfrentan a comportamientos de «paraíso digital» no
cooperaciones. Las cooperaciones internacionales como la que abre
cumbre ministerial son determinantes, que se inscriben en un marco
mundial o regional, en particular en la Unión Europea. A nivel
El derecho de autor es reconocido como un bien común del que la OMPI
ha recibido la misión de asegurar la promoción, que debe constituir un poderoso
estímulo para mejorar su reconocimiento y eficacia.
La seguridad jurídica que ofrece el marco internacional del derecho de autor es un
clave para desarrollar la economía cultural del mañana, que pasa a la
normas adecuadas que favorezcan también una competencia justa
entre los agentes económicos, nuevas tecnologías y modelos
de negocios innovadores. La cooperación entre los países del Norte y del Sur
con una importancia muy particular.
Además, en un período de cambio, el papel de las políticas públicas
indispensable para acompañar la creación. Las políticas y
cultura deben ser pensados y enmarcarse en un marco
internacional y consolidarse y considerarse una contribución
esencial para la creación, su circulación y su reparto. Es por esta
razón por la cual la cooperación internacional debe abarcar también
de experiencias y herramientas innovadoras de financiación de la creación, el intercambio
entre los Estados que permiten evaluar y desarrollar mejor dichas medidas
en interés de los creadores y de sus sectores económicos.
Más allá de las posibles diferencias de sensibilidad, está claro que
todos los recursos del derecho y de la tecnología deben movilizarse en
servicio de este objetivo común que es el futuro de la creación cultural en
el universo digital.
Fortalecida por estas cinco convicciones iluminadas por los debates celebrados en Aviñón, la
Presidencia francesa insta a sus sucesores a seguir trabajando
compartido sobre los temas del derecho de autor y la remuneración de la creación
en la era digital.