Discurso de Frédéric Mitterrand, Ministro de Cultura y Comunicación, pronunciado con motivo de la ceremonia de remisedes insignias de Chevalier en el orden de la Legión de Honor en Francçoise Bonnot, y de Comendador en el orden de las Artes y Deslettres a Jean-Robert Pitte, y Mehdi Qotbi
Querida Françoise Bonnot:
Decidida y resuelta, estas son las primeras palabras que vienen a ti
describir, cuando, en 1957, a solo 18 años, una vez que su licenciatura
conseguido, usted se lanza en la aventura por el abandono
plenamente a su pasión, el cine. En retrospectiva, fue sin duda
inevitable que un día te unas a lo que a veces se llama
«Gran familia», de la que varios ilustres representantes son
presentes hoy. De hecho, hiciste tus primeras escalas con
vuestra madre, profundizando vuestro aprendizaje en compañía de Henri Verneuil,
el padre de su hijo, así como con Jean-Pierre Melville,
considere como un hermano mayor. En solo cinco años, ya tiene
probado como asistente y usted se convierte en jefe montadora, en
el inolvidable Un Mono en Invierno, iluminado por el dúo Gabin-Belmondo y los
diálogos memorables de Michel Audiard.
La inteligencia y la implicación que le caracterizan le han permitido
pasear entre géneros muy diferentes, navegando con facilidad
desconcertante desde las puertas cerradas opresivas a las ficciones políticas,
biografías íntimas a los grandes dramas shakesperianos. Solo punto
común entre todos los largometrajes a los que ha contribuido:
su propia pata, mezcla de precisión, orfebrería y
discernimiento, capaz de transformar un escenario exigente en un líder
de obra visual. Usted encarna con brillantez, pero también discreción, un arte
demasiado a menudo descuidado, un oficio que está en el centro de la realización de una película,
un oficio que da todo su sentido a la hermosa expresión de Gilles Deleuze
para caracterizar el cine, «limadura-movimiento». Sin embargo, debemos
nuestras emociones más bellas o nuestros recuerdos más memorables
de estas «pequeñas manos» de la gran pantalla, de estos «parteros»
de imágenes, de estas obreras del sensible y de la película.
Jean Gabin, Alain Delon, Yves Montand, Dustin Hoffman, Anthony
Hopkins, Salma Hayek o más recientemente Helen Mirren han
disfrutado de su ojo y su sentido de la secuencia en su juego. ¿Quién
podido olvidar su trabajo discreto pero determinante permitiendo a Jean-Paul
Belmondo - entonces doblado por un bailarín español para los primeros planos - de
bailando el flamenco ante nuestros ojos en Un Mono en
¿Invierno? El montaje es el hilo frágil que conecta las diferentes mallas
de una obra cinematográfica confiriéndole una lógica, una fluidez,
un movimiento. A lo largo de los años, usted ha ofrecido su conocimiento
del cine a más de cuarenta películas y una decena de directores,
entre ellos, Julie Taymor, Ridley Scott, Jean-Jacques
Annaud, Nicole Garcia, Roman Polanski y Costa-Gavras, a quienes
vinculan, lo sé, una confianza, una complicidad, una fidelidad.
El universo musical de los Beatles en Access the Universe 2007, la épica
flamígera de Cristóbal Colón, el drama político de L'Aveu, le huis
cerrado de Place Vendôme, ningún estilo, ninguna escritura fílmica escapa a
su ciencia de la secuencia filmada y de lo que Eiseintein definía
como el «pensamiento del montaje». Este pensamiento que permite al cineasta
ruso de inventar una lengua cinematográfica al mismo tiempo de
formular las leyes, actualizando, a través de la elección del montaje, del ritmo,
de la luminosidad - que se piensa en Iván el Terrible - «cine-puño» que él
se oponía al «cine ojo».
Con tanto equipaje, su fama cruzó rápidamente nuestras fronteras.
Usted tuvo que responder a las peticiones de otra ciudad-Luz, de una
otra capital del cine, Hollywood, donde usted vive desde ahora 25
años, contribuyendo a la proyección del cine francés y de sus técnicos
en el mundo. Los Estados Unidos le han traído su más grande
consagración por el Oscar merecido que se obtiene en 1970 para
la inolvidable Z de Costa Gavras. Con motivo de la ceremonia,
demuestren, una vez más, su modestia y su humildad. Tan pronto como
su nombre es pronunciado, usted se da cuenta de que usted no había preparado
ningún discurso. En 1983, Missing: entonces usted consigue un nuevo
recompensa, con el BAFTA al mejor montaje, sin olvidar sus
múltiples nombramientos a los Césares.
Este año celebramos el 150 aniversario del nacimiento de
Georges Méliès, cuyo famoso Viaje a la luna (1902) fue presentado
en la apertura del Festival de Cannes, me complace recordar lo que
el cine debe al espíritu feriante, a la técnica de la imagen, a la fábrica de
la ilusión, animada por el realismo o que se alimentan de
nuestros sueños de niños frente a las fugaces imágenes de la linterna mágica.
Querida Françoise Bonnot, porque usted encarna el cine en su
dimensión de la fábrica de imágenes, porque usted tiene tan discretamente pero
tan fuertemente contribuido a la difusión y el reconocimiento del cine
en nombre del Presidente de la República y en virtud de
de los poderes que nos han sido conferidos, le hacemos caballero de la
Legión de Honor.
Querido Jean-Robert Pitte:
Para retomar el subtítulo de uno de sus libros, no hay
«Pasiones rivales» en su carrera. Usted ha puesto su vida y su
en el compromiso con la ciencia, el servicio
del Estado y el patrimonio. Ahora delegado para la información y la orientación
ante el Primer Ministro, su recorrido de ayer y de hoy, es
marcado por el doble sello del compromiso público y la pasión de la
conocimiento y aprendizaje.
Científico, usted está en este viaje que le llevó desde la
Sorbona, donde fue estudiante, en la Universidad de París - Sorbona,
donde usted profesó, y en el Instituto de Francia, que le recibió en 2008 en
en el seno de la Academia de Ciencias Morales y Políticas. También lo sois
en actos, si me atrevo a decir. Geógrafo reconocido internacionalmente y distinguido
por numerosas universidades, eminente representante de esta ciencia
del espacio y del ser humano, vuestra obra ha atravesado los continentes y
paisajes de Mauritania a las tierras de Castanide, estos países de
castaños» para usos singulares, desde Japón hasta Burdeos
por Borgoña. También lo eres a través de la preocupación que tienes por
transmitir, me atrevería a decir con avidez, la ciencia al más grande
número, como lo demuestra su compromiso en el Festival de
Geografía de Saint-Dié des Vosges. La ignorancia de la geografía, en
otros términos de la inscripción del hombre en un espacio, un territorio,
un paisaje, es, según sus propias palabras, marcado en la esquina de su mente
«un arma de destrucción masiva».
Este compromiso al servicio de la transmisión de conocimientos y de
saberes, lo habéis manifestado muchas veces en el ejercicio de
responsabilidades académicas, ya que ha sido director de instituto,
y, por último, Presidente de la Universidad de París-
Sorbona. Entonces tuvo la intuición de que la historia muchas veces
secular de la Alma mater se inscribía ahora en la rápida evolución de los
lugares de conocimiento e investigación y en una competición internacional
en torno a la llamada «sociedad del conocimiento».
Sin un geógrafo a su cabeza, quizás la Sorbona nunca habría
tentado y acertado la apuesta de su implantación en Abu Dhabi.
Si hay un dominio, querido Jean-Robert Pitte, que manifiesta mejor que nada
otro las dos pasiones que te animan, es tu amor por el patrimonio
inmaterial. Especialista en paisajes y gastronomía, usted es
Presidente de la Sociedad de Geografía desde 2009 y defiende su
disciplina con pasión y resolución a través de los productos locales, la
gastronomía y buen vino, en un enfoque a la vez cultural y
sociológico de los espacios y lugares.
Este amor por el patrimonio gastronómico y culinario, para el científico que
usted es, es en primer lugar el arraigo de la geografía en la historia, la
lectura del paisaje como palimpsesto, con su notable Historia del
paisaje francés, o la inscripción de la historia en el espacio, que
ilustre en Gastronomía francesa. Historia y geografía de una pasión.
También son sus obras en las que el entusiasmo del defensor
apasionado se une al rigor académico del investigador, sin olvidar la
punta de humor bromista que te caracteriza: El vino y lo divino, Burdeos-
Borgoña. Las pasiones rivales, El deseo del vino.
André Tchernia ya había explorado la historia de la vid y el vino en
la Antigüedad. Jean-Louis Flandrin, nacido en el «jardín de Francia»,
historiador de las prácticas culturales y del sensible, había dado a la historia
de la alimentación sus cartas de nobleza académicas. Usted tiene allí su
mirada erudita y codiciosa de geógrafo al inscribir los vinos y las
viñedos en una historia de territorios y paisajes, en una
historia de estos «nombres de países» queridos a Proust - Gevrey-Chambertin,
Morgon, Pauillac, Jurançon - que dan forma a una cultura de los sentidos tanto
que una experiencia de la memoria, una delicia presente tanto como un futuro
siempre recompuesto. A tu manera y a tu ritmo, por tus
publicaciones como por sus compromisos numerosos usted tiene así
dio origen a una extraña disciplina de la que usted es uno de los
representantes más eminentes: ¡la «geo-gastronomía»!
Sé la parte que tomó en la inscripción, en 2010, de la comida
gastronómica francesa Patrimonio Inmaterial Mundial de la Unesco,
traducción del lugar preponderante de la herencia culinaria en nuestra
proyección internacional. Tradición multisecular y saber hacer,
celebración compartida del gusto y la convivencia son los elementos que
convencido por la Unesco de la pertinencia de esta candidatura.
Usted ha llevado con constancia y determinación esta lucha por la
Gastronomía francesa, al frente de la Presidencia de la misión francesa
patrimonio y cultivos alimentarios (MFPCA). No hay duda
que su experiencia y conocimiento de las tradiciones gastronómicas
como evoluciones en curso han contribuido a este resultado. Más que un
adorno anticuado, más que un legado polvoriento, la comida gourmet
es el fruto de una alquimia sutil entre elementos tan variados
que el paisaje, el patrimonio construido, el ritmo de las estaciones, la lengua y sus
expresiones, fabricación de utensilios y objetos.
En otras palabras, es una expresión de este «proceso de civilización»
anteriormente descrito por Norbert Elias. Es, en el momento de la uniformización del gusto y
de la normalización de los productos y de los modos de consumo,
cartas maestras que permiten a nuestro país llevar la exigencia de la
diversidad cultural en Europa y en el mundo.
Porque es alrededor de una mesa que usted se propone ir al encuentro
de los demás, de las culturas, de los gustos. Es también la idea que
promover con la creación de una Ciudad de la Gastronomía, en
que, como sabéis, presto una atención muy particular y
apoyo. Este lugar de cultura y descubrimiento, que sería
también un centro de recursos y un polo de desarrollo económico
y turístico rendiría pleno homenaje al conocido adagio de
Claude Levi-Strauss afirma que «no basta con que un alimento sea bueno para
comer, es necesario que sea bueno pensar».
Querido Jean-Robert Pitte, por su destacada carrera académica y
su pasión por la transmisión, por su talento como escritor y narrador
del paisaje, por su compromiso inquebrantable en la promoción de la
gastronomía en nombre del patrimonio cultural, en nombre de la República
francés, le hacemos Comendador en la orden de las Artes y
Lettres.
Querido Mehdi Qotbi:
«Provocado por el vacío
Que ataca la superficie
Qotbi
No quiere dejarse arrastrar
Hay que tapar el hueco
Lo hace a su manera
Haciendo cantar el papel
Al cubrirlo con una música
¿Quién niega el tiempo»
Estos versos los ha escrito Eugenio Guillevic, entre tantos
otros nombres ilustres que su obra habrá inspirado poderosamente.
Alabar sus compromisos y su obra es saludar una
presencia al mundo que sale de nuestras obligaciones contemporáneas de
inmediatamente significar, que encarna al mismo tiempo un hermoso rasgo
de unión entre Francia y Marruecos.
En vuestro universo estético, solo por su presencia los signos
tienen sentido - desde los signos que están allí hasta el hechizo, hasta el vértigo
de su mera presencia, de la saturación sobre lienzos donde ningún lugar
se deja en blanco. Un mundo de páginas donde los caracteres se encadenan a
el infinito en frases sin principio y sin fin, donde la repetición coreada del
signo deja lugar al reino del único significante; una pintura que se lee tanto
que se ve, en los límites de lo escrito y de lo pictórico, donde se escriben
presencias, se notan secretos y metamorfosis, donde se unen el
grande y pequeño, cuando los signos se convierten en mar, tierra o cara. Un
viaje de la escritura que recorre, para retomar las palabras de Michel
Jobert, un universo alfabético, atrapado por una embriaguez telúrica, [quién] sueña
a la creación del mundo». Sueños desmiurgicos donde sin embargo el objeto de la
creación permanece enterrada en el secreto del signo y de su materialidad
indescifrable - en el juego de una abstracción donde se encuentra el rastro de
los que os hayan inspirado, como Henri Michaux y Jean Degottex, que
habían ido a buscar caligrafía china. En un lenguaje que
no significa, que no significa nada, nos enseñas precisamente a
leer el mundo en la poesía de su carne. Juan de Ormesson vio en usted
un «creador de antes de la creación».
En el Corán sura 96, se lee que es por el Qalam (Calame) que Dios
le enseñó al hombre lo que no sabía. La cosa escrita, que penetra en parte
la cultura árabe, habrá fascinado a todos los que han tratado de trazar
lo invisible, a hacer visible el misterio. La tradición caligráfica oriental
habrá marcado desde hace mucho tiempo las estéticas europeas, con Leonardo
de Vinci, con Albert Durero y sus nudos grabados en madera, con usted que
Viaje también de una orilla a otra.
Rendirle homenaje es también rendir homenaje al diálogo y a
la amistad franco-marroquí a la que habéis dedicado vuestra energía y
vuestra generosidad. Pienso en el Círculo de Amistad Franco-Marroquí, en Trait
Unión Marruecos-Europa, de la que usted es presidente, pero también en la carta
Juntos, portavoces de los franceses de origen magrebí en Francia, entre ellos
usted es el fundador y el director editorial. Un
compromiso muy vinculado a un itinerario singular, el de un hijo de
Takkadoum, en Rabat, que continuará sus estudios artísticos en Toulouse
y en París, antes de exponer en todos los continentes.
Usted dijo una vez: Siempre he tratado de devolver todo lo que
que había recibido, y lo he recibido todo de Marruecos y lo he recibido todo de Francia».
Hoy es mi turno de entregarles insignias. Ellos también guardan
en cierto sentido su parte de misterio, lejos de la inmediatez de la bomba y de
honores. También llevan, en blanco y verde, el calor y el secreto de este
que hace amistad.
Querido Medhi Qotbi, en nombre de la República Francesa, le hacemos
Comandante de la Orden Nacional de Artes y Letras.