Querido Halliday Avray-Wilson:
Como en la poesía en astillas de René Char donde «el pájaro rojo de los metales vuela ansioso de embellecer la existencia» y de «hacer estallar la fina noche del metal», su obra hace brotar la forma y el sentido de una explosión metálica.
Nacido en una familia de creadores, usted decide, después de brillantes estudios de medicina, seguir los pasos de su padre, arquitecto de renombre, y de su abuelo, Frank Avray-Wilson, el primer pintor británico en adoptar las técnicas de Action Painting, inspirado por los expresionistas abstractos americanos, y el taquismo, sonido europeo.
Trabajando el bronce o el metal, usted forma estos materiales del bronce como otros la piedra o el mármol. Si se arman con martillos o cinceles, prefieres los explosivos para un gesto artístico tonificante y espectacular. Sus esculturas se presentan a la vista como obras diminutas o monumentales compuestas de destellos y chispas metálicas esculpidas por cargas explosivas que a menudo revelan la forma hueca, por el vacío. En sus manos, el acero se hace material noble y detonante y se juega escalas en una serie de «blasts», explosiones expuestas.
Vuestro Running Man creado para la Villa Olímpica de Stratford con motivo de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012 parece tener éxito lo imposible: dar cuerpo a la velocidad. La escultura materializa el paso de un corredor a 7km/h, que es precisamente la velocidad de la carga explosiva que permite al deportista así inmortalizado abrir una brecha en el espesor del acero.
Pero es en Francia donde usted desarrolla su amor por estas materias del vientre de la tierra: en la fundición de Dontreix, en la Creuse, el metal y el acero le revelan todas sus posibilidades poéticas y su carga emocional. Usted crea, para el municipio de Ancizes en Auvernia, una obra monumental de 12 metros, «Victoria», un gigante de bronce con las alas desplegadas en la memoria de los resistentes de los Combrailles. Este coloso de pies de acero le valió ser recompensado con la Medalla de Honor de la ciudad de Clermont-Ferrand por su contribución a la vitalidad y diversidad de la creación en nuestro país.
Ya se trate de sus bronces, sus esculturas monumentales o explosivas, su obra, mayoritariamente abstracta, ha seducido a un gran número de coleccionistas internacionales en las salas de venta más prestigiosas, Sotheby’s, Drouot y Christie’s. Usted ha sido expuesto muchas veces en Europa por un acto de creación singular que se distingue por su violencia y fulgurancia.
Fue en Francia, siempre, en el Limousin pero también en la región parisina donde instaló sus talleres, que eligió practicar este gesto artístico tan único sobre un tema que escribió algunas de las páginas más bellas de la historia industrial de nuestro país. Por la fuerza evocadora de estos polvos y fragmentos metálicos monumentales nacidos de la explosión de su creatividad, es para mí un gran placer rendirle hoy los homenajes de la República Francesa, que siempre se ha enorgullecido de hacer de nuestro país una tierra de acogida y de creatividad para todos los artistas.
Estimado Halliday Avray-Wilson, en nombre de la República Francesa, le entregamos las insignias de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras.