Señoras, señores, queridos amigos:
«Hacer accesibles las obras capitales de la humanidad [...] al mayor número posible de franceses»: éste es, como saben, el ambicioso programa asignado en 1959 por André MALRAUX al Ministerio de Asuntos Culturales, que acababa de crear con el General DE GAULLE. Medio siglo después, cuando celebramos el cincuentenario de este ministerio, ¿qué constatamos? Se ha recorrido un largo camino; por supuesto, queda mucho por hacer, pero se han logrado progresos considerables. Es el caso del acceso de las personas con discapacidad a nuestros museos.
«Accesible» debe entenderse en todos los sentidos de la palabra: en sentido propio, literal y cotidiano, como en sentido figurado, social y cultural. Se trata, en primer lugar, simplemente, de poder ir a los lugares y percibir las obras para aprovecharlas.
La acogida de las personas con discapacidad en todos los ámbitos de la vida social se ha convertido, en los últimos años, en una gran causa nacional y es un progreso considerable de civilización. La Ley de 2005 «Por la igualdad de derechos y oportunidades, la participación y la ciudadanía de las personas con discapacidad» marca, desde este punto de vista, un momento esencial de toma de conciencia y constituye un programa de acción ambicioso y alcanzable. Como ustedes saben, hace apenas un mes, el 4 de noviembre pasado, se creó, por iniciativa de Xavier DARCOS y de Nadine MORANO, un Comité Interministerial de Discapacidad presidido por el Primer Ministro, que sustituyó a la Delegación anterior y permitirá cumplir todos los compromisos asumidos por el Presidente de la República en la Conferencia Nacional de la Discapacidad de 2008, traduciendo en hechos cada uno de los objetivos de la Ley de 2005. En este ámbito, más que en cualquier otro, el éxito se mide por los logros concretos. De lo contrario estaría tentado a decir que se incurre en el reproche del famoso loro de Zazie en el metro de QUENEAU, aparecido hace apenas 50 años: «Tú causas, tú causas, es todo lo que sabes hacer... ». Las acciones deben seguir las intenciones, y eso es lo que el gobierno está haciendo.
En el ámbito cultural, en particular, se crearon en 2001 una Comisión Nacional de Cultura-Discapacidad y, en 2003, una Misión de Cultura y Discapacidad, que fueron reforzadas por la Ley de 2005 y coronadas por una Convención Nacional en 2006. Y con este espíritu se fundó, hace dos años, el premio «Museo para todos», que tengo el honor y el placer de entregar esta noche, por tercera vez en su historia.
Este premio distingue una realización ejemplar en materia de accesibilidad a los visitantes con discapacidad, cualquiera que sea el tipo de discapacidad - motor, sensorial o mental - que sufran. Premia los arreglos duraderos en materia de escenografía y museografía, de documentos de ayuda a la visita o de información a los públicos discapacitados - iniciativas que permiten o facilitan el acceso a nuestros museos.
También este año, la operación tuvo un éxito notable: de todos los expedientes presentados, repartidos en casi la mitad de las regiones francesas, fue difícil determinar qué museo sería distinguido este año por sus esfuerzos particulares, tanto los participantes han rivalizado ingenio e imaginación al servicio de la generosidad. Por eso hemos decidido entregar este premio a dos ganadores ex aequo, es decir, a partes iguales: al museo de ANGOULÊME y al Museo de Bellas Artes de NANCY - que cito aquí en orden alfabético. Por otra parte, sé bien que cada uno de los museos no está en competencia o en competición, sino animado por la sana emulación del altruismo.
A ambos se les concedió el sello «Turismo y Discapacidad», del que es socio el Ministerio de Cultura y Comunicación, debido a la realización de obras de accesibilidad y de equipamientos específicos, incluido el suministro de sillas de ruedas. Ambos han organizado visitas en lengua de señas - visitas que se bailan incluso, creo, en el museo de NANCY, donde también se encuentra, entre otras innovaciones, un «maletín descubierto» de la pintura y la escultura para discapacitados mentales, pero también donde los cuadros están colgados a una altura adecuada para ciertas discapacidades físicas. En cuanto al museo de ANGOULÊME, que tiene precisamente como hermoso lema «Un museo para todos, accesible a todos», se proponen una guía en braille y en grandes caracteres, un «recorrido táctil», así como un juego de pista sin soporte escrito. Todas estas iniciativas permiten a los sordomudos, a los ciegos o a los discapacitados visuales, a las personas que no pueden desplazarse o a las que padecen enfermedades psíquicas entrar en contacto con estos mediadores culturales indispensables que son los museos. Personalmente, soy particularmente favorable a las animaciones mixtas programadas por estos museos, que asocian a personas con discapacidad y a las que tienen la suerte de estar exentas de ellas, porque los museos son también lugares indispensables de diálogo, de encuentro e intercambio, de descubrimiento de la diferencia y de sus riquezas.
La accesibilidad de los museos pasa también por las tecnologías digitales y por Internet, como lo demuestran de manera ejemplar los esfuerzos específicos realizados por el museo de NANCY en la materia. Lo digital es, por supuesto, una obra muy importante y he hecho de ello una prioridad de mi acción, aunque los mundos virtuales no pueden, por supuesto, sustituir el acceso directo y la presencia física en el museo; pero pueden, por supuesto, servir de ayuda, acompañamiento e incentivos para una visita efectiva de las personas con discapacidad.
Por este precio, y por supuesto por debajo y más allá, el Ministerio de Cultura y Comunicación - es decir, también, el Ministerio de Comunicación de la Cultura y su accesibilidad - está plenamente comprometido con la realización de este objetivo. Trabaja en estrecha colaboración con los museos, a través de la Dirección de Museos de Francia y el Centro de Museos Nacionales, con las colectividades territoriales y numerosas asociaciones, en particular a través de un plan de formación, seminarios y talleres que podrían iniciarse en 2010 sobre un horizonte europeo.
Se trata, como decía, de hacer los museos accesibles a todos: iré más lejos y diré «accesibles a todos». Como sabéis, he hecho de esta «cultura para cada uno» el objetivo esencial de mi acción al frente del ministerio. «Cultura para cada uno» y no solo «para todos»: significa que cada uno, cualquiera que sea su origen social, su grado de educación y su eventual discapacidad, debe tener el derecho y la posibilidad efectiva de acceder a los museos en el conjunto de nuestros territorios.
Por eso me sentiría casi tentado a rebautizar este premio, que tengo el inmenso placer de concederos, llamándolo el premio «Museos para todos y para cada uno».
Por último, quiero felicitar muy calurosamente a los dos ganadores, es decir, a todos los equipos y socios por sus esfuerzos colectivos en este ámbito que tanto me interesa, y les insto a que continúen por este camino. Espero, y no dudo de ello, que su éxito sirva de ejemplo a numerosos museos de Francia y de Europa, para que la discapacidad no sea hoy un obstáculo para el derecho de todos a la cultura, y en particular para los museos. Sabed que el Estado, y en particular el Ministerio de Cultura y Comunicación, presta a esta exigencia una atención muy particular, y hace todo lo posible para que nuestra vida juntos sea más armoniosa porque más solidaria.