El Diario Dominical se basa en un documento que, en esta fase, no ha tenido en cuenta los intercambios vinculados al procedimiento contradictorio: no se trata, pues, de la posición del Tribunal de Cuentas.
Por lo demás, las afirmaciones comunicadas por el Diario incluyen amalgamas y falsedades.
Así, los importes mencionados son, por una parte, inexactos y, por otra, confunden las inversiones de las cadenas de televisión, incluidas las privadas, que evidentemente no entran en el concepto de fondos públicos, y la financiación del Centro Nacional del Cine y de la Imagen Animada (CNC), que no depende del presupuesto general del Estado sino de una exacción efectuada, desde 1946, únicamente en el mercado de la difusión de las obras cinematográficas.
Por otra parte, la ministra destaca que la argumentación adoptada oculta deliberadamente todas las aportaciones de la política del cine y del audiovisual al crecimiento y a la creación francesa.
En realidad, la inversión pública en el cine es importante, pero la mitad de los importes mencionados en el artículo.
Esta inversión es inteligente, y genera cada año crecimiento -casi un punto del PIB - y 340.000 empleos, que desaparecerían sin este apoyo público. Esta inversión viene a acompañar la acción de las empresas privadas del sector, situando a Francia a la cabeza de los 28 países de la Unión Europea en cuota de mercado de su cine nacional (entre 30 y 40%, contra 5 a 20% en sus vecinos debido al aplastante impacto del cine hollywoodiano). También contribuye, mediante su crédito fiscal internacional, a atraer rodajes extranjeros y, por tanto, a crear empleo, y más ingresos que gastos fiscales.
La Ministra manifiesta su preocupación por el hecho de que tales declaraciones no puedan sino debilitar una industria de futuro que constituye un verdadero activo artístico y económico para Francia. Reafirma que el apoyo público al cine tiene también por objeto preservar la cultura, la palabra específica de Francia y de Europa en el mundo. Ese fue el sentido de la lucha librada por el Presidente de la República y el Gobierno en la primavera y ganada, en defensa de la excepción cultural.
Por otra parte, recuerda que, lejos de toda lógica conservadora, lanzó hace un año las Jornadas para la diversidad del cine, cuyos trabajos concluirán en enero con la entrega de un documento y de propuestas destinadas a ajustar los dispositivos de ayuda, dar respuestas concretas al control de los costes de producción, a la mejora de la transparencia y a la modernización de la intervención pública en la era digital.
Estas reflexiones, así como las relativas al acto 2 de la excepción cultural, que tienen por objeto la modernización de los instrumentos existentes para su adaptación digital y la prosecución de la digitalización de las obras, están bien en el centro de la acción de los poderes públicos, a través del CNC que ya está trabajando en ello.
Francia toma la decisión asumida de favorecer la digitalización de las salas (cuya tasa es del 98%), de apoyar un sector de excelencia, factor de proyección, creador de empleos, pero también de vínculo social entre los franceses y de orgullo de Francia en el mundo. Es una opción radicalmente opuesta a la lógica liberal que algunos quieren imponer, a la desregulación que barrería nuestro cine como lo ha hecho en los demás países que han elegido esta vía.
Se trata ante todo de favorecer la existencia de un cine diverso, exigente y popular, como herramienta de representación del mundo, como instrumento de soberanía y de excelencia, así como de unidad y de orgullo en torno a grandes obras.