Señora Presidenta del CNC, estimada Frédérique Bredin,

Señor director general delegado del CNC, querido Christophe Tardieu,

Señoras y señores representantes de las organizaciones profesionales del cine,

Queridos todos:

 

Es una gran alegría encontrarnos hoy aquí para esta ceremonia de firma de los acuerdos relativos a la transparencia de las cuentas de producción y explotación.

Con esta firma celebramos de manera hermosa (aunque con un día de antelación) el aniversario de la ley «libertad de creación, arquitectura, patrimonio», promulgada el 7 de julio de 2016. La ley había dado precisamente un año a los profesionales del cine para firmar los acuerdos sobre la transparencia.

Pero también celebramos, y sobre todo, esta formidable capacidad de la familia del cine para encontrar respuestas comunes a los retos del sector.

En primer lugar, es el resultado de un método: la negociación de acuerdos profesionales por las organizaciones representativas del cine, bajo la égida del CNC.

Detrás de este método hay una filosofía: el Estado no dicta la norma de manera unilateral, privilegia la autorregulación, acompaña a los profesionales en la definición de las normas, e interviene de manera soberana sólo en última instancia.

Este método es fructífero y ya ha permitido muchos progresos en el pasado.

¡Sí que es exigente! En el caso de los acuerdos de «transparencia», se necesitaron más de 65 horas de negociaciones plenarias - ¡y muchos intercambios entre bastidores!

¡Pero qué buen resultado!

Por este trabajo, quiero dar las gracias a todas las partes interesadas: autores, agentes, productores, distribuidores, editores de vídeo, vendedores internacionales, y no olvido a los equipos del CNC.

Ciertamente, los acuerdos podrían describirse como textos estrictamente técnicos. Ofrecen un modelo de presentación de las cuentas de producción y de explotación, a las que deberá referirse todo el sector. Especifican los gastos que los distribuidores pueden oponer a los productores. También especifican los ingresos que deben distribuirse entre los productores y los autores.

Pero detrás de esta técnica, hay una mejora decisiva en favor de la transparencia en la recuperación de los ingresos, lo que creará un clima de confianza entre todos los actores de la cadena de valor. Es una excelente noticia para los derechohabientes, pero también para los artistas intérpretes y para los técnicos, que tendrán un mejor conocimiento de los ingresos obtenidos de la explotación de sus obras. Es una garantía de justa remuneración en caso de éxito. Es también una excelente noticia para la economía del cine, ya que el clima empresarial se beneficiará enormemente de esta mayor transparencia de la producción y de la explotación. Habrá más confianza, más inversión, y sobre todo más solidaridad entre los actores de la cadena de valor.

Estos acuerdos son la garantía de un mejor modelo económico en un mundo digital y globalizado. Son la garantía de una creación francesa rica y variada.

El martes pasado estuve en la proyección de la película «120 pulsaciones por minuto». Y sé que, a partir de ahora, muy bellas películas como esta se beneficiarán de mejores condiciones de realización y difusión gracias a los acuerdos de transparencia.

Todos estos esfuerzos comprometen pues positivamente el cine francés y me alegro de ello.

Como ustedes saben, las organizaciones del sector audiovisual también tienen hasta esta noche para llegar a acuerdos similares de transparencia sobre las cuentas de producción y explotación.

Lo mismo ocurre en el sector de la música, donde se negocia un acuerdo sobre la garantía mínima de remuneración, que podría dar lugar a un avance histórico en materia de reparto del valor.

Pensemos en ellos en esta última recta de negociación, y esperemos encontrarlos en esos mismos salones de la calle de Valois para nuevas ceremonias de firma.

Les agradezco su atención y les propongo pasar a la firma de los dos acuerdos.