Didier Comès se unió a su amigo Hugo Pratt desaparecido en 1995, el otro maestro de la historieta en blanco y negro.
Este maravilloso dibujante y guionista belga (cuyo verdadero nombre es Dieter Herman) nunca habrá dejado sus Ardenas natales ni habrá dejado de cantar el misterio de su bosque. Le respiraba la inspiración, los temas, el color de sus largos relatos fantásticos en blanco y negro, su carácter onírico y fascinante. «La Comadreja», «Eva», al guión hitchcockien, «L'Arbre-Coeur» y sobre todo «Silence» (colección A seguir, Casterman), su mayor éxito coronado por el Festival Internacional del Cómic de Angulema en 1981, dan testimonio de ello.
Esta fuente pura coexistía con el universo de la segunda guerra mundial, la «Sombra del cuervo» que se cernió sobre su obra desde sus comienzos hasta «Dix de Der», en 2006. Una exposición acababa de rendir homenaje a su talento el pasado enero en Angulema.