Señor administrador del Mobiliario nacional y de las Manufacturas, Estimado BernardSCHOTTER,
Una «caída de oficio»: encuentro esta expresión particularmente bella, todo
como el acto que evoca y al que hemos tenido la oportunidad y el placer
asistir más tarde. Un acto que no es solo el de una separación
entre el telar y el tapiz realizado pacientemente, pero también,
simbólicamente, de una repentina autonomía de la obra con respecto a la materia
de la que salió y tejida, y yo diría que casi de un nacimiento. Al menos
verdaderamente una «creación», en el sentido de una obra de teatro,
de una ópera o de una obra musical que vienen a ver el día después del primer
«levantar el telón».
Encuentro también muy hermoso, muy evocador y muy elocuente este título de Grande
silencio» que Vincent BIOULÈS ha elegido para su cartón, que hace pensar en
«espacios infinitos» de PASCAL, al «Silencio del mar» de VERCORS, o
a esta «hora nupcial, augusta y solemne» de Booz dormido de HUGO, donde la
luna representa, como en esta obra, una hoz de oro en el campo de
estrellas». Es un título que entra en resonancia con la «caída de
oficio», que sugiere también una «caída del día» y una entrada en los
«centelleos» nocturnos caros a MALLARMÉ.
Esta obra es tan magnífica por su diseño como por la finura de su
«interpretación», como se dice tan hermosa y justamente en el lenguaje de los
suavizadores, que me gustaría felicitar por su excelente trabajo, especialmente en su
gama de colores.
Esta obra podría haberse llamado también, creo, «El Gran Espejo», tanto cada uno de los
motivos que la componen entra en un juego especular. Por supuesto, hay un espejo central
en el que se refleja un fragmento de ventana, que es ella misma como un
otro espejo, y al mismo tiempo una perfecta metáfora del arte y la pintura, porque
no solo refleja, sino que también está abierta al mundo, porque, como
la escribió Arthur SCHOPENHAUER: «El arte es espejo sin tain».
Los espejos son también esta esfera iridiscente de estrellas en el centro del tapiz, esta
mapamundi que parece, al mismo tiempo, un mapa del cielo que refleja, pero
es también el jarrón, en primer plano, que cristaliza las luces de la noche. Espejo
también, en este escenario de «vida tranquila», de still life como dice bien el inglés, un
juego de alusiones y referencias a otras obras, a otros artistas - para empezar
por MATISSE, por supuesto, que encontramos muchos elementos de color, patrones
y estilo.
Es precisamente el carácter especular, y simbólico, de este tapiz lo que
me invita a interpretarlo a mi vez, un poco como en este texto fascinante de Henry
JAMES que usted sabe, La imagen en la alfombra - interpretarlo de una manera
que espero a la vez fiel al espíritu de esta obra e indisociablemente político,
en el sentido más noble del término, es decir, en relación con la acción pública en la Ciudad,
al servicio de todos y cada uno.
Leo en efecto, en este Gran Silencio, la defensa y la ilustración, muda y
al mismo tiempo muy elocuente, de los oficios de arte, y en primer lugar de la
muy rica y fecunda colaboración entre el pintor y sus intérpretes,
guiados por el hilo de Ariadna, quiero decir el «hilo rojo» de su visión.
Demuestra brillantemente que las tradiciones y los conocimientos más
pocos pueden dialogar con las investigaciones más avanzadas de la
creación contemporánea, que ambas pueden conjugarse y
entrelazarse en los laboratorios de excelencia que constituyen el
Mobiliario nacional y las Manufacturas de los Trasgos, como en las de
Beauvais y de la Jabonería. La visita que hemos hecho todo a
la hora ha confirmado su plena vitalidad, y os doy las gracias a cada uno de vosotros
aquí, que son los actores cotidianos - y sobre la larga duración que es la
temporalidad propia de sus oficios.
Le doy las gracias.