Al principio se había dado a conocer como actor, pero es, por supuesto, pasando detrás de la cámara que Jean-Pierre Mocky había podido expresar realmente toda la amplitud de su talento y dar forma a un universo muy personal, conmovedor, cáustico, satírico.
Tuvo la suerte de tener éxito desde su primera película, Les Dragueurs. Otros 60, entre los más destacados, Un parroquiano raro, La Grande Lessive, El Ibis rojo, ¿Hay algún francés en la sala? A muerte el árbitro… Todas las películas de Jean-Pierre Mocky, incluso las más confidenciales, están marcadas con una originalidad y una libertad de tono que hacen de su realizador un cineasta aparte, acompañado por grandes actores como Bourvil, Francis Blanche, Jean Poiret, y sobre todo Michel Serrault.
Jean-Pierre Mocky daba a menudo la imagen de un provocador al verbo alto. Se inflamaba rápidamente. Pero el fuego que lo habitaba, y que a menudo se manifestaba bajo el exterior de la ira, era también y ante todo el de la pasión.
Franck Riester, ministro de Cultura, envía sus más sinceras condolencias a su familia y familiares.