En presencia de más de 200 representantes electos y profesionales del sector de las bibliotecas, Fleur Pellerin recordó el papel fundamental de las bibliotecas al servicio del acceso de todos a la cultura y al conocimiento, y aplaudió la movilización de las colectividades territoriales para permitir a las bibliotecas responder a las expectativas del público. Entre ellas, la ministra identificó dos prioridades: la adaptación de los horarios de apertura al ritmo de vida de la población y el desarrollo de recursos digitales.

 

Fleur Pellerin ha pedido un esfuerzo colectivo en favor de la ampliación de los horarios de apertura de las bibliotecas para articularlos mejor con el ritmo de vida de nuestros conciudadanos. Para poner en práctica esta ambición, la Ministra propuso la movilización del instrumento de financiación del Estado en favor de las inversiones de las bibliotecas para los proyectos de ampliación de horarios, así como la creación de una célula de expertos para apoyar a los representantes locales en sus gestiones.

 

En cuanto al desarrollo de los servicios digitales al público, la Ministra firmó con diez instituciones que representan al conjunto de las partes interesadas - colectividades locales, bibliotecarios, editores, libreros, autores - el acto fundacional del préstamo digital en biblioteca. Fruto de un planteamiento pionero en Europa y que reúne doce recomendaciones que establecen un marco para cuestiones importantes como las condiciones de distribución, los modelos de uso y los modos económicos, este acuerdo traza una vía equilibrada para el desarrollo del préstamo del libro digital en biblioteca, respetando el derecho de autor, de la remuneración de la creación y de la expectativa de los públicos.

 

Con una red de 16.000 puntos de lectura, 30.000 profesionales y miles de voluntarios en todo nuestro territorio, las bibliotecas y las mediatecas constituyen nuestro primer servicio público cultural.

 

Las Asambleas han permitido reunir en torno a una misma ambición a todos los que trabajan para que las bibliotecas sean ante todo un servicio al público, vector de ciudadanía y de vínculo social, y que garanticen, gracias al principio de libertad de constitución de fondos, el acceso pluralista a todos los saberes.