Claude Brulé fue el guionista de varias obras maestras del cine: ¿Se quema París? de René Clément, Las Conexiones peligrosas de Roger Vadim o Rocco y sus hermanos de Visconti. Películas en las que su genio del texto y de las situaciones (era un magnífico autor dramático) casaba a la perfección el genio propio del cine.
Películas y series televisivas llevan también el sello de este gran defensor de nuestro patrimonio literario: Arsène Lupin, Molière para reír y llorar o, recientemente, La Plata según Zola.
Oficial de la Orden de la Legión de Honor y Comendador de la Orden de las Artes y las Letras, su nombre quedará vinculado a la defensa del derecho de autor, como profesor en la Universidad de París-Sorbona y Vicepresidente de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores. Una manera responsable, ejemplar, que tenía de servir a este teatro y la cultura, que tanto amaba.