El Colectivo de Festivales, con sede en Bretaña, ofrece una formación completa para iniciar a los organizadores en las buenas prácticas del desarrollo sostenible.
Optimizar el consumo energético de los festivales calibrando mejor las fuentes de suministro, elegir soluciones menos energéticas para la restauración, el escenario o la iluminación, explorar nuevas soluciones técnicas: son los objetivos del curso de formación establecido por el Colectivo de festivales en Rennes.
Creado en 2005 en Bretaña para reflexionar sobre el tema de la transición ecológica y social, reúne hoy a una treintena de festivales en el territorio bretón y los acompaña en su proceso de desarrollo sostenible, pero también en las cuestiones de orden social y social. « Se trabaja tanto en las cuestiones de la energía, los desplazamientos, la alimentación y los desechos como en cuestiones más sociales como la accesibilidad de las personas con discapacidad o la violencia sexual y de género », explica Rudy Guilhem-Ducléon, responsable de desarrollo sostenible y responsable de proyectos.
Eficiencia, eficiencia, suministro de energía
Los festivales se enfrentan a especificidades vinculadas a los lugares en los que se instalan, a menudo poco pensados para este tipo de uso. « Esto implica una logística dedicada y la construcción de una serie de infraestructuras », subraya Rudy Guilhem-Ducléon. Se añade a ello la acogida del público, que tiene forzosamente un impacto en determinados lugares naturales. Así, el Colectivo y los organizadores han identificado tres grandes retos para limitar el consumo energético de los festivales.
El primer reto es el de la sobriedad con un cambio de tamaño de las instalaciones, de los sistemas de sonido y luz, de la capacidad de acogida de los lugares o de los desplazamientos de los artistas. El segundo se refiere a la eficacia de los dispositivos, con un acompañamiento de las direcciones técnicas para adaptar las instalaciones a las necesidades. « A menudo se observa un sobredimensionamiento de los grupos electrógenos de x3 a x10 por lo que hay un margen de progresión », prosigue Rudy Guilhem-Ducléon. El colectivo anima a los festivales a utilizar los led, menos energéticos, para la iluminación o el gas, más eficaz, para los espacios de cocina. Este segundo reto está relacionado con el tercero, el del abastecimiento energético. Sobre este tema, el Colectivo trabaja con Enedis para que los festivales se conecten, lo antes posible, a la red fija, treinta veces menos emisora de CO2. Por último, se trata de encontrar energías más limpias, como la solar o la eólica. « Uno de nuestros festivales adherente ha sonorizado recientemente una escena entera a la energía solar. Estas iniciativas están todavía dispersas pero esto es alentador », señala Rudy Guilhem-Ducléon.
Antes centrada principalmente en la cuestión de la puesta en común de equipos y la reducción de los residuos, la cuestión de la transición ecológica cobra cada vez más importancia. El recorrido de formación Coordinación Desarrollo sostenible de un festival nació de una creciente preocupación de los organizadores de festivales por este tema. « A imagen de la sociedad, los festivales evolucionan, constata Rudy Guilhem-Ducléon. La toma de conciencia se amplía y se trabaja con festivales comprometidos, por lo que el proceso va más rápido y más lejos, especialmente desde la crisis sanitaria. Se trabaja de manera más estratégica, se planifican realmente las acciones de desarrollo sostenible y se establecen indicadores para ver cómo mejorar ».
Metodología, acciones y valorización
El Colectivo ha imaginado este recorrido de seis módulos que dura una decena de días repartidos a lo largo de un año escolar. Se compone de tres bloques de dos módulos cada uno. El primero hace hincapié en las herramientas metodológicas, en particular con la instauración de una auditoría de desarrollo sostenible. « Se trata de un inventario completo de las herramientas de evaluación para limitar la huella medioambiental. Se intenta comprender el impacto de un festival sobre la biodiversidad y los recursos naturales », resume Cécile Talon, responsable de desarrollo sostenible y responsable de formación. El segundo propone acciones concretas y el tercero hace hincapié en la comunicación y la valorización del proceso. « El recorrido aporta mucha información y da espacio al intercambio entre participantes. También hay una dimensión operativa, como cuando hablamos, por ejemplo, de gestión de los baños secos », prosigue Cécile Talon. A lo largo de este recorrido, los becarios son dirigidos por participantes que conocen bien el sector cultural. « De lo contrario, sería más teórico y menos satisfactorio para los participantes », estima Cécile Talon.
La última sesión, que acaba de concluir, atrajo a una veintena de personas de toda Francia, tanto asalariadas como voluntarias. « Hemos recibido muy buenas críticas, asegura Cécile Talon. Este recorrido permite a personas estructurar su andar. Los funcionarios de desarrollo sostenible de larga data han podido renovar y fortalecer sus herramientas, mientras que las personas recientemente nombradas han ganado legitimidad y pueden ser mejor reconocidas en su estructura. » El recorrido podría perfeccionarse con la implantación de módulos opcionales según la experiencia de los participantes o de los días de inmersión en el terreno.
Un Acto 2 del plan de sobriedad energética en el sector cultural
El sector de la cultura representa hoy alrededor del 2 % del consumo energético total francés, sin contar los consumos vinculados a los desplazamientos de los artistas, de las obras y sobre todo del público. En octubre de 2022, el Ministerio de Transición Ecológica presentó un primer plan de sobriedad con medidas como la reducción de la temperatura a 19 ºC en invierno, la realización de obras de ahorro rápido o la aplicación de medidas favorables a la reducción del consumo de combustible.
Tras un balance de esta primera parte, el plan ha entrado ahora en su Acto 2con un grupo de trabajo de actores de la cultura que se reunió en abril pasado. Este grupo reúne a representantes de los establecimientos públicos y empresas del sector de la cultura, representantes de las colectividades locales, de los expertos en energía y de la Agencia de Medio Ambiente y Control de la Energía (ADEME).
Juntos reflexionaron sobre las tensiones energéticas a las que se enfrenta el mundo de la cultura, especialmente en los lugares que reciben al público. Las pistas de reflexión se refieren, en particular, a la iluminación, la reducción de los consumos relacionados con lo digital, el conocimiento y la explotación del potencial inmobiliario y de su rendimiento energético, la gestión y la mejora de los instrumentos de calefacción y la formación de los administradores.
« ¡Una vida cultural más eco-responsable es posible!lanzaba Rima Abdul Malak, ministra de Cultura, al salir de esta reunión. Se han puesto en marcha numerosas iniciativas para reducir el consumo de gas, electricidad y combustible en todos los campos culturales. Estos esfuerzos de ahorro energético se han realizado sin reducir el acceso a la cultura de nuestros conciudadanos, un principio al que sigo muy comprometido. Colectivamente, hemos sabido responder a las emergencias a corto plazo, anticipando los desafíos del futuro. »