Damas y caballeros,

Queridos amigos:

 

Estoy muy contenta de poder reuniros hoy, con la firma de una Chartequi concluye más de dos años de discusiones. Es una verdadera satisfacción, y quiero darles las gracias una vez más por el trabajo que nos ha permitido llegar a este documento. El acuerdo alcanzado es verdaderamente fundador, por dos razones: primero en términos de método y después en términos de contenido.

 

Fundador en términos de método, en primer lugar. Es la primera vez que llegamos a este tipo de texto a través de la mediación. Demuestra usted toda la pertinencia y eficacia de este mecanismo. Gracias al diálogo, gracias a la concertación, todos han logrado encontrar juntos una salida constructiva, en torno a una situación que podría haber sido conflictiva.

       

En primer lugar, el diálogo ha sido útil para evaluar la evolución de la situación:

Para los profesionales del libro, la emergencia de los mercados digitales y el desarrollo de la venta de segunda mano son realidades nuevas, difíciles de comprender. Son percibidas como oportunidades por algunos, pero también, reconozcámoslo francamente, como amenazas potenciales por otros.

 

Desde el punto de vista de los «mercados», el libro constituye un sector de actividad entre otros, y se trataba de poder señalar sus especificidades. Por tanto, me complace que se haya iniciado un diálogo. Y me alegro sobre todo del resultado favorable de los trabajos, que se han llevado a cabo bajo la égida del Defensor del Libro o más bien de dos Defensores del Pueblo sucesivos:

 

Laurence ENGEL, en primer lugar, que instaló esta nueva autoridad e inició la concertación en la primavera de 2015, previa consulta de las organizaciones profesionales;

Marc SCHWARTZ, a continuación, nombrado Defensor del Pueblo en el verano de 2016, que ha hecho posible este debate y la firma a la que asistimos hoy.

 

Sobre el método, siempre, la Carta encontrada es fundadora puesto que formaliza el marco del diálogo. ¡Es, pues, un punto de partida, no un resultado!

 

El texto define en primer lugar principios y objetivos, y deja a los actores definir las modalidades de aplicación.

Es una garantía de responsabilidad, pero también de pragmatismo y eficacia.

Dado que la innovación digital se traduce en una constante mutación de las prácticas, sería inoperante y sobre todo irrisorio intentar congelar soluciones.

 

Esta Carta es un texto vivo, que tiene vocación de evolucionar.

 

Ha permitido dar un paso, pero sobre todo ha permitido ratificar una voluntad y un marco de concertación.

 

Me alegra que esta concertación haya podido iniciarse. Debe continuar.

 

Es indispensable para el sector del libro. Este diálogo debe reforzar el modelo de regulación que le es propio, y que sigue siendo incomparable.

 

Paso ahora al carácter fundador de la Carta sobre el contenido. En la era digital, reafirma la ley LANG como un pilar de nuestra política cultural. Y refuerza su correcta aplicación.

 

El sistema de precio único establecido por esta ley de 1981 es un modo de regulación muy eficaz.

 

Es un mecanismo que preserva el sector en su conjunto: el precio del libro lo fija quien lo produce, el editor - y no quien lo comercializa - y asegura la remuneración de todos los eslabones de la cadena: de los autores a los minoristas.

 

La consulta realizada por las organizaciones profesionales y la Carta firmada hoy demuestran el compromiso visceral de los actores del libreto con este sistema.

 

Todo el sector sabe lo que debe a este modo de regulación.

Y ejerce una vigilancia muy fuerte contra todo lo que podría amenazarlo - directa o indirectamente.

 

Este sistema ha demostrado su eficacia desde hace más de 35 años: Francia alberga una producción editorial ejemplar, rica y diversificada;

Y muestra una red de librerías independientes única en el mundo.

 

Muchos países se han inspirado en ella y han adoptado un régimen equivalente.

 

Este sistema está siendo desafiado por el desarrollo de nuevas formas de comercialización digital.

El precio único no siempre es respetado por los vendedores y revendedores en los mercados.

 

En ningún caso se trata de estigmatizar el comercio electrónico, sino de velar por que la ley se aplique sistemáticamente y para todos por igual.

 

La Carta que ustedes han debatido permite transponer al universo del comercio electrónico las prácticas de regulación que han sido pensadas para el universo físico.

 

Recuerdo los grandes principios. Son indispensables para el desarrollo equilibrado de los mercados en línea y de la venta de libros de segunda mano.

 

La Carta asocia concretamente las plataformas al control del cumplimiento de la ley LANG mediante la instauración de mecanismos automatizados, preventivos o correctivos;

 

La ley Lang tiene la originalidad de aplicar una forma de regulación del sector por los propios actores, ya que son los editores los que fijan los precios.

 

La Carta prolonga esta lógica al ofrecer a las plataformas en línea contribuir a la correcta aplicación de la ley y asumir una parte de responsabilidad en la regulación del sector.

 

La Carta prevé procedimientos de denuncia y medidas de sanción contra los vendedores que no apliquen el Premio único en los mercados;

 

Recuerda también la necesidad de distinguir de manera clara y visible las ofertas de libros nuevos y las ofertas de ocasión. Este es un punto muy importante: la noción de precio único no debe verse afectada, en la mente de los clientes, por una indicación ambigua. Lo ha dicho usted muy explícitamente en la Carta y me alegro de ello.

 

Por último, la Carta afirma que la correcta aplicación de la Ley LANG implica no dar a entender que un libro nuevo puede comprarse a un precio distinto del fijado por el editor.

 

Todas estas medidas contribuyen directa y eficazmente a reforzar la aplicación de la Ley LANG, así como su objetivo cultural. 

 

Sin embargo, el trabajo no ha terminado y yo decía que el diálogo debe continuar.

 

El texto que firmáis hoy es «fundador»: esto significa que debe ser seguido por otros pasos.

 

Mostraré una gran vigilancia y una gran exigencia sobre el respeto de los próximos plazos.

 

En los próximos 6 meses, deberá llegar a un acuerdo sobre el principio y las modalidades de aplicación de las reglas de distinción entre lo nuevo y la ocasión que usted mismo ha elegido, para las páginas de los sitios de venta que dan el resultado de las búsquedas de los internautas.

 

Espero que el diálogo entre ustedes se reanude lo antes posible, bajo los auspicios del nuevo Defensor del Libro.

 

No se le ha escapado que este puesto ha estado vacante durante un par de semanas, ya que es su titular que he llamado para dirigir mi gabinete...

Pero quiero asegurarles que su sucesor será nombrado muy pronto.

 

Se encargará de llevar a buen término los debates que culminarán la construcción de este nuevo marco.

Si no se llega a un acuerdo en el plazo de seis meses, el Gobierno asumirá sus responsabilidades para que los principios que usted mismo ha definido puedan aplicarse plenamente.

 

También espero que el próximo Defensor del Pueblo para el libro consiga incluir a nuevos firmantes.

 

Se trata de un reto de equidad y competitividad: los operadores que han aceptado suscribir estos compromisos se imponen nuevas limitaciones. No es concebible que puedan ser penalizados comercialmente frente a competidores que no respeten los mismos principios.

 

Es también un desafío de coherencia de nuestras políticas: un mecanismo de regulación, incluso de naturaleza convencional, no puede limitarse a ciertos espacios sin perder legitimidad y, por tanto, eficacia.

 

Cada uno de nosotros deberá velar por que la Carta se aplique progresivamente al conjunto de los lugares de venta del libro - por muy diversos que sean, por muy diversos que puedan seguir siendo.

 

Este es el calendario que nos espera. Cuento con ustedes para seguir movilizados.

 

Le felicito una vez más por el acuerdo alcanzado en la conciliación.

Me alegra verlos rubricar hoy este acuerdo fundacional. Y doy las gracias a nuestros dos Defensores del Pueblo, que le han permitido existir.

 

Les invito a proceder a la firma del texto.