Señoras, señores,Queridos amigos,Todos conocemos los cambios tecnológicos que llevan al sector de la prensa en su conjunto a repensar sus prácticas, sus métodos, sus estructuras. Los Estados Generales de la Prensa Escrita han sido uno de los grandes lugares de debate e intercambio sobre el futuro de la prensa en la era digital. Como saben, desde mi llegada a la Rue de Valois, identifiqué la revolución digital como el gran reto de los años que atravesamos. Es un desafío que se nos plantea colectivamente y que afecta a todos los sectores de mi ministerio, al patrimonio, por supuesto, a la creación, y que no deja de afectar también a los ámbitos de la prensa.

Como todas las empresas del sector de los medios de comunicación, la Agencia France-Presse está evidentemente implicada, tanto más cuanto que es precisamente un escaparate de la calidad y de la difusión internacional de la información a la francesa. Su papel central, su capacidad única de riego de numerosos órganos de prensa en Francia y en el mundo impone
abrir sin demora los debates con vigilancia, pero también sin complacencia y sobre todo sin «tabúes».
Es evidente, y el informe entregado por Pierre LOUETTE al Gobierno en marzo pasado lo ha demostrado ampliamente si era necesario, que la AFP, frente a estos cambios profundos, debe efectuar un cambio estratégico fundamental, que es el único medio de reforzar su condición de agencia de información generalista de envergadura mundial.
Es responsabilidad de los poderes públicos, y lo asumo plenamente, preparar así el futuro, dotando a la AFP de las bazas más adaptadas a esta evolución indispensable.
Los objetivos son claros. En el contexto de una competencia cada vez más intensa, por no decir amenazadora, es primordial que la Agencia pueda reforzar su posición internacional. Todos sabemos que en los últimos diez años se han producido cambios decisivos en el panorama de los medios de comunicación
seguirán creciendo y acelerándose en los próximos años.
Por tanto, es nuestro deber dotar a la AFP de los instrumentos más eficaces, pienso sobre todo en los multimedios. Esto no se hará por sí solo, ni bien sin financiación: por eso es urgente dotar a la AFP de las herramientas y los medios que le permitan continuar su desarrollo, financiar inversiones pesadas, pero necesarias para su adaptación y para la exigencia que tenemos de mantener una agencia francesa al nivel de sus grandes competidores anglófonos en particular.
Usted conoce el estatuto actual de la Agencia France-Presse. Ustedes saben que se votó en 1957, en un contexto económico, político, tecnológico fundamentalmente diferente del que conocemos.
Europa, por ejemplo, se encontraba en una etapa incipiente, o más bien en su primera frase, la Comunidad Europea de los Seis. Sobre todo, el estatuto establecido entonces era muy particular, ya que la AFP es una empresa comercial, pero que no tiene ni accionista ni capital. Es lo que se llama un «hapax» jurídico, es decir, algo que solo existe una vez,
único en su género, lo que, de hecho, no es un defecto, pero que, habida cuenta de sus limitaciones actuales, merece que se reflexione sobre su evolución.
La reforma es necesaria, y sólo puede hacerse en la concertación, en la escucha y en el diálogo con cada una de las partes interesadas en el futuro de esta prestigiosa institución. Pienso en primer lugar en los asalariados de la Agencia, pero también en sus clientes, es decir, en la prensa francesa e internacional que se alimenta de sus despachos, de
sus investigaciones, de su trabajo a menudo ejemplar.

Mi método es claro, aquí como en otros lugares: el diálogo y también la reflexión deben ser los primeros pasos de una reforma aceptada. Por eso he querido constituir hoy un comité, que he querido compuesto por expertos indiscutibles del mundo de los medios de comunicación. Durante algunos meses estará encargado de acompañarme en esta reflexión.
Este método se inscribe en la lógica de un proceso iniciado con la firma del Contrato de Objetivos y Medios en diciembre de 2008, y continuado por el informe de Pierre LOUETTE entregado en marzo al gobierno. Me parece primordial profundizar esta reflexión y enriquecerla a la luz de la doble crisis que nos golpea hoy: crisis
económica global, y crisis del modelo de financiación de la prensa en general, duramente golpeada por el cambio de estos ingresos hacia el digital.
Este comité tendrá por misión hacer un balance de la situación actual de la AFP, del contexto económico en el que se inscribe, y de su posicionamiento en un universo competitivo cada vez más áspero. De este modo, podrá informar al Gobierno sobre las condiciones en las que la AFP deberá hacer evolucionar su estructura y, con este fin, su estatuto jurídico.
Para llevar a cabo esta misión, he definido cuatro puntos que me parecen prioritarios:
1) En primer lugar, establecer un diagnóstico del sector de las agencias de prensa generalistas. Será necesario identificar sus puntos fuertes y débiles, comprender la evolución de su modelo económico y evaluar las consecuencias de esta evolución en la actividad de la AFP.
2) En segundo lugar, poner en perspectiva el plan de desarrollo de la Agencia y su financiación vinculada a su contrato de objetivos y medios 2009-2013.
3) Además, identificar los principios de una gobernanza que garantice a la vez la independencia editorial absoluta de la AFP, permitiéndole al mismo tiempo garantizar su desarrollo económico.
4) Por último, precisar la organización y el marco jurídico más adecuados para garantizar la realización de las misiones de interés general de la AFP.
Estos son, en cierto modo, cuatro puntos de referencia que deseaba someter a su reflexión.
También quería decirle que no desconozco las sinceras preocupaciones que suscita la evocación misma de una reforma del estatuto de la Agencia France-Presse. He escuchado los temores expresados por los trabajadores, pero sé que su deseo se refiere ante todo a la preservación de la independencia de la Agencia, que es su marca de fábrica y su
dignidad.
Quiero asegurarles que comparto plenamente estas preocupaciones y esta exigencia. La independencia de la AFP no es sólo una razón de ser, sino también, evidentemente, la garantía de su credibilidad, nacional e internacional. Garantizarla y reforzarla es precisamente nuestra voluntad y quería reafirmarlo solemnemente ante ustedes esta mañana.
Sin embargo, contrariamente a lo que he podido leer aquí o allá, no deseamos contentarnos con asegurar simplemente la «supervivencia» de la AFP, sino darle los medios para un desarrollo duradero y ambicioso, a imagen del lugar que ha ocupado, desde su creación, en el mundo de los medios de comunicación y en los medios de comunicación del mundo.
Tras la lectura de las actas de las audiencias celebradas en la Asamblea Nacional, bajo la presidencia de Michèle TABAROT, cuya iniciativa y trabajo deseo saludar, observo que, en realidad, muy pocas personas ponen en duda la necesidad de que la AFP disponga de nuevas capacidades de inversión. Lo que está en juego son más bien los
medios para lograrlo, no la finalidad.

Habrá que ser inventivo en materia de estructura de financiación, pero proponer medidas que permitan reformar en la fidelidad a lo que ha hecho el éxito de la Agencia desde sus orígenes: el respeto, lo he dicho, de la independencia editorial y del pluralismo, la cobertura continua de la actualidad mundial, el doble rechazo de toda estatización, pero también de
toda privatización, sin olvidar, por supuesto, la reafirmación de las misiones de interés general y, en particular, su papel de portavoz de la lengua francesa.
Se trata de valores fundamentales, de «valores cardinales» que no deben ponerse en tela de juicio en ningún caso, ya que hacen de la AFP una agencia única en el mundo.
La mejor garantía de estos valores no es el encantamiento y los votos piadosos, sino la consolidación decidida del lugar de la AFP en el primer lugar entre las grandes agencias internacionales, es su capacidad de conquistar nuevos mercados, para preservar y enriquecer su núcleo de actividad, debilitado hoy por la rapidez de los cambios del sector.
Solo un accionariado estable y responsable puede dotar a la AFP de la agilidad necesaria para adaptarse permanentemente a la evolución actual del mercado.
Mientras que una subcapitalización crónica es reconocida unánimemente por todos los actores y observadores del sector como el problema primordial de la prensa francesa, ¿por qué querríamos negar a la AFP un accionariado sólido, ¿A qué aspiran todas las empresas de medios francesas?
Para responder a estas preguntas, he querido establecer y reunir un comité de expertos particularmente eminentes e indiscutibles, que aúne la competencia y la experiencia y sea representativo de los ámbitos afectados por esta reflexión.
Este comité está compuesto por cinco personalidades de los medios de comunicación, cinco expertos con conocimientos complementarios adquiridos en trayectorias ricas y variadas:
- Henri PIGEAT, presidente del Centro de Formación de Periodistas y ex Presidente de la AFP, que se encargará de la coordinación del grupo de trabajo;
- Michèle COTTA, editorialista y periodista, antigua Presidenta de la «Alta autoridad de la comunicación audiovisual».
- Fabrice BOÉ, ex presidente del grupo de prensa revista Prisma Presse (que nos pide disculpas por no poder estar con nosotros esta mañana).
- Jean-Marie COLOMBANI, periodista y editorialista, presidente y fundador de Slate.fr, antiguo presidente del directorio de Le Monde.
- Francis TEITGEN, abogado, antiguo dirigente del grupo Ouest-France.
Preciso que el comité se apoyará en el apoyo técnico de la Dirección de Desarrollo de los Medios de Comunicación.
Sobre la base de las consultas que pueda realizar durante su misión, el comité me remitirá sus conclusiones en abril de 2010.
Desde ahora, deseo agradecer calurosamente a cada uno de sus miembros que hayan aceptado esta misión al servicio del desarrollo de la Agencia France-Presse, es decir, de las condiciones mismas de su independencia.
Le doy las gracias.