El mundo literario acaba de perder a uno de sus mejores poetas. 

La obra de Yves Bonnefoy mantenía una relación aguda entre poesía y reflexión. Se apoyaba en la experiencia, la escritura poética, la lectura crítica, la traducción (Shakespeare) y el estudio de las obras pertenecientes a otras artes (Giacometti).

Fue André Breton quien hizo encontrar la poesía a Yves Bonnefoy a través del surrealismo que participaba, a sus ojos, de una cólera contra la realidad.  Tuve la suerte de saludarlo en la Primavera de los poetas, hace unas semanas.

Gran traductor de Shakespeare, también escribió varias docenas de ensayos. Después de ser profesor universitario, fue elegido en 1981 para el Collège de France. También fue director de colección en Flammarion (Ideas e investigaciones).

Entre los muchos otros premios recibidos a lo largo de su carrera, recibió el premio de la Academia francesa en 1981, el Goncourt de la poesía por el conjunto de su obra en 1987, el premio de la BNF en 2013 e incluso el Gran Premio Nacional de poesía.

Presencia es la palabra clave de la poética y del pensamiento de Yves Bonnefoy. Por otra parte, había titulado su lección inaugural en el Collège de France: "la presencia y la imagen».

En Bonnefoy no había nostalgia.

Al final, Bonnefoy escribe: Es necesario, en otras palabras, reinventar un esperanza"