Porque combina los métodos más precisos de las ciencias humanas con una reflexión constantemente renovada sobre el universo de las formas y su evolución, la historia del arte es una disciplina particularmente rica. Las y los que la practican son mentes abiertas, poniendo su rigor científico y su gusto por los conceptos al servicio de una exégesis siempre fecunda de la creación y de la belleza. Quiero dar las gracias a los 300 especialistas que han venido de todo el mundo para participar en esta segunda edición del festival de la historia del arte y decirles el compromiso que el Ministerio de Cultura y Comunicación tiene con su trabajo.

La historia del arte pasa con demasiada frecuencia por una disciplina elitista. Pero qué
misión más democrática que «educar al espectador a leer la imagen»,
para retomar las palabras de Andreas Beyer? La vocación de la historia del arte
está bien trazar un camino entre el artista y aquellos que
contemplan su obra. Permite a cada uno ir más allá de la emoción
estética para comprender mejor los códigos y referencias presentes en
toda creación. Por eso se dirige a todos.

Esta segunda edición del festival de historia del arte es un ejemplo de ello.

Proponiendo, en el espléndido entorno del castillo de Fontainebleau, a
acceso gratuito a conferencias, debates,
exposiciones y visitas guiadas organizadas durante tres días,
manifestación persigue los objetivos de democratización y difusión
culturales que fundamentan la acción del ministerio de la cultura y que cuento
defender firmemente. Es también, por la elección de su tema, una
invitación a los «viajes» y a la superación de las fronteras
creación artística ilustra constantemente. Es, por fin, por la acogida, esta
año, de Alemania, una nueva ilustración de la fuerza de los vínculos
intelectuales que unen a nuestros dos países. Que el éxito público venga
premiar la movilización de aquellos y aquellos que, para la segunda
año consecutivo, organizó esta manifestación: les expreso toda mi
gratitud.

Buenos «viajes» para todos.