Señor Presidente, querido Mathieu Gallet,

Estoy muy contento de volver a verlos esta noche para el lanzamiento
de InaGlobal, en este hermoso lugar, La Bellevilloise, donde las palabras «alternativo»
y «diversidad» tienen pleno sentido. Una web-revista de las industrias
creativas y los medios de comunicación, que busca atraer a los investigadores, estudiantes y
profesionales de los medios de comunicación mientras se dirige a un público más amplio es un proyecto
especialmente agradable. Permite que el INA sea más visible
una de sus misiones desde su creación: tomar el
pulso de las industrias creativas, analizar las innovaciones, fortaleciendo así
sus actividades de enseñanza e investigación.
Comparto plenamente la observación general que sirve de punto de partida para su
proyecto: globalización y cambio digital son hoy las dos
cambios importantes en la creación y las prácticas culturales. Para
de ilustrar esta constatación, usted tiene costumbre, querido Frédéric Martel, de nosotros
recordar útilmente una realidad de esta globalización que suena como un
síntoma: los grandes grupos medios de las potencias que se obstina
todavía por decir «emergentes» son también grupos que inscriben
desde el principio su estrategia de desarrollo en la economía del
digital. Saber estar colectivamente a la escucha de estas dinámicas, es
la ambición de su hermoso proyecto.
Desde hace una década se ha hablado mucho de la economía de
la noción de «sociedad del conocimiento», la pertinencia de la
estrategia de Lisboa para una economía competitiva del conocimiento,
de su inclusión en la Estrategia Europea 2020... Estos son los debates
ricos en hipótesis y controversias que animaron tanto los círculos
de decisión política, los medios académicos y la sociedad civil,
identificar modelos económicos pertinentes para inventar nuevos
modos de regulación, con el fin de hacer frente a estos nuevos retos y sacar el
aprovechamiento del enorme potencial de estos fenómenos
mayores. De este debate que ya tiene un cierto espesor histórico, yo
Quisiera hacer dos observaciones para esta noche:
El dogma de la gratuidad ha perdido su brillo. En una especie
sobre la economía de lo inmaterial, se tenía - un tiempo -
imaginado un horizonte donde la gratuidad reinaría sobre todo lo que
llama a los «contenidos» culturales, tanto para su producción como para su
consumo. Está claro, para mí, que los años de la ética hacker,
aunque han sido portadoras de una reflexión muy enriquecedora, están
gran parte del pasado. La cuestión de la remuneración de los creadores y
el valor de dichos contenidos ha vuelto a ocupar un lugar central en un debate que
a articular oferta digital legal y dinamismo de los sectores culturales de
nuestras economías.
En la evolución de este debate - que todavía no se ha estabilizado, ni mucho menos -
la sociedad civil desempeña más que nunca un papel esencial. La sociedad civil,
son ustedes: los periodistas, los blogueros, los agitadores de ideas, los
creadores de opinión. Apostando por la sociedad civil, esta iniciativa de la INA
En mi opinión, dispone de todos los ingredientes para no ser un observatorio
además.
InaGlobal tiene para mí algunas cualidades destacadas: su gratuidad
en primer lugar, que, en este caso, es un activo esencial para abrir el
debate a un público lo más amplio posible; su bilingüismo, por supuesto, que es
la garantía de su apertura al mundo, pero también de la
lienzo de una reflexión fuerte en francés sobre un campo ampliamente marcado por
la anglofonía. Pero sobre todo, saludo el hecho de que en estos tiempos de fiebre
Twitter», querías recrear el largo tiempo de la revista y del blog.
Algunos pudieron decir que el blog ya era historia antigua:
sin embargo, usted no quiso ceder a las sirenas del culto de
la inmediatez. Al contrario, inscribe la reflexión y el debate en una
economía dominada del tiempo del pensamiento, que les son constitutivas.
En InaGlobal veo prometedoramente un relé para múltiples
polos de reflexión sobre la globalización cultural y el digital. Mi
ministerio también participa activamente en este trabajo de reflexión:
me refiero a los análisis del DEPS, el Departamento de Estudios, la
Prospectiva y Estadísticas del Ministerio de Cultura y de la
Comunicación, que integra su trabajo de vigilancia en asociaciones
múltiples, a nivel europeo y más allá; deseo evocar también las
debates internacionales que llevamos al Foro de Aviñón, que se
de nuevo en poco menos de un mes. Podríamos
aunar esfuerzos y reflexionar juntos sobre las vías para
enriquecer este debate y aumentar su visibilidad.
La globalización de la economía y la revolución digital favorecen
indiscutiblemente la circulación de bienes y servicios culturales. Sin embargo,
está ampliamente demostrado que los mecanismos en vigor no
necesariamente en favor de unas relaciones culturales equilibradas. Las
imperativos de rentabilidad del mercado entran en contradicción con el deseo
dar a los creadores la posibilidad de darse a conocer y de
público la elección de una verdadera oferta cultural diversificada.
La aparición de los grandes grupos que usted ha hecho, querido Frédéric Martel,
una cartografía, es representativa de un nuevo entorno
multipolar, en el que el poder público debe, por supuesto,
repensar sus modos de regulación para favorecer la diversidad de los polos de
creación y difusión. La ratificación particularmente rápida de la
Convención de la UNESCO firmada en 2005 sobre la protección y la promoción
de la diversidad de las expresiones culturales
en este sentido. La Convención, de la que Francia fue una
abogada ardiente, sienta las bases multilaterales para el respeto mutuo entre
ámbito cultural y económico, cuya interdependencia debe ser
gestionada de manera equilibrada.
El reconocimiento de la doble naturaleza de los bienes culturales, su valor
cuantificable y su valor social y simbólico, que exige que
su circulación escapa a la única lógica del mercado, ha demostrado
su utilidad en la reciente crisis económica. Frente a la crisis,
las industrias culturales, su saber hacer, y más generalmente todas las
actividades culturales, han demostrado su solidez, para convertirse en un centro de
resistencia, e inventar nuevas formas de crecimiento. Es necesario
sin embargo ir más lejos para adaptar, incluso reinventar nuestros modos de
regulación y de intervención. En este punto, el papel de los grupos de reflexión y
plataformas de reflexión resulta, por supuesto, esencial, para dar forma a
esta línea de cresta entre dos abismos, donde la prudencia aristotélica es
de regla.
A este respecto, el informe de la misión Creación e Internet nos ha dado
pistas para ver la red mundial como una oportunidad que hay que aprovechar,
para nuestros artistas y creadores, proyectarse hacia un horizonte mundial,
en la economía actual, hacia los mercados del mañana.
En cuanto a la financiación de la creación, su futuro reside sin duda en la
concertación y negociación entre actores públicos y privados. Pienso aquí en
el acuerdo reciente entre Sacem y YouTube: los autores compositores
pueden ser remunerados por la difusión de sus
obras en YouTube. Este acuerdo marca una etapa en la que
Estoy especialmente comprometido.
El desarrollo de estas asociaciones público-privadas es claramente un camino
portadora. Pienso, por ejemplo, en el acuerdo que acaba de celebrarse entre la
BnF y Microsoft, que yo había llamado de mis votos hace ya varios
mes. Gracias al motor de búsqueda Bing, las obras de la BnF serán
mejor indexadas, lo que dará un mejor acceso y una mayor
visibilidad de los documentos digitalizados de Gallica.fr.
También pienso, por supuesto, en el Gran Préstamo. La lógica de la acumulación,
que en el centro de su planteamiento, es otra vía portadora:
más allá del desarrollo de la oferta legal, pretende estructurar una
verdadero canal digital cultural. En este ámbito, el Ministerio de la
Cultura y Comunicación juega un papel de liderazgo importante. Debido a
su ejemplaridad, quisiera evocar dos proyectos importantes, en el
en el ámbito del cine, por una parte, y del audiovisual, por otra.
La creación de una plataforma de 6500 películas en formato VOD, en relación con
de los socios privados que comparten sus catálogos, se inscribe en este
objetivo. Así deberían digitalizarse los largometrajes posteriores a
1929 y, espero, el maravilloso continente del cine mudo. Restaurar y
digitalizar en nuevos soportes, es, por supuesto, servir a la memoria
del cine y su transmisión. Es también facilitar el acceso a este patrimonio
a un público amplio, especialmente los escolares y las generaciones más jóvenes. Es
por último, preservar y desarrollar un empleo de gran competencia en los sectores
técnicos y laboratorios. Es sobre todo enviar un fuerte mensaje de
movilización, en Europa, en el mundo.
En cuanto al proyecto desarrollado en el ámbito audiovisual, consiste en:
crear un portal de oferta de vídeos a la carta (VOD) para todos los
contenidos audiovisuales y cinematográficos. Hasta ahora, esta oferta es
de hecho desigualmente accesible y muy dispersa. Alrededor de la INA, que
trae la riqueza de sus bases de datos y experiencia, pero también
en torno a actores históricos de los medios de comunicación y la comunicación, se trata
desarrollar una oferta audiovisual legal. Es una lógica de
beneficios compartidos que debe presidir este proyecto: para los editores de
contenido, este portal ofrece una fuente adicional de audiencia y
ingresos; para los derechohabientes, es una garantía de redistribución del hecho
del carácter nacional de la oferta; para el INA, finalmente, ya bien posicionado en el
campo de la digitalización y de la edición, es también la forma de afirmar
su papel y su lugar en la distribución de los contenidos audiovisuales. Me
portal no será un competidor para las ofertas existentes: será un
apalancamiento e incitador en beneficio de la oferta legal, valorizando los contenidos de
calidad.
Este proceso está todavía en sus comienzos. Su objetivo es que
mejor apropiarnos de nuestro futuro, preservando y valorando
nuestro patrimonio, favoreciendo la creación artística y nuestros medios de
contexto competitivo en el que hay que anticipar. Para ello, hay que ser
capaz de ser ambiciosos y de dotarnos de los medios para
proyectar a los veinte o treinta años. Como decía recientemente el historiador
Pascal Ory, el «pesimismo cultural es eterno»: no es él quien
me anima en el Ministerio de Cultura y Comunicación. Lugar a la
prospectiva y a la inventiva.
Aquí es donde juegan plataformas de pensamiento como la suya
plenamente su papel. Su ambición es crear un laboratorio de ideas que
sea un Wired «a la francesa»: no puedo sino animaros a ello
corazón.