Señora Ministra, querida Emmanuelle Wargon,

Señor Presidente, querido Pierre-René Lemas:

Señoras y señores:

Estoy muy satisfecha, junto con la Ministra delegada encargada de la vivienda, de la presentación hoy de este informe sobre la calidad de las viviendas sociales. Es la culminación de un largo trabajo, iniciado en el otoño de 2019. Quisiera felicitar a todos los miembros del grupo de trabajo, representantes del mundo de la arquitectura y del mundo de la dirección de obra, cuya movilización ha sido ejemplar.

Naturalmente, la crisis sanitaria que atravesamos ha hecho su trabajo materialmente un poco más difícil. Pero ha sido también para vosotros - y es una dimensión que aprecio especialmente en el texto que acabáis de entregarnos - un tema de reflexión. El confinamiento al que todos nos hemos visto obligados ha sido una oportunidad para que cada uno de nosotros tome conciencia, con mayor intensidad que antes, del papel esencial que desempeña la vivienda en nuestro equilibrio de vida - de la necesidad de espacio que tenemos. Y en su informe ha tenido usted la preocupación de sacar todas las consecuencias prácticas de esta toma de conciencia.

Señoras y señores, el mundo del mañana lo queremos un poco diferente del de hoy: menos estrictamente técnico, más centrado en la persona humana, más atento a la naturaleza y a la historia. Más «habitable», en resumen. «Habitar» no es a vosotros a quienes voy a aprender cómo esta palabra ha vuelto hoy al gusto del día, porque responde a las aspiraciones de la época. «La casa es nuestro rincón del mundo», decía Gaston Bachelard, que usted cita en la conclusión general del informe.

Ahora bien, los que nos permiten habitar mejor el mundo, sentirnos bien, son los arquitectos.

La arquitectura no es un lujo: es la condición de una sociedad digna, floreciente, donde cada uno puede, literalmente, tener su lugar.

Sabemos que fue uno de los puntos de partida de esta misión, la ley ELAN, que implementó una reforma indispensable de la dirección de obra social, Al mismo tiempo, ha suscitado preocupación por el lugar que se seguirá dando al arquitecto y su obra maestra en la construcción de nuestro hábitat social. Ha podido resurgir, a veces, el temor de una vuelta a la lógica, «industrial», de los «grandes conjuntos».

Naturalmente, no se trata de ello, y este informe contribuirá - sin más cambios legislativos o reglamentarios - a reforzar el papel que debe desempeñar el arquitecto en la concepción de la vivienda social.

En efecto, sólo el arquitecto permite garantizar una visión de conjunto. Evitar el escollo de una construcción «elemento por elemento», basada únicamente en los imperativos cifrados. Por supuesto que también hay que velar por el gasto, por racionalizar los costes. Pero sin perder nunca de vista el objetivo: el ofrecer el mejor entorno de vida posible para los futuros habitantes.

Definir los criterios de calidad arquitectónica que pretendemos defender todavía nos llevará tiempo, pero el informe que hoy se nos presenta nos muestra el camino.

Nos lo muestra de la manera más pragmática y concreta posible.

Partiendo de la constatación del habitante. La vivienda, en particular la vivienda social, es hoy demasiado pequeña. Demasiado bajo: en 60 años los franceses crecieron 7 cm mientras que la altura bajo techo de los apartamentos disminuyó 27 cm! No suficientemente abierto al exterior. No suficientemente pensado en función de las realidades (climáticas) del territorio. Demasiado alejado de los transportes públicos y de las cuencas de empleo actuales. Mal adaptado al teletrabajo. Y raramente diseñado teniendo en cuenta las demandas de los habitantes.

De esta constatación insatisfactoria deduce usted una serie de criterios de calidad que no voy a recordar aquí en detalle.

Pero lo hacen mejor. Proponen un método. Estos criterios de calidad, usted preconiza que sean objeto de una experimentación a gran escala, sobre 50.000 viviendas situadas en todo el territorio. Este experimento nos permitirá obtener una visión precisa de lo que debe ser la vivienda social de hoy. Mediante el diálogo de todos los actores de la construcción de nuestro hábitat social. El objetivo a largo plazo es que las colectividades, los arrendadores sociales, los promotores, los planificadores, los establecimientos públicos, las empresas, los arquitectos e incluso los habitantes se pongan de acuerdo sobre el proceso detallado que debe aplicarse para realizar tales viviendas.

Este proyecto de experimentación lo retomamos por nuestra cuenta.

La MIQCP (misión interministerial para la calidad de las construcciones públicas), el PUCA (plan urbanístico construcción arquitectura) y la CAPA (ciudad de la arquitectura y del patrimonio) trabajarán con nosotros en los próximos meses para poder lanzar una convocatoria de manifestaciones de interés este verano, con el objetivo de conservar los distintos lugares de experimentación a finales de año, y así lanzarlos en la primavera siguiente.

El objetivo de esta experimentación, así como el trabajo de investigación y desarrollo que se llevará a cabo en paralelo asociando diferentes competencias (relacionadas con la concepción y la sociología)es llegar a la visión más compartida posible de lo que debe ser la calidad de una vivienda.

Al mismo tiempo, deseo que el Ministerio de Cultura trabaje, siguiendo el modelo de «un edificio, una obra», en cartas de compromiso voluntarias con los promotores y los donantes sociales. Estas cartas permitirán garantizar, lejos de las normas y obligaciones homogéneneas, una misma calidad de vivienda pero contextualizada, para cada tipo y modo de construcción y cada perfil de sus habitantes. Este es el sentido mismo de la ley de 1977: pero hay que adaptarla a las nuevas exigencias y a los nuevos modos de elaboración del hábitat social.

Por último, lanzaremos en cada región, como usted preconiza, un observatorio de la calidad de la vivienda, asociando universitarios y usuarios. Podría ser llevado por los CAUE (consejos de arquitectura, urbanismo y medio ambiente), siguiendo el modelo del ya desarrollado por los CAUE de Île-de-France. Estas estructuras permitirán documentar y seguir a lo largo del tiempo los resultados de esta política de elaboración de un hábitat social de calidad.

Señorías, se ha podido temer que las medidas de simplificación que afectan al permiso de construcción signifiquen un retroceso del lugar de los arquitectos. Me parece que no les impiden, en un marco que hay que renovar, defender su valor añadido, que es la concepción de un marco de vida armonioso, que nunca se reduce a un conjunto de normas y de limitaciones materiales que hay que respetar.

Decisivo en este sentido es el gran trabajo de las rehabilitaciones. Son ellas las que permitirán, en primer lugar, la producción sobria y sostenible de viviendas en los próximos años. Las competencias de los arquitectos y su capacidad para garantizar la calidad de la vivienda son tanto más indispensables cuando los lugares en cuestión no han sido concebidos para la vivienda.

Velaremos también por la continuidad de la implicación del arquitecto en todo el proceso de la construcción, de su acompañamiento de las colectividades muy tempranas, en la fase de concepción de los proyectos, hasta la fase de construcción. En particular, estamos trabajando en un decreto de aplicación de los artículos 1 y 3 de la Ley de 1977 para reafirmar estos principios que permiten al arquitecto asumir plenamente la responsabilidad de interés general que le confiere la ley. También pediremos a la MIQCP que mejore su documentación para que se precisen todas las misiones que pueden confiarse a un arquitecto y sus modalidades jurídicas.

También debe reconocerse mejor el valor del arquitecto en la cadena de producción y, en particular, su capacidad de innovación. Debemos reflexionar sobre una evolución del modo de remuneración del arquitecto, que se basaría, no ya en un porcentaje de los trabajos, sino en el valor añadido al proceso de construcción. Con la ayuda de las ENSA (Escuelas Nacionales Superiores de Arquitectura) se emprenderá un estado del arte de la innovación arquitectónica.  Los trabajos realizados en el marco de la estrategia de aceleración de las ICC (industrias culturales y creativas) permitirán también avanzar en la protección intelectual y la valorización de la innovación arquitectónica. La creación de un observatorio económico del sector de la arquitectura nos permite comprender mejor los retos y las mecánicas de este sector de innovación.

La enseñanza de la arquitectura en su formación inicial debe adaptarse también a las evoluciones de la sociedad y a las necesidades de la profesión, como ya lo ha sabido hacer en el pasado integrando los retos medioambientales y las especificidades de la rehabilitación. En el informe se señalan algunas deficiencias en los conocimientos jurídicos, financieros y técnicos, y permitirán a los arquitectos estar aún mejor preparados para el ejercicio concreto de su oficio, especialmente en lo que se refiere a las implicaciones de la transición energética.

La integración de estas nuevas enseñanzas deberá, por supuesto, concebirse en una visión global de la evolución de la pedagogía en la escuela de arquitectura. Se ha identificado claramente la cuestión del impacto de la carga de trabajo y del confinamiento prolongado en la salud de los estudiantes. Por otra parte, se ha creado un grupo de trabajo que asocia a los elegidos estudiantes, directores, personal administrativo y profesores de los ENSA. Debe proponer un plan de acción para la primavera. También he decidido poner en marcha una misión de inspección del IGAC sobre este tema, que incorporará las conclusiones de dicho grupo de trabajo.

Estimado Pierre-René Lemas, queridos Marie-Hélène Badia y Hervé Fontaine, queridos miembros del grupo de trabajo, pueden contar con mi determinación de promover, junto al ministerio encargado de la vivienda, la concepción pragmática y ambiciosa, que ustedes defienden de la vivienda social - y yo diría del hábitat en sí. 

El primer paso, ya lo he dicho, es el de la gran experimentación que van a lanzar en las próximas semanas.

Nos vemos en unos meses para hacer un primer balance de etapa. 

Le doy las gracias.