Señoras y señores parlamentarios:
Señoras y señores presidentes:
Señoras y señores:
Queridos amigos:
«¿Qué seríamos sin la ayuda de lo que no existe? » preguntó Paul Valéry en su hermosa Carta sobre los mitos, hace 90 años.
¿Qué seríamos si solo existiera el mundo material, el mundo funcional, el mundo de las cosas y de los hechos; sin nadie para darle forma, armonía, sentido, colores?
¿Qué seríamos, en otras palabras, sin los artistas, los autores, los creadores?
Lo que hacen no es «útil». Es indispensable.
Desde mi llegada a la rue de Valois, afirmé inmediatamente mi voluntad de situar a los artistas y a los creadores en el centro de la política cultural.
Esta nueva perspectiva es una necesidad. Desde hace años, el Ministerio se ha centrado en las cuestiones de educación, difusión y conservación, dejando con demasiada frecuencia a los artistas autores al margen de las políticas públicas.
Hoy quiero devolverlos al centro.
Porque las primeras misiones del ministerio, las que mandan todas las demás, es dar a los artistas-autores los medios para crear y garantizarles la libertad de hacerlo.
Crear supone una cierta capacidad de resistencia al aire del tiempo. Se trata de obtener todo lo que la sociedad naturalmente tiende a no conceder.
Todas las cosas que son necesarias para la creación: la libertad, el tiempo, la soledad; y, por supuesto, el justo reconocimiento de los artistas y creadores y la justa remuneración de su trabajo.
Sin duda conocen la frase que se atribuye a John Steinbeck: «El oficio de escritor hace aparecer el de jockey como una situación estable». Esta afirmación se aplica naturalmente a todos los artistas-autores.
Por supuesto, ninguno de ellos abrazó esta carrera por la seguridad en el empleo o el seguro del mismo cheque al final del mes. Eligieron la libertad, con la parte de incertidumbre y riesgo que implica. Viven con la idea de que el fracaso es posible. Que cuando se trata de creación, nada sucede como se esperaba. Que el éxito es aleatorio. Y esto lo aceptaron desde el principio.
Desde mi nombramiento, hace más de un año, me he desplazado mucho al encuentro de los artistas-autores. Porque creo en el intercambio y en el diálogo. Creo en la acción en el tiempo largo. Creo que las soluciones concretas, eficaces, se construyen progresivamente con los interesados. No una explosión permanente, sino la escucha, un método y resultados. Es la condición misma del cambio.
Mi responsabilidad es también poner a todos los actores alrededor de una misma mesa y asegurarme de que se hablan y se escuchan. Nada bueno saldrá de un enfrentamiento entre los artistas-autores y los demás actores del sector - pienso en los que los acompañan en su proceso creativo, en los que aseguran la difusión de las obras.
Nadie puede ignorar que el acto de creación se inscribe en una cadena de la que cada eslabón tiene una utilidad. Si no avanzamos juntos, todos perderemos.
Debemos reconocer mejor el lugar que ocupan los artistas autores en las ramas de creación y hacer que aumente el valor de estas ramas.
Unos meses después de mi llegada a la calle de Valois, le pedí a Bruno Racine no sólo que hiciera un diagnóstico sobre la situación de los artistas autores en nuestra sociedad, sino que también formulara propuestas.
Quiero darle las gracias por su excelente trabajo, así como a Noël Corbin, Céline Roux y Bertrand Saint-Etienne, que participaron de manera decisiva.
Apenas entregado, el informe de Bruno Racine se hizo público. En efecto, deseaba que todos pudieran hacerse cargo de esta contribución. Hay que reconocer que las reacciones han sido numerosas, los debates nutridos, las reacciones a veces incluso excesivas. Esto puede ser el arte de ser francés. Pero definitivamente así es como avanzamos, como construimos juntos.
El Presidente de la República recordó muy recientemente en Angulema su preocupación por la situación de los artistas autores. Afirmó que debemos proteger mejor, acompañar mejor en sus derechos y en su cotidianidad a las mujeres y a los hombres que han decidido crear y que a veces se encuentran en situaciones de gran precariedad.
Hoy ha llegado el momento de la acción. Las buenas intenciones ya no bastan. Está listo un plan de acción para los artistas autores.
Está destinado a todas y todos:
- a esa compositora o escultora que no puede obtener una plaza en el pesebre, por no ser asalariada;
- a este pintor, que hoy expone gratuitamente sus obras, sin respetar el derecho de representación;
- al poeta que interviene en una escuela pero que tiene dificultades para comprender los dispositivos que le permiten ser remunerado;
- a los artistas plásticos, a los escultores, a los fotógrafos, a los dibujantes, a los guionistas ... pero no podré citarlos a todos.
Mis propuestas persiguen cuatro objetivos principales:
- En el plano social: quiero garantizar y desarrollar lo que llamaré los derechos sociales fundamentales de los artistas-autores.
- En el plano económico, deseo que el poder público asuma su papel de mediador para acompañar la evolución de los modelos. Pero también deseo que el Estado sea ejemplar cuando se trata de garantizar los derechos económicos de los artistas autores.
- Para llevar a cabo todas estas obras, vamos a dar a los artistas autores los medios para estar mejor representados, mejor asociados a las reflexiones y negociaciones sociales que les conciernen directamente.
- Por último, el Ministerio de Cultura debe repensar su organización y dotarse de herramientas de análisis y seguimiento pertinentes y eficaces para acompañar a los artistas y a los autores.
1. En el plano social, en primer lugar, quiero garantizar y desarrollar los derechos sociales fundamentales de los artistas autores.
Los artistas autores deben gozar de derechos aplicables y respetados.
No es el momento de hacer observaciones y análisis.
Hoy sabemos que sus derechos sociales no los protegen suficientemente. Están debilitados por unas condiciones de creación que se han modificado ampliamente en pocos años.
El papel del Estado es dar respuestas.
Desde hace muchos meses, los servicios del Estado reúnen al conjunto de las asociaciones profesionales y los sindicatos, en el marco de una concertación sobre las cuestiones sociales.
Tras un intenso diálogo interministerial, se presentará rápidamente un decreto a los artistas en el marco de esta concertación.
Reflejará con mayor pertinencia la realidad y la diversidad de sus ingresos. Simplificará la apertura de derechos sociales. Este decreto evitará, en particular, que un gran número de creadores queden incluidos en varios regímenes de protección social, lo que es por naturaleza fuente de complejidad.
Dos aplicaciones concretas son:
- el ámbito de las actividades principales se ampliará, incluyendo en particular la dirección de colección, tal como me había comprometido;
- el límite máximo de ingresos procedentes de actividades accesorias se incrementará en un 50 % con respecto al límite máximo actual.
Es un gesto importante que demuestra las opciones voluntaristas del Gobierno en favor de los artistas autores.
Paso ahora al tema de las pensiones.
El decreto, largamente esperado, relativo al RAAP, el régimen de jubilación complementaria obligatoria de los artistas autores, entrará en vigor muy rápidamente. Traducirá los términos de la concertación iniciada a petición mía y que ha asociado a artistas-autores y productores en los sectores audiovisual y cinematográfico. Permitirá que los productores se hagan cargo de una parte de las cotizaciones salariales.
Por otra parte, conozco las numerosas preocupaciones suscitadas por la reforma de las pensiones que actualmente se debate en la Asamblea.
En primer lugar, deseo subrayar que el proyecto de ley por el que se establece un sistema universal de jubilación presentado por el Gobierno prevé disposiciones adaptadas a los artistas autores.
A partir del texto inicial, estaba prevista la asunción por el Estado de la parte patronal del conjunto de los ingresos artísticos. Sin embargo, las consultas con los artistas autores en las últimas semanas han puesto de manifiesto la necesidad de adaptar aún más el texto.
Debemos ser capaces de tener más en cuenta la gran variabilidad de los ingresos artísticos de un año a otro, y la existencia de dispositivos particulares de asunción de las cotizaciones salariales. También debemos estar atentos a la situación de los sistemas de pensiones complementarios propios de cada rama profesional.
Gracias a las consultas, el Gobierno ha querido completar el proyecto de ley.
Estas son las evoluciones que he querido llevar:
- Se preverá un dispositivo de nivelación de los ingresos. Debe permitir que los artistas autores se beneficien de la cuota patronal, incluidos los años en los que sus ingresos les habrían hecho perder esta ventaja. Este dispositivo se inscribirá en el proyecto de ley de finanzas para la seguridad social;
- Se mantendrán ciertos dispositivos de asunción de una fracción de la parte salarial por terceros, como el de Sofía para el libro, o el que establecemos para el audiovisual y el cine con el decreto RAAP;
- El Gobierno ha presentado una enmienda al proyecto de ley de pensiones en este sentido, remitiéndose a una ordenanza específica;
- Las actuales tasas de cotización se mantendrán para los artistas autores cuyos ingresos superen el límite máximo de la seguridad social. Gracias a este dispositivo, no habrá reducción de la adquisición de derechos para las y los que tienen ingresos superiores a este límite;
- El IRCEC, fondo complementario de pensiones para artistas autores, seguirá existiendo después de 2025. Este es el sentido de una enmienda al proyecto de ley que el ponente acaba de presentar. Deseo reiterar que todas las reservas que existen en el seno de las cajas autónomas seguirán perteneciendo a quienes las han constituido.
Por último, quiero tranquilizar a los artistas-autores que tienen a la vez ingresos asalariados y ingresos artísticos.
El texto actual prevé que la asunción por el Estado de la parte de cotización patronal, dentro de un límite máximo de seguridad social, se aplique independientemente del importe de los ingresos salariales; siempre que la suma total de los ingresos sea inferior a tres veces el límite máximo de la seguridad social - que es el límite de derecho común del futuro régimen universal de pensiones.
Más allá del tema de los retiros, otros expedientes importantes para la situación social de los artistas autores deben llegar en los próximos meses:
- Espero que podamos completar la fusión de la AGESSA y la Casa de los Artistas antes de finales de 2020;
- También deseo finalizar nuestras conversaciones con el Ministerio de Educación Nacional y Juventud sobre la remuneración de los artistas autores cuando intervienen en el ámbito escolar. En este sentido, quiero dar las gracias a Jean-Michel Blanquer y a toda su administración por su escucha y movilización sobre este tema.
Estos trabajos, como todas las propuestas que les presento esta mañana, deberán llevarse a cabo con método y eficacia. Estaré muy atento al cumplimiento del calendario.
Estas son las medidas estructurales que se adoptarán para reafirmar los derechos sociales fundamentales de los artistas autores.
Antes de cerrar el capítulo social de mis propuestas, quiero evocar con ustedes la Agessa.
Algunos autores creyeron de buena fe que habían cotizado una vez al Agessa para su retiro.
Hoy en día algunos artistas-autores descubren que les faltan años de cotización, y que por ello tienen una pensión reducida.
Esta situación era conocida desde hace varios años y solo se ha tratado estructuralmente desde el 1er enero 2019, gracias a la transferencia de la recaudación de cuotas al Acoss.
Lamento, evidentemente, estas carencias, estas deficiencias que generan dificultades personales para los artistas autores.
Muchos de los afectados han sido incitados a afiliarse a la Agessa. Hay que reconocer que los relanzamientos realizados desde 2015 no han tenido el éxito esperado. Entre 2016 y 2018 también se puso en marcha un plan de aportaciones no obligatorias.
En 2016, el Gobierno abrió la posibilidad de regularizar las cotizaciones al seguro de vejez prescritas, a fin de reconstituir la carrera de los artistas autores y restituirles equitativamente sus derechos.
Para el futuro, el Gobierno ha remediado esta situación inaceptable transfiriendo el cobro de esta cotización a la Urssaf y afiliando a todos los autores a la seguridad social desde el primer euro, de manera automática.
Sin embargo, no ignoro la consternación de las personas que hoy se enfrentan a esta situación. Deseo que sus peticiones sean tratadas con rapidez, eficacia y benevolencia. Para ello, pido a la Agessa que cree una célula de acompañamiento que trate caso por caso las situaciones individuales. Deseo ser informado regularmente de las consecuencias que se darán de este modo, para asegurarme de que las respuestas aportadas por la Agessa a los artistas-autores en dificultad son adecuadas. Próximamente hablaré con mi nuevo colega Olivier Véran sobre este tema.
Paso ahora a la segunda parte de mi plan de acción.
2. Debemos hacer evolucionar los modelos para mejorar la situación económica de los artistas autores.
El papel fundamental del Estado es ser el garante del derecho de autor, cuyos principios esenciales son, por lo demás, de orden público. El objetivo de los derechos de autor es proteger el vínculo entre el autor y su obra. Proteger al creador, porque es él quien está en el origen de la riqueza resultante de la explotación de su obra.
En la actualidad, la distribución del valor entre los creadores de los contenidos culturales y los que los difunden o los producen sigue siendo desequilibrada. Pienso, por ejemplo, en grandes actores digitales que generan grandes ingresos sin contribuir ni a la financiación de las obras que difunden, ni a la remuneración de sus creadores. Eso no es aceptable.
Como ustedes saben, bajo el impulso del Presidente de la República, todo el Gobierno se movilizó en la batalla por la adopción de la directiva sobre el derecho de autor el año pasado. Hemos luchado para que, ante esta evolución de las relaciones de fuerza entre los actores, se reconozca a nivel comunitario la remuneración proporcional de los artistas autores. Es una gran victoria colectiva, en la que Francia ha desempeñado un papel motor y decisivo.
Más allá de la consagración de este principio, esta directiva comporta avances muy concretos en beneficio de los artistas autores. Se incorporarán, para los artistas autores dependientes de estos sectores, en el proyecto de ley relativo a la comunicación audiovisual y a la soberanía cultural en la era digital que defenderé en el Parlamento en las próximas semanas:
- Este proyecto de ley incorporará en nuestro derecho obligaciones reforzadas de transparencia en la rendición de cuentas. Esta obligación afectará en particular a las plataformas. Un compositor, al igual que un intérprete, podrá saber cuántas veces su música ha sido escuchada en «flujo»;
- El proyecto de ley consagrará la posibilidad de que todo autor solicite la rescisión de pleno derecho de todo o parte del contrato en caso de ausencia total de explotación de su obra;
- También introducirá un mecanismo de reajuste de la remuneración de los artistas autores, en los casos en que la remuneración inicialmente acordada en el contrato sea desproporcionadamente baja en relación con los ingresos obtenidos de la explotación de la obra.
Además, este proyecto de ley permitirá imponer a las plataformas el respeto del derecho moral. Impedirá los intentos de eludir este aspecto esencial del derecho de autor «a la francesa»; pienso en particular en la cuestión del «montaje final» en buen francés («final cut»).
En términos más generales, el informe de Bruno Racine ha puesto de relieve la espinosa cuestión de compartir el valor.
Hago un llamamiento a los actores de los diferentes sectores creativos para que aprovechen esta oportunidad, se reúnan y encuentren los medios para acceder a soluciones satisfactorias para todos.
En mi opinión, se trata de responder a dos retos: en primer lugar, reforzar las cadenas de creación para generar más valor y, en segundo lugar, distribuir este valor de manera equitativa entre todos los actores.
Estas cuestiones se plantean de manera singular para cada sector de la creación artística. No tendría sentido querer dar una respuesta global, única y uniforme tanto al sector del libro, de la música, de las artes visuales, como del audiovisual y del cine.
El Ministerio de Cultura asumirá plenamente su papel de mediador. Pero no le corresponde sustituir a los actores del sector, que deben actuar con responsabilidad.
Creo que mi función es velar por que estos debates se celebren en un marco constructivo, pacífico y con un calendario determinado.
La reestructuración de las modalidades de reparto del valor no debe quedar en letra muerta. Lo que está en juego es la mejora de las condiciones materiales de creación de los artistas autores, así como el legítimo reconocimiento de su trabajo.
En este debate se planteará la cuestión del justo equilibrio entre la remuneración del acto inicial de creación y la participación del artista-autor en los ingresos de explotación. A esta compleja ecuación se añaden numerosos factores: el de la necesaria asunción de riesgos que concierne tanto al creador como a su productor o difusor. Pero también el del volumen y la diversidad de la producción, íntimamente vinculados a la salvaguardia de nuestra excepción cultural. La eficacia y la adecuación de las políticas públicas con estos nuevos modelos también deberán ser cuestionadas.
Todos estos temas deben debatirse en cada sector mediante negociaciones colectivas.
La posibilidad de ampliar los acuerdos concluidos, que ya existe en algunos sectores (libro, cine y audiovisual), podrá examinarse para que se aplique a otros sectores o a otros temas.
Para alimentar este debate que deseo, pediré al Consejo Superior de la Propiedad Literaria y Artística (CSPLA) que evalúe la conveniencia de enmarcar el contrato de encargo en el Código de la Propiedad Intelectual y en el Código de la Seguridad Social. Si procede, se pronunciará sobre las modalidades de su aplicación en diferentes sectores de la creación.
El contrato de encargo debe ser una herramienta de protección de los creadores y no un cuestionamiento de los derechos de autor.
Este es el marco en el que las negociaciones deben iniciarse lo antes posible.
Proteger mejor a los artistas-autores es también velar por que estén formados en los aspectos económicos y jurídicos de sus futuras carreras. Es esencial que todos conozcan la organización económica de su sector, sus derechos y las oportunidades que ofrece nuestro sistema.
Así, el próximo contrato de objetivos y rendimiento de La Fémis preverá un enriquecimiento del currículo de los estudiantes en este sentido. Esto ya sucede en varias escuelas superiores de arte.
Procuraremos generalizar rápidamente este tipo de módulos de profesionalización en todas las escuelas de la enseñanza superior Cultura.
Si se conocen mejor, los derechos fundamentales de los artistas autores se aplicarán mejor y serán respetados por todos.
Paso ahora a la acción que va a llevar a cabo el Estado para reforzar su apoyo económico a los artistas autores.
Este apoyo aumentará, en el sector del libro, mediante el desarrollo de las ayudas concedidas a los autores. El Presidente de la República ha recordado este compromiso en el festival internacional del cómic en Angulema.
El CNL ya ha iniciado este proceso. Así, entre 2017 y 2018, las ayudas directas a los autores aumentaron un 20% y, de nuevo, un 21% el año pasado, alcanzando los 3,4 millones de euros. Este esfuerzo debe continuar en los próximos años a un nivel significativo. La asignación de 1 millón a 1,5 millones de euros adicionales me parece deseable a partir de 2020.
Los autores de libros no son los únicos afectados:
- La música tiene ahora su centro nacional. A partir de 2021, el CNM dispondrá de programas de ayudas dedicados específicamente a los artistas-autores.
- Lo mismo sucederá con las artes visuales en el Centro Nacional de Artes Plásticas (CNAP), los autores dramáticos en el Centro Nacional de Artes del Circo, de la Calle y del Teatro (ARCENA) y los coreógrafos en el Centro Nacional de la Danza (CND).
- La revista general de ayudas a la que el Centro Nacional de Cine (CNC) este año será también una ocasión para examinar la conveniencia de conceder más ayudas directas a los autores, pero también para supeditar las ayudas a la producción a un presupuesto mínimo consagrado a la escritura de las obras y al desarrollo.
También apoyo la recomendación de Bruno Racine de organizar en Francia una gran manifestación de promoción del arte contemporáneo. He confiado esta medida a la Presidenta del Palacio de Tokio, Emma Lavigne.
Del mismo modo, el pago de las ayudas públicas debe condicionarse al respeto de las normas y buenas prácticas que afectan a los artistas autores, ya se trate, por ejemplo, de las cuestiones de remuneración o del lugar que ocupan las mujeres.
El Estado también debe ser ejemplar en materia de derecho de representación. Próximamente dirigiré una carta a los establecimientos públicos del Ministerio de Cultura y a las Direcciones regionales de Asuntos Culturales (DRAC) para recordar la necesidad de respetar este principio, que no es facultativo.
No obstante, ya se han adoptado medidas para favorecer la correcta aplicación del derecho de representación. Las ayudas públicas abonadas por el CNL para «BD 2020» en beneficio de los festivales de cómic están condicionadas al pago de este derecho en el marco de las exposiciones.
Por último, para finalizar la estructuración del sector de las artes visuales, marcada el año pasado por la creación del Consejo Nacional para las Profesiones de las Artes Visuales (CNPAV), deseo que se estudien las modalidades de creación de un mediador para las artes visuales. También trabajaremos, junto con el Consejo de Territorios para la Cultura, en el 1% artístico y el programa «Un edificio una obra».
Una última palabra, para hablarles del noveno arte y de la cuestión de las dedicatorias.
Los debates, las lecturas y los talleres en los que participan los autores de cómics enriquecen la relación con el público y la calidad de los festivales. Por eso deseo que los festivales se comprometan en una programación que dé más espacio a la participación de los autores.
A partir de 2020, las manifestaciones de BD acompañadas por el Centro Nacional del Libro (CNL) se propondrán una asociación plurianual destinada a densificar su programación cultural. Para las manifestaciones que se comprometan en esta asociación, el CNL asumirá una parte del importe que se pagará a los autores por las actividades artísticas de dedicatorias, sobre la base de un tanto alzado diario.
Excepcionalmente, en el marco de BD 2020, el CNL propondrá también a los editores y libreros que invitan a autores a los festivales asociados del CNL a asociarse a una medida de cofinanciación de la actividad artística de dedicación.
Es una mano tendida del Estado para experimentar nuevos modelos antes de sacar las consecuencias.
3. Para llevar a cabo todas estas obras, vamos a dar a los artistas autores los medios para estar mejor representados, mejor asociados a las reflexiones y negociaciones que les afectan directamente.
Esta pregunta es central. Condiciona nuestra capacidad colectiva para responder a las dificultades económicas y sociales de los artistas-autores.
Es indispensable que la totalidad de las ramas de la creación disponga cuanto antes de una representación de los autores que sea legítima e indiscutible.
Para que las especificidades de los artistas-autores sean escuchadas en las reformas sociales actuales y futuras, necesitamos una instancia transversal de diálogo social: es la idea del Consejo nacional de los artistas-autores propuesta por Bruno Racine.
En este órgano, la representatividad se basará en los criterios más pertinentes para cada oficio y tendrá en cuenta la contribución a la creación, que puede variar de una disciplina a otra.
Deben celebrarse elecciones lo antes posible en todos los sectores en que ello resulte oportuno. Deseo que se fije como objetivo el segundo semestre de 2021.
Los representantes así elegidos serán los interlocutores privilegiados del poder público en cuanto se pongan en marcha grandes obras sociales.
Esta representación no excluye, evidentemente, a las entidades de gestión colectiva, que seguirán teniendo su lugar. Desempeñan un papel esencial en la defensa de los intereses materiales y morales de los artistas-autores.
Por consiguiente, estos socios indispensables seguirán participando, junto con el conjunto de las partes interesadas, en las negociaciones relativas a la remuneración y a las condiciones de trabajo de los artistas autores.
Es mi responsabilidad hacer que todas las competencias se reúnan en torno a la mesa, que se escuchen todas las reivindicaciones.
También estaré atento a la cuestión de la financiación de las organizaciones representativas. Defender los intereses de los artistas-autores requiere tiempo y recursos.
Pero no estoy a favor de la idea de una financiación obligatoria por parte de las entidades de gestión colectiva. Por consiguiente, habrá que reflexionar para encontrar soluciones satisfactorias y duraderas. Hago un llamamiento a todos los actores para que actúen con responsabilidad en este asunto.
Conozco las expectativas de los artistas-autores en materia de representación. Debemos ser voluntarios, eficaces y decididos.
Habida cuenta de la complejidad de este tema, el calendario que se nos impone es el siguiente: los servicios del Ministerio de Cultura trabajarán con el Ministerio de Trabajo - cuyo compromiso sobre esta cuestión -- celebro con el objetivo de llegar a un dispositivo jurídico estabilizado a finales del año 2020. De este modo, los textos necesarios podrán elaborarse lo antes posible.
En espera de la designación efectiva de los representantes de los artistas autores para todos los sectores, propongo que el actual grupo de concertación social siga siendo el foro en el que se debatirán los distintos trabajos sociales en curso.
4. El último capítulo que me queda por presentar se refiere a la evolución de la organización del Ministerio de Cultura, al servicio de un pilotaje y un seguimiento más eficaces de la situación de los artistas autores.
Son muchos los artistas autores que me comunican su impresión de que en el Ministerio de Cultura su palabra no tiene eco. Que su palabra se pierda, a falta de un punto de anclaje bien identificado.
Sin embargo, todo el ministerio está escuchando, pero también somos conscientes de nuestras dificultades para comprender las problemáticas que afectan al conjunto de los artistas-autores.
El Ministerio de Cultura, su administración central, sus servicios descentralizados (los DRAC), y todos sus operadores deben, pues, hacer evolucionar su organización. Por eso he deseado que esta cuestión sea objeto de una atención especial en el plan de transformación ministerial que he iniciado - y que entrará en vigor antes del verano. Se trata de renovar nuestra mirada, nuestra escucha, nuestras prácticas para reforzar nuestro vínculo con los artistas autores y acompañarlos mejor en sus trayectos.
A partir del 1er septiembre próximo, cada operador sectorial será dotado de un «referente artistas-autores». Algunos ya lo son. Pero todos se verán afectados: el Centro Nacional del Libro (CNL), el Centro Nacional de la Música (CNM), el Centro Nacional de la Danza (CND), el Centro Nacional del Cine (CNC), el Centro Nacional de las Artes Plásticas (CNAP) o el Centro Nacional de las Artes del Circo, de la calle y del teatro (ARCENA).
Este referente sectorial, familiarizado con las condiciones de creación, será el interlocutor dedicado de los artistas-autores. Su misión será informarlos y orientarlos para encontrar las respuestas más adecuadas y eficaces. Porque los operadores del Ministerio de Cultura tienen también la misión de ser facilitadores de carreras.
Las direcciones centrales del ministerio (DGCA, DGMIC, CNC), conservarán la responsabilidad de la concepción de las políticas públicas de sus respectivos sectores. Se apoyarán en su conocimiento profundo de los desafíos económicos y culturales de cada sector creativo y en el diálogo con las organizaciones colectivas. También garantizarán un pilotaje continuo con los operadores que hayan establecido sus «referentes artistas-autores».
Deseo también que la organización del Ministerio de Cultura garantice la coherencia y la coordinación de la acción pública en favor de los artistas autores. De lo contrario, toda política de conjunto estaría condenada a la dilución y, por tanto, a la ineficacia.
Para que los artistas-autores estén en el centro de nuestras reflexiones, he decidido crear en el seno de la Dirección General de la creación artística (DGCA) una entidad específica encargada del recorrido del artista y del creador. Tendrá competencia en todo el ámbito ministerial y será el interlocutor privilegiado para el diálogo interministerial.
Este equipo se dedicará al seguimiento de la situación de los artistas-autores, y dirigirá las cuestiones relacionadas con el recorrido de los artistas y el empleo artístico. Coordinará las competencias y los conocimientos necesarios para responder a estas cuestiones transversales y complejas (fiscales, sociales y jurídicas).
Los DRAC, primeros puntos de contacto de los artistas autores en nuestros territorios, también serán movilizados. Serán aún más que hoy enlaces de información indispensables para dar a conocer las cuestiones de los artistas autores, pero también para difundir la información y explicar las soluciones.
Por último, dado que mi determinación es total para cambiar concretamente las condiciones de creación de los artistas autores, próximamente nombraré en mi Gabinete un consejero encargado de la aplicación y del seguimiento de todos los proyectos que acabo de describirles.
De este modo, federaremos las fuerzas y las energías del Ministerio de Cultura para reforzar su capacidad de elaborar políticas sociales de conjunto y llevarlas en el marco del diálogo interministerial.
En efecto, el Ministerio de Cultura no está solo.
La aplicación de las propuestas que les he expuesto se construirá en el diálogo con los demás ministerios interesados: el Ministerio de Solidaridad y Salud, el Ministerio de Acción y Cuentas Públicas, el Ministerio de Educación Nacional y Juventud o el Ministerio de Trabajo, bajo la autoridad del Primer Ministro.
Ya he sensibilizado a mis colegas que me han confirmado su compromiso a mi lado.
Los numerosos intercambios realizados durante las reuniones de concertación con los artistas autores pusieron de relieve la necesidad de identificar, en cada uno de esos ministerios, un coordinador de los temas relativos a los artistas autores.
En efecto, es necesario asegurarse de que las problemáticas específicas que encuentran los artistas-autores sean bien identificadas y comprendidas por el conjunto de las administraciones. En resumen, hay que asegurarse de que todos hablamos el mismo lenguaje, el de los artistas-autores.
Espero que este diálogo pueda conducir, a medio plazo, a la creación de un instrumento de información accesible y sencillo. Una interfaz de comunicación común destinada a los artistas-autores, aportando toda la información útil al principio, en curso y al final de la carrera.
Las recientes dificultades surgidas en el marco de la recaudación por la URSSAF del conjunto de las cotizaciones y contribuciones sociales adeudadas por los artistas autores demuestran la necesidad de organizarnos mejor.
Diseñar herramientas flexibles y adaptadas. Se trata, digámoslo así, de un verdadero desafío para el poder público. Pero debemos aceptarlo.
Quiero saludar y dar las gracias a mi antigua colega Agnès Buzyn y a sus servicios por su escucha y su reactividad en la gestión de estos problemas técnicos y humanos que son un motivo legítimo de preocupación para los artistas autores.
Las tres propuestas que presenté a finales del año pasado pudieron así aplicarse rápidamente, ya se trate del mensaje de aclaración de Acoss, de la prórroga de los pagos al 29 de febrero y de su posible modulación, así como la creación de un grupo de seguimiento que asocie a los artistas autores y a la URSSAF.
Quiero reiterar aquí que seguimos movilizándonos colectivamente para corregir cualquier disfunción que persista.
Queda por abordar un último reto importante: el de la observación estadística de la situación de los artistas-autores. Hoy, como destaca el informe de Bruno Racine, observo que las cifras de que disponemos colectivamente sobre la creación y los que participan en ella son demasiado dispersas o fragmentarias; no son suficientemente exhaustivas y fiables. Disponer de una imagen nítida y sin ángulo muerto es, sin embargo, un reto importante. Sin un seguimiento estadístico, económico y sociológico fiable, el poder público se priva de los medios para comprender la totalidad de los problemas planteados por la situación de los artistas-autores.
Por tanto, deseo dotar al Ministerio de un barómetro completo sobre la situación social de los artistas autores.
Este instrumento deberá permitirnos, en particular, identificar los factores de desigualdad entre los artistas-autores según el origen social, geográfico o el sexo.
A corto plazo, el Departamento de Estudios, Prospectiva y Estadísticas del Ministerio de Cultura, el DEPS, actualizará las cifras basadas en la explotación de las bases de la Agessa-MDA y mañana del ACOSS, es decir, unos 260.000 artistas-autores.
Además, para perfeccionar nuestro análisis y responder a las nuevas demandas, he pedido que se identifiquen rápidamente las problemáticas que no se abordan suficientemente en los estudios de que disponemos hoy.
Se iniciará un estudio sobre la cuestión del valor compartido en el sector de la fotografía.
Debido a que el sector de la fotografía se ha visto profundamente afectado por la revolución digital, es necesario estudiar los desafíos de compartir el valor en este sector, y evaluar los dispositivos públicos de financiación de la producción y difusión de las obras. El estudio que se realizará permitirá adaptar nuestras políticas públicas en este campo.
Señoras y señores:
Al llegar a este ministerio, tenía la convicción de que había que volver a poner a los artistas y a los creadores en el centro de nuestras políticas.
Escuchándoles, pronto me di cuenta de que los artistas autores habían permanecido demasiado tiempo al margen de nuestras políticas públicas.
Por eso he pedido este informe a Bruno Racine. Le agradezco de nuevo esta importante contribución.
Hoy les propongo un plan de acción de una magnitud sin precedentes.
Tiene en cuenta la situación de los artistas autores en su conjunto.
Aporta respuestas concretas en cada uno de los ámbitos de acción identificados.
Establece un calendario exigente pero realista.
Su realización se basa en la concertación y la negociación.
Asumiré toda mi responsabilidad en la realización de este plan. Pero no lo haré solo. Pido a todos los actores, de todos los sectores de la creación, que aprovechen esta oportunidad.
Francia ha sabido inventar un modelo cultural único. Es una tierra de artistas que se mira.
Siempre supo anticipar los movimientos del tiempo para preservar la libertad y la diversidad de la creación.
Les propongo hoy una nueva etapa importante.
Le doy las gracias.