Querido Mateo de Montchalin:
Un libro que parece, es un ser vivo y que empuja y nace (...) esta cosa necesita lugares donde se pueda agitarla, desplegarla a la luz del día y en todos sus aspectos (...) y qué lugar es más favorable a este objeto que esteaquí donde un transeúnte viene a hacerle el raro y solemne honor de preferirla a dinero? »
Es en estos términos que Paul Claudel describe su librería favorita, rue odeón, para subrayar mejor el papel esencial de las librerías y librerías. Un papel que usted desempeña a la perfección y que su carrera ilustra.
La pasión por los libros es una historia familiar. Hijo y nieto de librero, usted decide, después de estudiar comercio en Lille, inscribirse en la tradición familiar. Una tradición que comenzó en Chartes a mediados del siglo pasado cuando en 1946, su abuelo Jean Legué creó la librería Legué, que su padre retomará en 1971.
Es en el seno de la agrupación de los libreros Clave que hacéis vuestras primeras armas. Con, ya, firmemente anclada en su mente, la idea de que el oficio de librero se basa en un enfoque colectivo y solidario. Usted toma la cabeza de la revista «Pages des Libraires» que se convierte en una referencia para la librería independiente.
Luego aspiras a escribir tu propia página en la historia de la librería. Siguiendo los pasos de su abuelo y de su padre, decide, en 1996, retomar en Ruan la librería L'Armitière. En 15 años, lo ha convertido en una de las librerías más dinámicas e importantes de Francia. Con más de 80.000 títulos y una treintena de libreros, se inscribe en el corazón de la dinámica de la ciudad y contribuye al desarrollo cultural de la región. Después de la apertura de la librería juvenil, una referencia en el campo, y la instalación en la concesión de la librería del Museo de Bellas Artes de Rouen, la institución con el dulce nombre de «arte y amistad» celebra con éxito sus 50 años en 2012.
Desde una edad muy temprana, también se ha dado cuenta de que la profesión de librero, si bien es una profesión de pasión, es también una profesión frágil y se basa en un ecosistema sutil cada vez más alterado por las mutaciones del mundo moderno, en particular digital. Deseoso de preservar el modelo cultural y económico de la librería, decide comprometerse en la acción colectiva en el seno del Sindicato de la librería francesa (SLF).
Es en primer lugar el suministro de libros de texto por los consejos regionales lo que le moviliza. Ustedes defienden la idea de un dispositivo virtuoso que, a través de la distribución de tarjetas o cheques de libros, permitiría devolver todo su lugar a las librerías locales y animaría a los más jóvenes a frecuentarlos. Usted está en el centro de las negociaciones del nuevo Convenio Colectivo de la Librería firmado en marzo de 2011, que marca un avance considerable para la profesión.
Porque han reconocido en usted un librero de convicciones, siempre dispuesto a defender los intereses de la profesión, sus pares le eligen presidente del Sindicato de la librería francesa en septiembre de 2011.
En junio de 2012, cuando decidí lanzar una amplia reflexión sobre el futuro de la librería, ustedes dedican toda su energía a los debates para defender el lugar y el papel de las librerías en nuestras ciudades y en nuestras vidas, en nuestros territorios y en nuestros barrios. Al entablar un diálogo vivo y nutrido con su homólogo del sector editorial, ha sabido defender el espíritu colectivo entre socios comerciales, indispensable para la perennidad de todo el sector del libro. Bajo los auspicios del Ministerio y después de los anuncios que pude hacer en marzo pasado en el Salón del Libro de París a favor de la librería, los compromisos sin precedentes asumidos por los editores en favor de la librería demuestran hasta qué punto se ha escuchado su palabra. No dudo de que los libreros no serán insensibles a este gesto solidario en favor de toda vuestra profesión.
También a usted se debe el reciente éxito de la segunda edición de los Encuentros nacionales de la librería de Burdeos. Al movilizar durante dos días a 700 profesionales del mundo del libro, entre ellos más de 550 libreros independientes, han permitido contemplar colectivamente el futuro de las librerías. Para que sigan siendo, como decía acertadamente Jacques Prévert «una barraca de feria, los bastidores de un teatro, un museo de cera y de sueños (...), un vestíbulo de estación, una sala de espera y de salida donde se cruzan viajeros muy singulares».
Porque al igual que la librería independiente, usted es un profesional orientado a los demás, comprometido en proyectos colectivos y una lógica solidaria para construir el futuro, porque usted es un actor importante de una interprofesión que muchos envidian al sector del libro, es para mí un gran orgullo rendirle hoy los homenajes de la República.
Querido Mateo de Montchalin, en nombre del Presidente de la República y en virtud de los poderes que nos han sido conferidos, le nombramos caballero de la Legión de Honor.