Con la desaparición de François Faucher, perdemos una gran figura de la edición para la juventud. Hijo de Paul Faucher, pionero de la Educación Nueva y fundador del Taller del Padre Castor en 1931, François Faucher fue, sin duda, con sus hermanos y hermanas, el primer lector de los álbumes del Padre Castor, antes de suceder a su padre a la cabeza de las ediciones entre 1967 y 1996.

Los álbumes del Padre Castor pusieron al alcance de cada niño libros que supieron apasionarlos, llevarlos a historias llenas de fantasía y de imaginación. Su cubierta flexible y sus páginas simplemente grapadas han permitido desacralizar el libro para todos los niños, ofreciéndoles la lectura como un placer simple y obvio.

En 1996, los álbumes del Padre Castor contaban con 800 títulos, entre ellos bestsellers leídos por generaciones como La vaca naranja, Marlaguette, Michka o Roulegalette.

Cuando se retiró en 1996, François Faucher había creado la Asociación de Amigos del padre Castor, para preservar esta herencia y esta misión educativa, a fin de «dar a cada niño el deseo de crecer y emprender con entusiasmo».

A lo largo de su vida ha encarnado con pasión y generosidad la apertura de todos a la cultura y al mundo.

Expreso mis condolencias a su familia y familiares.