Antes de poner su talento y su valiosa experiencia al servicio de la compañía Renaud - Barrault, como administradora y secretaria general, Claire Duhamel ya se había hecho un nombre en el cine pero también en el teatro bajo la dirección de los más grandes directores. Los cinéfilos la recuerdan en Un gran jefe de Yves Ciampi, la guerra ha terminado de Alain Resnais, o Follados robados de François Truffaut. En el escenario, habrá brillado tanto tocando Marivaux como Molière, Brecht o Ionesco.
Había hecho un muy buen regreso como actriz, a finales de los años 90, solicitada por Mathieu Amalric que entonces le había ofrecido su último papel en lo que era, para él, su primera película -Come tu sopa- como director de escena.
El nombre de Claire Duhamel seguirá vinculado también al Festival de otoño, a las Francofonías y, por supuesto, al Théâtre du Soleil, que le era tan querido. Habrá sabido servir de mil maneras nuestra cultura, nuestro cine y muy especialmente este espectáculo vivo que tenía toda su preferencia.