Creadora adulada, Azzedine Alaya no dejaba de exaltar la elegancia de la silueta femenina.
Nacido en Túnez, había seguido los cursos de la Escuela de Bellas Artes. Si bien se veía escultor, se convirtió en arquitecto de la moda.
Por su técnica profunda de corte, su gran virtuosismo, elaboraba sus creaciones según las leyes de una estrategia de seducción.
Muchas mujeres han celebrado su arte con sus vestidos, entre ellas cantantes y actrices, entre ellas Grace Jones, una de sus más ardientes embajadoras.
Aboliendo, por así decirlo, la distancia que separa la carne del tejido, sus creaciones «segunda piel» le habían asegurado un lugar de elección en el Olimpo de la alta costura. Su influencia iba mucho más allá de las esferas de la moda. No dejaba de apoyar la creación en su galería, donde había deseado entablar un diálogo en el seno del arte. El artesano era también un artista.