Señor Diputado Alcalde de Cannes, Estimado Bernard BROCHAND,Señor Director General, Querido Paul ZILK,Señora Directora del MIDEM, Estimada Dominique LEGUERN,Señoras y Señores profesionales del sector musical,
Me siento especialmente feliz de estar hoy aquí entre ustedes en un lugar mágico, conocido mundialmente por sus estrellas, por sus estrellas y sus estrellas, por su compromiso con un cine de calidad, pero también por esta gran citausted internacional que es el Mercado Internacional de la Música, más conocido por el acrónimo elegante y evocador de MIDEM.
Conozco la importancia de esta cita de profesionales de todo el mundo, y he tenido la oportunidad de medir su riqueza abriendo primero estos 44º encuentros, junto a la señora Lulama XINGWANA, mi homóloga de Sudáfrica, país al honor este año, explorando los numerosos stands expuestos este año. He podido descubrir el Palacio de los Festivales que conozco bien, bajo una nueva luz no menos radiante que en la temporada de la alfombra roja, de las marchas y de los destellos.
Sin embargo, sé cuáles son las dificultades del sector del disco.
En 2009, el mercado del disco en Francia registró una nueva disminución de su volumen de negocios. Aunque se percibe una cierta desaceleración de esta disminución, se añade a las de los años anteriores, lo que representa desde 2003 una disminución acumulada del 55% del volumen de negocios del mercado global de la edición fonográfica. Son pocos los sectores industriales en los que el crecimiento ha disminuido tanto.
Esta situación no puede sino tener un impacto negativo en las empresas, tanto en las llamadas «majors» como en las etiquetas independientes. También implica necesariamente, no hay que ocultarlo, consecuencias en términos de contenidos, y en particular una reducción del número de nuevos artistas producidos así como de la diversidad de los repertorios. En resumen, esta crisis ha comenzado a iniciar la excepción cultural francesa.
En este contexto, un acontecimiento como el MIDEM constituye un crisol tanto más necesario para los encuentros entre los profesionales, el desarrollo de intercambios de ideas, las perspectivas de nuevas asociaciones, nuevas soluciones.
La organización del «MIDEM NET-LAB», especie de incubadora para «jóvenes brotes», las famosas «start up», permite poner de relieve el trabajo de innovación que se desarrolla en jóvenes sociedades de todo el mundo, con las que, por otra parte, he tenido el placer de encontrarme esta mañana, y que abundan en nuevas ideas para salir de la rutina en la que la industria musical se encuentra sumida desde hace casi diez años, desde 2002.
Es un primer signo tangible de renovación, pero no es el único.
Pienso en la difusión de nuestros artistas en el extranjero, no solo los grandes héroes de la canción francesa, como Charles AZNAVOUR cuya generosidad ha podido expresarse aún en el drama haitiano, pienso en Francis CABREL, sino también a las generaciones más jóvenes encarnadas por David GUETTA y la ola de los DJs franceses, por Benjamin BIOLAY, Yael NAÏM o tantos otros. La creación de la Oficina de Exportación de la Música Francesa ha sido una iniciativa determinante cuyo efecto de palanca tiene todo su sentido aún hoy y hoy deseo saludar su acción que debe ser aún más valorizada, en particular por los poderes públicos.
Otro signo prometedor es que la descarga de música en Internet ha aumentado un 50% este año.
Sin embargo, esas señales no deben ocultar la magnitud del fenómeno y la necesidad de encontrar soluciones a los problemas de fondo. No se puede seguir operando sobre un modelo antiguo en el que el mercado físico sigue representando el 85% de un volumen de negocios global que sufre una disminución inquietante, y donde la cuota de mercado del digital se mantiene en torno al 15% contra el 40% en Estados Unidos, por ejemplo.
Por eso, en la lógica del trabajo realizado desde los Acuerdos del Elíseo del 23 de noviembre de 2007 y con las dos leyes fundadoras denominadas HADOPI, tomé a pecho, desde mi llegada a la calle de Valois, el problema de la oferta legal en Internet.
No se trataba solamente de cazar a los piratas, de organizar una «depuración general» como algunas caricaturas han querido hacerlo creer.
La Alta Autoridad para la Difusión de las Obras y la Protección de los Derechos en Internet, la famosa HADOPI, que instalé el 8 de enero pasado, tiene ya ella misma un papel de reflexión sobre el desarrollo de la oferta legal en Internet, es decir, una manera de tener en cuenta las nuevas tecnologías respetando al mismo tiempo los derechos de autor. Pero he querido añadir también el trabajo de prospectiva de la Misión «Creación e Internet» que he confiado a personalidades tan reconocidas como Patrick ZELNIK, Jacques TOUBON y Guillaume CERUTTI.
El informe que me han presentado nos ha permitido ver más claramente, haciendo un diagnóstico y proponiendo un plan de acción. Este plan me ha inspirado una hoja de ruta que organizo en torno a cuatro grandes ejes.
El primer eje consiste, como he dicho, en el desarrollo del consumo legal:
Como ya anunció el Presidente de la República, en los votos que dirigió al mundo de la cultura el pasado 8 de enero, vamos a crear una Tarjeta «música en línea» y una plataforma de referenciación del conjunto de la oferta de música digital. En las próximas semanas iniciaré una reflexión con los profesionales, a fin de recoger, sobre la base de sus conocimientos y de su experiencia, sus propuestas que me permitan definir, en concertación con ustedes, una estrategia operativa. Voy a crear, en el Ministerio de Cultura y Comunicación, una célula de trabajo dirigida por un director de proyecto para preparar la aplicación de estas reformas en función de las limitaciones tecnológicas, pero también fiscales, jurídicas y presupuestarias. Las primeras cartas estarán disponibles antes del verano. No sé si podrán serlo para la fiesta de la música, el 21 de junio, pero sería un bonito símbolo...
El segundo eje se refiere a la simplificación del régimen de gestión de los derechos.
Sé que esta propuesta ha suscitado dudas, más aún, oposiciones, en algunos de ustedes. Escucho sus argumentos, pero también en este punto es necesario avanzar juntos, lo antes posible, para permitir el enriquecimiento de la oferta de música en Internet. No hay que temer una posible solución del régimen de gestión colectiva. Debemos aprovechar el plazo de un año fijado por el Presidente de la República para crear el diálogo y la concertación indispensables para esta reforma. Cuento con el compromiso de todos para llegar a una solución compartida. He encargado esta concertación a Emmanuel HOOG. Establecerá un calendario y temas de trabajo con todas las partes interesadas.
El tercer eje consiste en favorecer la inversión en favor de la creación.
En efecto, soy muy consciente de la necesidad, durante toda esta transición, de que el sector de la música, que desarrolla nuevos modelos económicos, disponga de los medios necesarios para financiar las obras y renovar los talentos.
A este respecto, la escala de la remuneración equitativa para la radio se ha revalorizado ampliamente desde hace dos años, lo que no había ocurrido desde hacía más de 15 años.
La última negociación, relativa a los lugares sonorizados - los restaurantes, las grandes superficies, los comercios de la ciudad... - Se prevé que en los próximos cinco años el sector de la música recibirá otros 50 millones de euros.
Además, con el fin de apoyar la inversión de las empresas en producciones de nuevos talentos, el crédito fiscal en favor de la producción fonográfica, que ya ha aportado un apoyo del orden de 10 millones de euros en el primer período de cuatro años (2006-2009), recientemente prorrogada hasta diciembre de 2012. Ya he pedido a mis servicios que, junto con el Ministerio de Economía y Hacienda, evalúen las modificaciones necesarias para que sea más eficaz a partir de 2011.
Añado que en marzo de 2009, bajo el impulso del Presidente de la República y gracias a una dotación de 6 millones de euros de la Caja de Depósitos y Consignaciones, el tamaño del Fondo de Anticipos a las Industrias Musicales del Instituto para la Financiación del Cine y de las Industrias Culturales (IFCIC) se ha triplicado: es un compromiso que se había asumido aquí mismo el año pasado, y que se ha cumplido. La mayoría de los anticipos se destinan precisamente al desarrollo de la distribución digital y de los nuevos modos de consumo legal de música en línea: se trata de una de las prioridades de este fondo, que la misión ZELNIK ha sugerido reforzar. Su propuesta de completar, con 10 millones de euros, los medios del IFCIC en favor del mercado digital de la música cuenta naturalmente con mi pleno apoyo.
El cuarto y último eje se refiere a la dimensión europea de esta reforma.
Evidentemente, no podemos actuar solos, prescindiendo de nuestros socios europeos. Los chirridos, los sarcasmos que nuestra acción ha podido suscitar en primer lugar en algunos incrédulos, pertenecen hoy al pasado: Suecia, Gran Bretaña, España nos siguen. Sentimos un verdadero efecto de entrenamiento que conviene amplificar.
El formidable desafío que representa el desarrollo de la oferta cultural en línea para nuestros contenidos culturales no puede abordarse plenamente sin considerar la revisión del marco legislativo comunitario aplicable a los tipos del IVA, para dar la posibilidad a los Estados miembros que lo deseen de aplicar un tipo reducido de IVA a los bienes y servicios culturales. He luchado y estoy luchando con determinación por esta cuestión junto a Christine LAGARDE.
Más allá de Internet que, por la novedad de las cuestiones que engendra, atrae más la atención, no descuida el papel siempre crucial de la televisión y de la radio para la difusión de la música en toda su diversidad.
El lugar de la música en la televisión, y en particular el de la canción francesa, es un reto fundamental. En un mundo en el que los videoclips son accesibles en Internet, no pueden constituir la única oferta televisiva, aunque su lugar deba preservarse. La televisión debe permitir la difusión de conciertos y espectáculos en vivo. Las cadenas que dedican más del 50 % de su tiempo de emisión a emisiones musicales, serán incitadas a ello en los futuros decretos que fijan sus obligaciones, ya se trate del cable y del satélite o de la TDT, sin por ello que la parte de los videomusicos caiga enpor debajo del 40 %.
La televisión sigue siendo el gran medio de comunicación, capaz de llegar a un público muy amplio. Siempre es el mejor vector de encuentro con nuevos talentos.
A este respecto, deseo que el servicio público sea ejemplar. Hoy en día, desde la supresión de la publicidad, está libre de la presión de la audiencia. Está destinado a ser el lugar de los descubrimientos, en particular de la canción francesa, y no solo de la promoción. Al mismo tiempo, la música no debe relegarse a guetos catódicos, pequeños nichos específicos: debe integrarse en programas más generalizados y, por naturaleza, unificadores. En este ámbito, espero evoluciones concretas y estoy dispuesto, si fuera necesario, a revisar el pliego de condiciones de France Télévisions sobre esta cuestión.
Aprovecho para expresar mi satisfacción al ver que la televisión y la radio públicas han tomado parte en la emoción y la movilización de nuestros conciudadanos frente a los sufrimientos del pueblo haitiano, programando esta noche un gran concierto de solidaridad «por Haití»que reunirá a artistas procedentes de universos musicales muy diferentes - artistas haitianos, cantantes franceses, artistas clásicos que no siempre se tiene la oportunidad de escuchar a una hora de gran escucha.
En cuanto al lugar que ocupa la música en la televisión, hay que reflexionar también sobre la particularidad del medio televisivo, que no es un simple soporte entre otros, pero que implica toda una retórica y toda una estética sobre la que es necesario que los profesionales de la música y del audiovisual reflexionen juntos para inventar los programas musicales de la televisión del mañana.
Conduciré esta reflexión en estrecha coordinación con el Consejo Superior del Audiovisual (CSA).
En cuanto a la radio, a pesar del difícil contexto de una erosión de la audiencia, el balance del año 2009 confirma que la diversidad musical y la francofonía están progresando.
Sin embargo, lamento que el 2% de los títulos siga representando el 73,2% de las emisiones. Los títulos son sin duda más importantes en términos absolutos, pero se siguen difundiendo con demasiada frecuencia.
La nueva organización del Ministerio de Cultura y Comunicación, fortalecida por estas nuevas direcciones y en particular por la de los medios de comunicación y las industrias culturales, nos permitirá responder a estos desafíos, en concertación con las demás direcciones y ministerios interesados, pero también, por supuesto, con todos los profesionales que representa.
Este MIDEM es en cierto modo el modelo de este método de trabajo concertado y compartido que es una condición si queremos no sólo resistir a la crisis, sino inventar las mejores soluciones para la diversidad musical en la hora digital.
Le doy las gracias.