Condeno con la mayor firmeza los actos de vandalismo y profanación perpetrados en la iglesia de San Luis de Fontainebleau el 10 de enero.

 Lamento en particular la destrucción y desaparición de varios objetos de culto y de arte, algunos de los cuales estaban clasificados o inscritos como monumentos históricos.

 La desaparición en la capilla de Franchard, la más afectada, de una estatua de la Virgen con el Niño, llamada estatua de Nuestra Señora de Franchard, que data del siglo XIV, es una gran pérdida para nuestro patrimonio. Los retablos, el altar del siglo XVIII, de muy buena factura, y la bahía que los dominaba fueron fuertemente destruidos o degradados. La iglesia fue atacada en otros lugares y también desaparecieron objetos de orfebrería.

 La profanación de un lugar de culto es injustificable. Atentar contra estos objetos es también atacar el arte y la historia. Estas obras, cargadas de sentido y belleza, deben preservarse y transmitirse a las generaciones futuras.

 Mi ministerio y todos los profesionales del patrimonio, cuya alta cualificación es reconocida, serán movilizados para contribuir a la restauración de la iglesia y de las obras que albergaba.

 Expreso todo su apoyo a la ciudad de Fontainebleau y a sus habitantes, así como a la parroquia de San Luis de Fontainebleau.