Después del saqueo del museo de Mosul la semana pasada, que siguió a tantos otros, igualmente insoportables, los asesinos de Daesh continúan su obra de destrucción ciega atacando hoy la ciudad histórica asiria de Nimroud, sitio arqueológico de valor inestimable.

Una vez más, es el patrimonio universal lo que llama la atención en su corazón. Estos vestigios son el legado de la humanidad, y estos actos constituyen un crimen contra la historia y el conocimiento.

La cultura pertenece a todos, es nuestro bien común. Amenazada sin cesar, debe sin embargo permitirnos luchar juntos contra el fanatismo y el oscurantismo.

Estoy en contacto regular con Irina Bokova, directora general de la UNESCO, que recibiré próximamente, y le he comunicado la plena movilización del Ministerio de Cultura y Comunicación al servicio de la preservación del patrimonio iraquí, y en particular, la lucha contra el pillaje y el tráfico de antigüedades.