Los contratos territorio-lectura (CTL)
Creados en 2010, los contratos territorio-lectura (CTL) permiten iniciar asociaciones entre las colectividades territoriales y el Estado en torno a proyectos de desarrollo de la lectura.
El marco flexible de los contratos le permite adaptarse a contextos territoriales diversos y ejecutar proyectos variados, llevados a cabo por las bibliotecas de las colectividades territoriales. El CTL tiene por objeto responder a las necesidades identificadas por la comunidad en una fase de evaluación, al tiempo que se inscribe en las grandes orientaciones del Ministerio de Cultura en materia de políticas de lectura. Los contratos se basan en una cofinanciación entre la Dirección Regional de Asuntos Culturales (DRAC) y una o varias colectividades, así como en una metodología que incluye, en particular, un diagnóstico, la celebración periódica de un comité de dirección y una evaluación final.
Al 31 de diciembre de 2020, había 179 contratos en el Territorio. La mayoría de ellos se firman con una intermunicidad o un departamento, que constituyen escalones pertinentes para crear un efecto de palanca a nivel territorial. Se orientan prioritariamente hacia los territorios menos dotados, en particular los barrios de la Política de la Ciudad (QPV). Los CTL se firman generalmente para tres años con una financiación anual del Estado de una media de 19.700 € al año por contrato.
Los CTL permiten queacompañar y estructurar proyectos muy variados :
- creación de una red de lectura pública a escala intercomunal
- acciones dentro o fuera de las paredes destinadas a públicos distantes del libro
- desarrollo digital en un territorio, generalmente departamental
- acompañamiento de proyectos de construcción durante su fase de prefiguración
- experimentación con nuevos servicios o asociaciones
Objeto de una evaluación realizada en 2018 por la DGMIC/Servicio del Libro y de la Lectura, los contratos han sido identificados como una herramienta especialmente útil para apoyar y enmarcar acciones de creación de redes, en particular en el caso de las intercomunalidades que se apoderan de la competencia de lectura pública. Un proyecto de CTL bien pensado puede, en efecto, permitir la construcción de una política común entre los diferentes establecimientos de la intercomunicación.
Esta herramienta flexible se adapta a una gran diversidad de proyectos y territorios y permite, gracias a la experiencia de los DRAC y a la implicación de los profesionales de las bibliotecas, una potenciación de las comunidades en la lectura pública.