Señor Presidente de la Comisión de Asuntos Culturales y Educación,
Señor presidente de la misión de información,
Ponente de la misión de información,
Señoras y señores diputados,
El seis por ciento.
No es el título de una de nuestras series francesas más populares, cuyo nombre habría despellejado.
El seis por ciento es la proporción de películas francesas en el total de películas que Netflix ofrece en Francia.
Esto significa que nuestra producción cinematográfica nacional está prácticamente ausente de la plataforma de SVOD más extendida en Francia.
El papel histórico de la intervención pública en el sector audiovisual es garantizar la creación francesa, su financiación, su pluralismo, su diversidad, su mejor accesibilidad para el mayor número posible de personas.
Proteger al público es una misión introducida por la ley de 1986 que pondremos en el centro de nuestros debates de 2018.
Este servicio prestado a los franceses supone, evidentemente, que la piratería, que hoy es una práctica demasiado extendida y representa para el sector un lucro cesante de 1400 millones de euros cada año, se combata sin piedad.
Garantizar el desarrollo económico y el fortalecimiento de los grupos audiovisuales franceses es también una de las prioridades del próximo texto.
La revolución digital y los actores que han surgido de ella no son una amenaza en sí mismos; son una amenaza cuando no están jugando el juego o navegando por un vacío legal. Hemos empezado a colmarlo con la adopción de la directiva SMA, que acaba de ser votada definitivamente en el Parlamento Europeo por una gran mayoría. Este texto deberá transponerse lo más rápidamente posible en Francia de manera que estos nuevos actores contribuyan lo antes posible, como los demás, a la financiación y a la exposición de la creación francesa.
En un momento en que los contenidos abundan, en que los modos de consumo se diversifican y las pantallas se multiplican, la regulación audiovisual actual está superada.
Yo la haré evolucionar.
Tenemos que hacer que evolucione. No hay duda al respecto; esto es lo que nos reúne hoy.
Quiero dar las gracias al Presidente, a la ponente y a todos los miembros de la misión de información sobre la regulación audiovisual en la era digital. Estimado Pierre-Yves Bournazel, estimada Aurore Bergé: su trabajo y las propuestas a las que ha llegado constituyen una luz útil y un valioso activo para la transformación de la futura regulación audiovisual.
Al gobierno ahora para prolongar esta dinámica.
Para transformar un modelo que ha prevalecido durante decenios y que sólo se ha adaptado al margen, se necesita mucha ambición y asumir las rupturas necesarias.
Desde la liberación, el Estado apoya el sector audiovisual y cinematográfico.
Las políticas públicas de regulación del sector han surgido por varias razones:
Razones culturales: en la inmediata posguerra, nuestras pantallas de cine podrían haber sido monopolizadas por los grandes espectáculos de Cecil B. DeMille y los thrillers de Hitchcock, por los grandes éxitos de Otto Preminger y los de William Wyler. Frente a ellos, las películas de Robert Bresson y de Max Ophuls no tenían peso en la taquilla. Sin embargo, tanto unos como otros son hoy reconocidos como obras maestras. Fue porque nos organizamos que el público francés pudo abrirse al genio de Hollywood. Cuando nos damos los medios para garantizar la creación francesa, para proteger nuestro modelo, es sereno que acogemos en nuestras pantallas las grandes películas americanas.
Nuestra ambición, hoy, es alimentar, gracias a nuestras obras audiovisuales, nuestra identidad común en su diversidad, y promover la lengua francesa.
También por razones económicas defendemos la regulación: el audiovisual francés es creador de empleos y de valor en nuestro territorio. 240.000 personas trabajan en este sector, que no sólo drena la región Ile-de-France sino que contribuye al desarrollo de todos nuestros territorios - las regiones Hauts-de-France y PACA son emblemáticas. Al generar 11000 millones de dólares de valor añadido, el sector audiovisual tiene un peso económico considerable. Debemos garantizarle unas condiciones de competencia equitativas.
Por último, hay razones ciudadanas para la regulación. Con nuestras pantallas y radios nos entretenemos, nos informamos, nos cultivamos. En comparación con otras democracias, quiero recordar la suerte que tenemos, y saludar la calidad de la información proporcionada por nuestro audiovisual. Quiero repetir también que es la primera puerta de entrada a la cultura. El cine y la televisión, más que otros medios, permiten cambiar las miradas y las percepciones. En este sentido, tienen una responsabilidad, muy especialmente para con las jóvenes generaciones.
Por todas estas razones, el sector audiovisual es un sector estratégico.
La Ley de libertad de comunicación y todas las normas que rigen este sector están fechadas. Fueron diseñadas para un universo limitado y finito, en una época radicalmente diferente a la que vivimos hoy.
Cabe recordar que, en 1986, la ambición declarada era someter a los editores de cadenas de televisión y de radio a obligaciones de interés general, a cambio de la asignación gratuita de un recurso de difusión escaso: las frecuencias hertzianas.
Estas obligaciones se han ido aplicando poco a poco a la difusión por cable y satélite, luego por ADSL, a fuerza de parches consecutivos, sin repensar una lógica de conjunto.
Pero al mismo tiempo, el sistema de regulación ha ignorado totalmente la aparición, desde los años 90, de nuevos actores que han prosperado como polizones en los últimos 10 años.
El digital, símbolo de libertad, de consumo a la demanda e ilimitado, nuevo sector económico lleno de posibilidades, siempre ha parecido inalcanzable, inatacable para el regulador.
Nuestra ambición es no tenerle miedo.
Los actores tradicionales y los digitales deben poder coexistir. Esta convivencia beneficiará a los públicos, que tendrán más libertad.
Este es el objetivo de la reforma de la Ley de regulación audiovisual.
Para proteger al público y a los actores audiovisuales nacionales, debemos integrar en nuestro modelo de regulación a aquellos que creen que pueden eludir las normas. Esto implica también flexibilizar las que se imponen a los actores tradicionales.
Esta obra supone la modernización de nuestros medios de acción.
Dividiremos el trabajo de redacción de la ley en 4 capítulos:
- Fortalecer el sector audiovisual público.
En junio presenté, junto con los dirigentes de las seis empresas afectadas, un escenario de anticipación. Un escenario que pone en el centro de las preocupaciones la proximidad, la juventud y la educación, la cultura y la creación y la inversión en lo digital. Un escenario basado en las sinergias necesarias e innovadoras entre todos los actores.
La ley debe permitirnos traducir esta transformación al tratar el tema de la gobernanza - que incluye el modo de nombramiento de los dirigentes y la composición de los consejos de administración - y prever las disposiciones necesarias para garantizar las sinergias y cooperación entre las seis empresas.
- Mejor financiar y exponer la creación.
En este momento no puedo detallar nuestras pistas de trabajo. En cambio, existe una urgencia reglamentaria y financiera para proceder a la transposición de la Directiva SMA. Netflix, que acaba de abrir una oficina en París, gracias a esta ley se convierte en un actor esencial de la financiación de la creación audiovisual francesa, lo que tuve la oportunidad de evocar largamente hace unos meses con el Sr. Hastings en una entrevista muy constructiva.
- En consonancia con el espíritu de la Ley de 1986, seguiremos protegiendo al público y garantizando el pluralismo.
Evidentemente, esto supone tener en cuenta los nuevos usos.
Una vez transpuesta, la Directiva SMA permitirá ampliar la protección del público a las plataformas de vídeo compartido. Al igual que los operadores regulados de la televisión y la radio, ya no podrán difundir contenidos que perjudiquen al público, en particular los que inciten al odio y al terrorismo, o que perjudiquen a los niños.
- Para flexibilizar y modernizar la regulación:
Simplificaremos y mejoraremos la legibilidad de la ley.
Haremos que las herramientas del regulador sean más eficaces en la era digital.
Creo profundamente que, en una serie de temas, hay que dar más espacio a los debates, a la negociación interprofesional. Tal es el caso, en particular, de las relaciones entre los productores y las emisoras. En los últimos años se han realizado avances significativos, pero considero que aún no se ha alcanzado el punto de equilibrio. Espero fervientemente que en las próximas semanas se mantenga un nuevo equilibrio en los debates. Pero si la situación no cambiase, el Estado asumiría sus responsabilidades, en beneficio de todo el sector, incluso por ley.
Otro reto importante es la necesaria modernización del ecosistema de los reguladores. En un contexto en el que el regulador tradicional de los contenidos audiovisuales desarrolla cada vez más competencias con respecto a lo digital, surge necesariamente la cuestión de su aproximación a otras autoridades que actúan en este ámbito. Todos estos interrogantes son legítimos, incluidos los que figuran en el informe presentado hoy. Estoy abierta a todas las pistas de reflexión, pero mi prioridad, ante todo, es preocuparme por la eficacia de una regulación ampliada a los nuevos actores del sector digital.
Una vez más, quiero agradecer la riqueza de este informe y dar las gracias a sus autores, en particular a Aurore Bergé, por su participación. Espero mucho de las conclusiones de este día de trabajo.
Para el trabajo legislativo que comienza, quiero que prevalezca el espíritu de equipo.
Cuando se trata de iniciar el trabajo legislativo, se recurre evidentemente al legislador. Señor Presidente, querido Bruno, sé que puedo contar con todos los trabajos parlamentarios realizados por la Comisión de Asuntos Culturales que usted preside.
Trabajaremos también este texto a nivel interministerial, como lo habíamos hecho para la transformación del audiovisual público.
Mounir Mahjoubi concluirá este día de trabajo. Acojo con satisfacción la participación activa y nuestra complicidad en la elaboración de este texto. Su conocimiento del ecosistema digital y su experiencia en este sector son una verdadera oportunidad. Con él y sus equipos propondremos al Primer Ministro una clarificación de las tareas y ventanillas de entrada entre los reguladores implicados en la regulación del ecosistema audiovisual; es en este sentido que la HADOPI, la CNIL, la ARCEP y el CSA estarán presentes en la tercera mesa redonda de esta tarde. En este sentido, quiero saludar vivamente el informe hecho público por el CSA el pasado 11 de septiembre, que pide una revisión de alcance de la regulación audiovisual.
También trabajo estrechamente con Nicole Belloubet, Ministra de Justicia, y sus equipos, sin los cuales una lucha eficaz contra la piratería sería un deseo piadoso.
No creo equivocarme al afirmar que una alianza entre nuestros tres ministerios - Cultura, Justicia y Digital -, bastante inédita en estos temas, pone nuestros trabajos bajo los mejores auspicios. Somos conscientes de que no podemos defraudar ni a los actores del sector, ni a los franceses, atentos a la evolución de un audiovisual que frecuentan cada día, en un contexto de urgencia de la transformación.
Antes de dejarles la palabra, lo habrán comprendido: estoy decidida a hacer bien, pero también a ir rápido.
Porque creo que hemos esperado demasiado.
Porque la transposición de la Directiva SMA no debe retrasarse.
Porque, durante mucho tiempo, Francia ha sido el mal alumno de la transposición de las directivas europeas; ¡esta vez, demos ejemplo! Mostremos a los ciudadanos franceses la eficacia de la protección que Europa puede ofrecerles.
Por lo tanto, deseo que el texto de la ley se finalice a finales de 2018 para iniciar las consultas obligatorias, en primer lugar el CSA, a partir del mes de enero, para presentar un texto en el Consejo de Ministros a finales de marzo.
Señoras y señores diputados,
Quiero darles las gracias de todo corazón por su participación en esta misión informativa y por su presencia en este día de trabajo.
Debido a que los temas que tendremos que tratar en la ley son de una importancia crucial, sus perspectivas y sus puntos de vista me son indispensables.
Me interesa que trabajemos juntos en un texto de futuro.
Nuestro audiovisual se lo merece.
Que tengan un buen día.