Marie Dubois nos dejó a los setenta y siete años. El mal que padecía desde la edad de veintitrés años no la había impedido convertirse en una figura radiante de la Nueva Ola. Su rubia, su mirada, su voz grave habían inundado las películas de François Truffaut: «Dispara al pianista» y «Jules et Jim». Naturalmente orientada hacia la comedia, había tenido papeles inolvidables en «La Grande Vadrouille» de Gérard Oury, «Mon oncle d'Amérique» de Alain Resnais o «Rien ne va plus» de Claude Chabrol. A lo largo de su carrera, había sabido alternar con mucho discernimiento películas de autor y producciones populares.

Se había enfrentado a la esclerosis múltiple al comprometerse a apoyar a aquellos que, como ella, deben pasar por esta prueba. Ella nos mostró en la vida real, ese hermoso carácter que expresaba tan bien en la pantalla.