Con profunda tristeza me enteré de la desaparición de Edmonde Charles-Roux.

Con una primera novela con título inmortal, "Olvidar Palermo", uno de los premios Goncourt más famosos de este último medio siglo, había hecho una entrada triunfal en el mundo de las letras. Fue en 1966. En 2002, Edmonde Charles-Roux se convertiría en la segunda mujer después de Colette en ser elegida presidenta de esa misma Academia.

Lectora de gusto muy seguro, Edmonde Charles-Roux prosiguió de frente varias actividades, la literatura, por supuesto, pero también el periodismo y un compromiso político inquebrantable.

Se construyó una vida de mujer libre, independiente y apasionada, a imagen de esas grandes figuras a las que dio una nueva vida, con un raro talento de biógrafo. Pienso, por supuesto, en Coco Chanel, del que hizo un retrato admirable en El irregular, en 1974.

Resistió durante la guerra, lo fue toda su vida. Edmonde Charles-Roux siempre ha trabajado, como su marido Gaston Defferre, en la lucha contra las desigualdades y las injusticias. Fue ella quien primero quiso poner a una mujer de color en la portada de Vogue en 1966, de la que era redactora jefe. Pagará el precio. Mujer de letras y de coraje, no dejó de ser ambas a la vez.

Expreso mi más sentido pésame a su familia y a sus seres queridos.