Con motivo de esta magnífica «caída de oficio» a la que
hemos asistido antes, he querido deciros la importancia esencial que
concedo a los oficios del arte. Deseo indicarle los hilos de seda, de oro o
de dinero que deseaba llevar al dispositivo de los maestros de arte, y
explicar los nuevos vínculos que estamos tejiendo con el
Secretaría de Estado de Artesanía de Hervé NOVELLI.
El primer ministro François FILLON fijó claramente el objetivo el 19
octubre pasado, con motivo de la entrega del informe de la senadora Catherine
DUMAS sobre los oficios de arte: el de formar a los compañeros y artesanos
arte del siglo XXI». A esta exigencia me ha preocupado
responder.
En primer lugar, deseé que el título de «Maestro de arte» fuera
cada año, en lugar de cada dos años. Entonces quise que
se tenga en cuenta cada uno de los 217 oficios reconocidos desde 2003
por los textos como «oficios de arte», de modo que en la actualidad, los alisadores,
pero también los calígrafos, los canteros, los hilanderos de vidrio, los
espejos de arte, factores de instrumentos o relojes pueden
beneficiarse de esta distinción.
Para proyectarse en el siglo XXI y renovarse, estos oficios
de excelencia necesitan, por supuesto, que se
transmisión ejemplar de las técnicas que las funden. Por eso tengo
ha querido que a partir de ahora cada maestro de arte tenga la posibilidad de
sucesivamente varios alumnos, y no uno solo como era el caso
desde 1994: para que se perpetúen y reinventen los conocimientos técnicos
y talentos tan escasos como preciosos.
Para existir plenamente, también hay que ser plenamente visible. Para que estos
nuevas disposiciones puedan difundirse en nuestras regiones, recientemente
solicitado a los Directores Regionales de Asuntos Culturales (nuestros DRAC) de
solicitar, en sus direcciones, corresponsales que puedan
sensibilizar a cada uno de nuestros conciudadanos sobre estos oficios, y a quienes
los practican y los perpetúan.
Para aumentar la visibilidad y la eficacia, también era necesario renovar los
estructuras representativas. Por ello, he insistido en que el Consejo de
oficios de arte - de los que soy Presidente en ejercicio - sea reformado y
recompuesto. Este órgano consultivo verá el número de sus miembros
reducido a 20 personas, lo que facilitará su funcionamiento, y
reuniones periódicas permitirán a estos representantes estar plenamente
participantes. Reestructuradas, las comisiones del Consejo serán mejores
capaces de responder a las expectativas de los profesionales, y de valorizar su
trabajo, tanto en Francia como en el extranjero.
Teníamos que reunir nuestras fuerzas, las del Ministerio de Cultura
y de la Comunicación, y las de la Secretaría de Estado encargada,
en particular, de la Artesanía y de las Pequeñas y Medianas Empresas. Es
por esta razón que acabamos de crear, en perfecto acuerdo con mi
colega Hervé NOVELLI, el Instituto Nacional de Oficios Artísticos (INMA), un
nuevo instrumento interministerial que desempeñará una triple función:
En primer lugar, permitirá un mejor conocimiento y reconocimiento
de los oficios de arte, así como de cada una de las habilidades relacionadas con ellos. Es
fomentará su desarrollo y difusión, no sólo entre
profesionales, pero también del público en general y, por supuesto, de los escolares,
en los que estoy seguro de que podrá suscitar o confirmar
vocaciones.
A continuación - y esto también es capital - el Instituto Nacional permitirá
de animar redes de oficios artísticos en todo nuestro territorio,
reuniendo a todos los actores. Las Jornadas de los Oficios de Arte que, desde
2011, tendrá lugar cada primer fin de semana de abril, constituirá un gran
encuentro, lugar esencial de diálogo, encuentro e intercambio.
Por último, esta difusión y esta conexión en red favorecerán lo indispensable
interdisciplinariedad que, al poner en contacto estas profesiones, contribuirá a
renovar en profundidad, hará brotar ideas y formas nuevas.
La exploración de nuevos campos de innovación en los ámbitos de
artes plásticas, el diseño y la moda, traerá nuevos creadores,
nuevos artistas, nuevos diseñadores, para compartir sus
experiencias y sus proyectos con todos los que poseen en común,
para retomar la bella expresión de Liliane BETTENCOURT,
«la inteligencia de la mano».
Crisol y espejo de nuestro saber hacer y de nuestra creación, los oficios de arte
están experimentando un nuevo auge gracias a estas reformas, y
se preparan para escribir un nuevo capítulo de su historia. Así, este
«caída de oficio» que nos ha reunido esta mañana y que, a mis ojos,
simboliza perfectamente estos nuevos retos y desafíos, es
también la ocasión de reafirmar que los poderes públicos, y
el Ministerio de Cultura y Comunicación, son plenamente a
junto a los maestros de arte para garantizar el «relevo», en estos oficios de
tradición y de futuro, que son esenciales para la vitalidad de nuestra cultura.
Le doy las gracias.