Es una gran dama de la danza contemporánea francesa que acaba de desaparecer.

Durante varias décadas, Françoise Adret exploró con pasión todos los territorios de la danza contemporánea. Como solista y coreógrafo, defendió con generosidad a los más grandes talentos, desde Serge Lifar hasta Roland Petit, pero también a los grandes maestros del ballet contemporáneo.

De París a Ámsterdam, y de Panamá a Niza, se comprometió en una carrera internacional, que la llevó a crear o dirigir numerosos ballets o compañías, donde hizo brillar la danza francesa.

Pero Françoise Adret es también esta figura emblemática, que participó activamente en la elaboración de las 10 nuevas medidas para la danza anunciadas en 1984 por Jack Lang, punto de partida de un amplio plan de acompañamiento de la estructuración del sector coreográfico en Francia.

De este plan surgieron toda una generación de artistas, los Maguy Marin, Mathilde Monnier, Jean-François Duroure o Angelin Preljocaj, que representaron con brillantez la extraordinaria creatividad de la joven danza francesa de los años 80.

En Lyon, como en Amiens, Roubaix y Nancy, los defendió con una energía y una apertura de mente nunca desmentidas.

Con Françoise Adret perdemos a una mujer profundamente comprometida con el arte y la cultura coreográficos.

Expreso mi más sentido pésame a su familia y a sus seres queridos.