Con gran tristeza me enteré de la muerte de Chantal Akerman. Una figura magistral del cine y del arte contemporáneo nos ha dejado.

A la edad de dieciocho años dio obras maestras de una belleza plástica y formal que posteriormente influyeron en grandes cineastas. Jeanne Dielman, 23, quai du Commerce, 1080 Bruselasdonde sigue en tiempo real la vida cotidiana de una mujer obligada a prostituirse, sigue siendo una de sus películas más conmovedoras, una de las más grandes que se hayan visto sobre la alienación de la mujer.

Tomando prestado más tarde elementos de la música, del documental o de la danza - se le debe por otra parte una muy bella película sobre Pina Bausch - dio otras obras maestras, todas habitadas de esa gravedad que la caracterizaba, reflejo de una forma de insurrección interior. Cada uno de sus documentales deja también traslucir su deseo de acoger al otro, sus emociones y sus palabras - ella que se definía como «una esponja que escucha de manera flotante».

La directora de La Cautivaque se había dedicado en los albores del siglo a la adaptación tan difícil de La Prisionera de Proust, nos deja una filmografía que habrá contribuido a transformar el cine, rompiendo sobre todo los códigos tradicionales de la narración.

Reconocida cineasta, también fue una artista célebre. Presente en numerosos lugares de arte contemporáneo, su obra también fue objeto de una retrospectiva en el Centro Pompidou. Tuve la oportunidad de descubrir con emoción una de sus últimas instalaciones en la Bienal de Venecia: Now y sus cinco películas proyectadas simultáneamente, tan emocionantes e impactantes.

Todos mis pensamientos van hoy a sus seres queridos y a todos los que han sido formados, conmovidos y marcados por su arte.