Con Martine Clary desaparece un gran maestro de ballet, que dio su vida al plató y a los numerosos intérpretes que acompañó en el camino de la excelencia. Unida al lugar central del bailarín, siempre ha llevado con la misma exigencia el desarrollo de las cualidades técnicas e interpretativas, para responder a las intenciones artísticas de los coreógrafos, invitando a los bailarines a superarse constantemente. Desde el Conservatorio Nacional Superior de Música y Danza de París hasta el Ballet del Gran Teatro de Ginebra, su precisión y su facultad de viajar en el repertorio y la creación coreográficas han sido unánimemente reconocidas.

Corifeo en el ballet de la Ópera Nacional de París, Martine Clary se unió rápidamente a la creación El Teatro del Silencio en los años 70, lugar emblemático de la creación coreográfica moderna y contemporánea francesa, dirigida por Jacques Garnier y Brigitte Lefèvre. Junto a Jacques Garnier, participa también, a partir de 1981, en la formación del Grupo de investigación coreográfica de la Ópera de París (GRCOP), donde se codea con las grandes figuras de la danza postmoderna americana y los jóvenes creadores de la danza francesa, como Maguy Marin o François Verret.

Son numerosos los bailarines que han seguido su enseñanza experta y que rinden, actuando en el escenario, el mejor homenaje a su trabajo y a su sentido del detalle, a los que se añade la preocupación permanente de tocar un amplio repertorio con emoción y gran tecnicidad.

Me uno al dolor de sus seres queridos, de sus antiguos alumnos y de todo el mundo de la danza que hoy pierde una gran dama que ha trabajado incansablemente para facilitar el encuentro entre los intérpretes y los creadores.

 

París, 6 de junio de 2014