Damas y caballeros,Queridos amigos,
El mundo de la película está desapareciendo, y la supremacía de los
discos duros?
¿El calor de la película y la frialdad de la codificación intangible?
Adiós Cine Paradiso, adiós a las pequeñas estrellas en la pantalla que marcaban
los cambios de carrete y daban a los espectadores la señal de una
presencia humana en la sala de proyección, y ¿Bienvenidos a Gattaca?
A decir verdad, no estoy convencido de la pertinencia de estos
fuertes oposiciones.
¿Estaríamos repitiendo la división de los temores que acompañan
todas las transiciones tecnológicas importantes? No lo creo no
más, aunque yo mismo siento una cierta nostalgia por el mundo
del 35 mm, que habrá constituido durante tantos años la materialidad misma
del mundo del cine, de su producción, de su distribución, de su
conservación patrimonial, del placer también de su manipulación, para el
proyecciónista ocasional que podía ser en el pasado.
Pero a veces, jugar a asustarse puede ser muy útil. Detrás de las
mitologías actuales de la desmaterialización, hay una nueva
geografía, muy real, de los lugares y medios de almacenamiento físico, y
de sus condiciones de conservación; existen incertidumbres sobre la duración de
vida de nuestros nuevos soportes. Todo esto plantea preguntas más que
legítimos para todos los oficios del cine.
Estar hoy con vosotros en la Cinemateca es para mí la ocasión de
volver sobre algunos elementos de nuestra política, en el Ministerio de Cultura
y de la Comunicación, en materia digital. En Cannes se firmó
bajo mis auspicios un acuerdo marco sobre la digitalización de las películas de
patrimonio con los titulares de catálogo, la Comisaría General de
la inversión y la Caja de Depósitos. Desde la firma de este
acuerdo, las discusiones avanzan entre la Caisse des Dépôts y estos grandes
titulares. Esperamos que para finales de año este mecanismo
escaneará alrededor de 500 películas. Mido la tecnicidad de estos
discusiones, y el diablo se anida a menudo, como se dice, en los detalles:
no obstante, es necesario que los grandes catálogos puedan avanzar y
más reactivos posibles, con el fin de inventariar sus películas de patrimonio más
atractivos, para aprovechar la oportunidad del «gran préstamo». También tengo
la esperanza de que una vez iniciada esta dinámica, en particular con la
participación pionera de Gaumont y Pathé, los poseedores de
catálogo más pequeño pueden unirse al movimiento.
Se trata, en efecto, de un importante desafío cultural. La difusión de estas obras
patrimoniales, su reedición y remasterización, sobre el conjunto de
soportes y redes, incluyendo salas de cine, con la norma
digital común «2K» para todos, les dará una
nueva juventud. Responde por supuesto a una expectativa del público
cinéfilo; también la suscitará entre un público más amplio.
En este sentido, quiero saludar calurosamente a los que se han comprometido,
editores y titulares de catálogos, desde hace ya algunos años,
en el movimiento global de reedición de grandes clásicos en
versiones restauradas y remasterizadas. Esta formidable dinámica para
nuestro patrimonio cinematográfico es también el de Cannes Classics,
del Festival Lumière que acaba de celebrarse en Lyon y que ha sido un formidable
éxito popular. Es también por supuesto el notable trabajo de
cinematecas. A partir de ahora se les ayudará
directamente por el Centro Nacional de Cinematografía e Imagen
animada.
Paralelamente, el CNC, verdadero eje de esta política global,
ha establecido un dispositivo para digitalizar y restaurar las obras
patrimoniales más frágiles y con perspectivas de explotación más
riesgo de acuerdo con un procedimiento que fue notificado este verano en Bruselas. Yo
desea agradecer al CNC por este notable trabajo de censo de
que permite al mismo tiempo establecer normas de inventario y de
catálogo útiles para todos, y en particular a nivel internacional. En
campo, como en otros relativos al cine, Francia hace las veces de
pionero, para que podamos a nuevo costo, para reanudar la hermosa
expresión de Eric Garandeau, «editorial nuestra memoria».
El giro tecnológico que experimenta hoy nuestro cine suscita
muchas preocupaciones relativas, en particular, a la capacidad de
conservación; esta ha sido una de las cuestiones principales que han animado a
reflexiones de hoy. Sé que algunos de ustedes proponen
un dispositivo para conservar las películas rodadas en digital en
soportes fotoquímicos. Es cierto que la cuestión de la vida útil
y de la conservación de los soportes digitales se plantea de manera
más evidente, como lo demuestra el estudio realizado por el CNC. Se
por otra parte, para todos los sectores directamente afectados por la
concentración de sus datos en estos nuevos soportes.
El entusiasmo generado por las ganancias en términos de espacio, costo de
almacenamiento, dejó lugar a una cierta inquietud legítima. Mi
ministerio se mantiene particularmente atento a estas cuestiones, e invito a los
industrias técnicas, y en particular los laboratorios, a no
espalda definitivamente a los soportes químicos.
Dicho esto, y sin ánimo de menospreciar estos legítimos interrogantes, deseo
a recordar que lo digital representa también para nuestros laboratorios,
nuestras industrias técnicas, una gran oportunidad de desarrollo
y modernización en términos económicos y comerciales, con un
mercado considerable que se abren a ellos. Es para ellos un segundo
aliento» muy esperado.
Desde mi llegada a la calle Valois, siempre he velado, en general,
que la convergencia con el mundo de Internet no se realice en el
en detrimento de nuestros creadores y de nuestras industrias técnicas:
precisamente a los poderes públicos para garantizar que esta convergencia
no se convierta en una competencia salvaje, preservando y garantizando
incluida la diversidad de la oferta cultural legal.
El aspecto liso, hace todavía algunos años, de las imágenes rodadas en
digital, que alejaba a los amantes de la película, ya no es de actualidad,
los progresos realizados en este ámbito son importantes. Tanto
filmar, transmitir o conservar, los medios digitales son
menos incompatibles con lo que podría llamarse el retorno del
grano», tanto para las obras restauradas como las obras «nativas»
digitales. Y creo que la proyección esta noche de Taxi Driver en su
versión restaurada es la ilustración.
Lo más profundo de la videosfera es el ojo. Es él - no
las líneas de código, el soporte final de todas las emociones
que el cine lleva y llevará mucho tiempo.
Le doy las gracias.