Me complace darle la bienvenida al Ministerio para ver a su lado el éxito de la misión de mediación entre editores, agencias y fotógrafos de prensa que lancé en junio de 2013, a petición de las agencias. Hoy se traduce en la firma del código de buenas prácticas profesionales en materia de utilización de fotografías de prensa.
Desde mayo de 2012 he recordado en numerosas ocasiones mi preocupación por la situación de los profesionales de la fotografía y, en particular, del fotoperiodismo. La fotografía, es un elemento esencial de la información al público. Es a menudo por la imagen que uno entra en un tema, que la atención del lector es atraída hacia el texto que lo acompaña. En un momento en que la prensa sufre, en parte, por su carácter indiferenciado con otros soportes de información, la fotografía de prensa es un medio de distinguirse, de realzar el valor del contenido informativo propuesto.
A pesar de esta importancia reconocida, las cifras muestran que la situación de la fotografía de prensa sigue deteriorándose. El 30% de las agencias fotográficas desaparecieron entre 2008 y 2012, mientras que el número de fotoperiodistas disminuyó en el mismo período en casi un 18%. El precio de las fotografías se ha reducido a cinco desde el año 2000.
Los fenómenos que explican esta situación son bien conocidos: utilización de fotografías amateur, recurso a los bancos de imágenes a bajo coste, aceleración del tiempo de información que incita a utilizar imágenes «en stock» en lugar de hacer un pedido, La crisis económica está bajando los precios. Ahora bien, la cuestión de las remuneraciones es esencial; lo digo hoy ante los editores: infrapagar a los fotógrafos por su trabajo y poner en peligro la profesión de fotoperiodista, es una estrategia a corto plazo, ya que acelera el círculo vicioso de pérdida de valor de la prensa si no se tiene cuidado.
En este contexto, he respondido positivamente a la solicitud del SAPHIR, el Sindicato de Agencias de Prensa Fotográficas de Ilustración y Reportaje, para confiar una misión de mediación al señor Francis Brun-Buisson, Consejero Principal del Tribunal de Cuentas, Saludo la perseverancia en este delicado trabajo para reunir todos los puntos de vista.
La mediación tenía por objeto que la profesión elaborase, bajo la égida de los poderes públicos, un código de buenas prácticas profesionales para frenar el deterioro del mercado de la fotografía de prensa. En efecto, he deseado que este código no se limite a las relaciones entre editores y agencias, sino que integre también las relaciones entre editores y fotógrafos independientes, porque este tema es un todo.
El alcance de la mediación abarcaba cuatro temas:
- las condiciones para establecer baremos razonables de remuneración,
- la estabilización de las relaciones comerciales, en particular en lo que se refiere a los pedidos y a los plazos de pago,
- el encuadramiento del uso de la mención «derechos reservados» (DR) gracias a una mejor definición del origen y de la firma de las fotografías,
- las medidas técnicas de protección para evitar la reutilización sin autorización ni limitación de las fotografías, en particular en Internet.
La elaboración de este código ha requerido varios meses de delicadas negociaciones bajo la asidua dirección de Francis BRUN-BUISSON, con la ayuda constante de la DGMIC, a la que también quiero felicitar.
Me complace celebrar con ustedes la conclusión de sus trabajos, aunque lamento, por supuesto, que la mediación sólo dé resultados parciales. Si bien se ha podido encontrar un punto de equilibrio entre las agencias y los editores de prensa, no se ha logrado del todo el objetivo de integrar a todos los fotógrafos de prensa en este proceso. Sólo está presente una parte de los representantes de los fotógrafos y, a este respecto, quiero saludar a la asociación PAJ, única organización de fotógrafos signataria del código y que ha participado con constancia en su elaboración.
Dejaré a M BRUN BUISSON la tarea de presentar la economía general del texto, pero quiero saludar los puntos que me parecen, personalmente, los más importantes: en primer lugar, el compromiso de reducir drásticamente la utilización de la mención «DR» en los casos en que se aplique realmente, indicando a partir de ahora, incluso si el autor de la fotografía es desconocido, el organismo de procedencia de la misma. Esto es importante para los fotógrafos y las agencias, simplemente es esencial para los lectores que tienen derecho a la información obtenida. El código representa también un avance en el reconocimiento de los metadatos asociados a las fotos, en la era de la nueva economía digital. Por último, un punto importante es la creación de un comité de seguimiento. Porque si la meditación resulta hoy en un éxito imperfecto es, creo, también porque el diálogo entre socios sigue siendo frágil. Existen desconfianzas por ambas partes. El comité de seguimiento permitirá reanudar los debates regularmente, lo que es primordial.
Pero si las organizaciones sindicales de periodistas y una organización profesional de fotógrafos, la UPP, han decidido quedarse al margen de la firma del código de buenas prácticas hoy, también porque lamentan que no haya abordado algunos temas que les preocupan.
El primer tema es la dificultad de obtener su tarjeta de prensa expedida por la Comisión de la Tarjeta de Identidad de los Periodistas Profesionales, integrada por representantes de los periodistas y de los editores.
Esta comisión, independiente de los poderes públicos, examina cada situación individual para comprobar si el fotógrafo obtiene el principal de sus recursos de editores o agencias de prensa, de conformidad con el Código del Trabajo. Ahora bien, cada vez más fotógrafos, habida cuenta de la caída de los precios, deben diversificar su actividad y ya no perciben, en consecuencia, una remuneración suficiente del sector de la prensa para poder obtener un mapa.
Esta cuestión es, desde mi punto de vista, absolutamente legítima. Pero es competencia de la Comisión de la Tarjeta, e incluso del Ministerio de Trabajo si fuera necesaria una modificación del Código del Trabajo. Por ello, no podía tratarse en el marco de un código de buenas prácticas.
Por otra parte, no era posible resolver en dicho código la cuestión de la naturaleza de la remuneración pagada a los fotógrafos, que puede ser un salario o derechos de autor, lo que los textos actuales no prohíben.
Por último, las organizaciones profesionales no firmantes piden encarecidamente la instauración de un sistema de cuotas de fotografías procedentes de fotógrafos de prensa profesionales o de agencias de prensa, que debe condicionar la concesión de ayudas a la prensa.
Como saben, la reforma de las ayudas a la prensa, cuyo decreto de aplicación se publicó el 23 de junio pasado, prevé un sistema innovador de condicionalidad de las ayudas, pero en un marco compatible con la libertad contractual de los actores: el incumplimiento de las cláusulas del Código de buenas prácticas podrá traducirse precisamente en una reducción de las ayudas. Es el sistema de malus. Ir más allá, sobre todo imaginar que la administración pueda controlar de cerca el contenido de los títulos para comprobar la cantidad y el tipo de fotografías publicadas, me parece poco compatible con el principio de independencia y libertad de prensa a la que estamos sujetos, Creo que todos atados.
He escuchado las peticiones de la profesión que no han encontrado solución en el marco de la mediación e invito a las organizaciones profesionales de periodistas y fotógrafos a proseguir el diálogo instaurado. Recuerdo que el código permanece abierto a la firma para las organizaciones que lo deseen hasta finales de 2015.
Por mi parte, también quería decirle que mi acción en favor del fotoperiodismo no se limita a la mediación que ha permitido llegar al código de buenas prácticas firmado hoy.
Así pues, les anuncio que el decreto por el que se fijan las condiciones para determinar el salario mínimo de los fotoperiodistas independientes previsto en el Código de la Propiedad Intelectual, se está transmitiendo, para opinión, al Consejo de Estado.
Este texto, que se ha debatido con todas las partes interesadas, define el marco de la negociación de un salario mínimo para el conjunto de los fotoperiodistas independientes y define la regla de cálculo de esta remuneración mínima para todas las formas de prensa. Es una garantía para la profesión y permitirá a los fotoperiodistas beneficiarse finalmente de los acuerdos colectivos celebrados sobre los derechos de autor de los periodistas de los que estaban excluidos de facto.
Por otra parte, deseo que los fotoperiodistas accedan más ampliamente al fondo de ayuda a la fotografía documental contemporánea creado hace algunos años en el seno del Centro nacional de las artes plásticas.
He pedido a la DGMIC y a la DGCA, junto con el nuevo Presidente del CNAM, que redefinan el alcance de este fondo y los criterios de elegibilidad para que los fotoperiodistas puedan acceder a él más ampliamente. La implementación de un premio o una beca puede ser una pista interesante.
Celebro una vez más el avance que representa la firma de este código de buenas prácticas profesionales para el conjunto de la prensa e invito a Francis Brun-Buisson a que nos presente, en pocas palabras, la economía general.