Claude Parent era un gran arquitecto, un innovador, un espíritu en movimiento. Un pensador en actos que leía de otra manera el espacio de nuestras vidas.

La reflexión llevada a cabo con Paul Virilio sobre lo que él llamaba la «función oblicua» en arquitectura permitió hacer evolucionar la manera en que el tratamiento de los planos y de sus fracturas puede influir en nuestra manera de habitar un lugar.

Claude Parent era un hombre libre y audaz. Provocó el debate, la controversia a veces, el interés siempre.

Destacado pedagogo, hombre de pasión radiante, formó e inspiró a algunos de los más grandes arquitectos de hoy.

La Ministra expresa sus sinceras condolencias a su familia y a sus familiares.