La ministra de Cultura, Roselyne Bachelot-Narquin, expresa su tristeza ante la desaparición del fotógrafo Bruno Barbey.
Guardián de la memoria de nuestra historia contemporánea, durante cincuenta años, el fotógrafo Bruno Barbey ha entregado detrás de su objetivo un inmenso testimonio de aventuras humanas, grandes y pequeñas, en los cinco continentes. Desde su infancia en Marruecos, conserva un recuerdo indeleble de paisajes y rostros que lo siguen a lo largo de su magnífica carrera como fotógrafo periodista. Sus clichés son modernos, vivos, humanistas, el encuadre es elegante, el color es brillante y seduce el ojo a primera vista. Se unió a la agencia Magnum en 1964. Cubre muchas zonas de conflicto, desde la guerra de Vietnam hasta la guerra de Yom Kippur en Siria e Israel, o la guerra del Golfo en Kuwait. Su ojo sigue tanto a los hombres de poder, desde el general de Gaulle a Nasser, que retrata, como las escenas de vida que inmortaliza y que también forman parte del estilo Barbey, como estas mujeres vestidas de negro en Portugal, sus fotografías del bazar de El Cairo o sus reportajes durante mayo del 68. Bruno Barbey participó activamente en los años gloriosos del reportaje fotográfico.
En 2016, fue elegido miembro de la Academia de Bellas Artes del Instituto de Francia. Los homenajes a través de grandes exposiciones retrospectivas sobre su trabajo se suceden desde hace veinte años hasta hace poco en la Casa Europea de la Fotografía. Con su trabajo ha dado origen a un estilo inolvidable, donde el cliché se convierte en un lenguaje capaz de hablar a todos.
La ministra de Cultura envía sus condolencias a su familia y a sus familiares.