Señor Ministro (Bernard KOUCHNER), Señoras y Señores Ministros, Señor Secretario General (Pierre SELLAL), Señoras y Señores Embajadores, Señoras y Señores Consejeros Culturales, Señoras y Señores, Queridos amigos de la red francesa en el mundo,
«Francia a la escucha del mundo»: el título elegido para estas Jornadas
anuales de la Red Cultural Francesa formula bellamente e ilustra a la perfección
la acción que cada uno de vosotros realiza cotidianamente en el campo. Resume
con elocuencia su trabajo y su compromiso. Ahora bien, su profesión ha tomado
un nuevo significado en un nuevo contexto: año tras año
año, insensiblemente, cambiamos de modelo, cambiamos de
«paradigma», para citar una vez más a Michel FOUCAULT. Porque el
mundo se ha convertido a la vez más internacional y más lleno de cultura y
comunicación como nunca. Las nuevas tecnologías en particular
un mundo más unido y unitario al mismo tiempo
más rico de nuevos recursos, un mundo que lleva cada día
más bien las promesas del múltiplo, del multipolar y del multicultural.
Es en este nuevo mundo que, gracias a usted, Francia encuentra su
lugar y juega su papel. Es a este mundo policéntrico que usted adapta
nuestro mensaje con el talento que es tuyo. Estás escuchando al
mundo como va y como se convierte y, sin esta escucha, no habría
de influencia y de excelencia posibles.
En el fondo, la historia da un poco de razón a los que como tú y yo somos
convencidos desde siempre de la importancia crucial de los
internacional. Es nuestro credo y nuestra fidelidad de todos los momentos,
como tuve el placer de decirle hace apenas un año, en este
con motivo de una de mis primeras intervenciones públicas
como Ministra de Cultura y Comunicación, y por eso
Os encuentro hoy con una emoción muy particular.
El año pasado le anuncié que, por esta razón,
dedicar una parte importante de mi tiempo y de mi energía a los retos
europeos e internacionales, y creo poder afirmar hoy que
cumplido.
Me felicito así del papel desempeñado por Francia en la emergencia en el seno de
la Unión Europea de una «doctrina común» sobre una cuestión también
crucial en la globalización como la de la digitalización del patrimonio
cultural. Un «comité de sabios», creado a petición nuestra por la
Comisión Europea, pronto nos aclarará las condiciones
las asociaciones público-privadas en este ámbito.
Más generalmente, he estado trabajando durante un año, día tras día, para jugar un
papel de apoyo constante y apasionado de su acción en todo el
mundo, que son los embajadores de la cultura francesa y mucho más
todavía. Porque usted es también la antena que nos permite a todos estar en
efecto «a la escucha del mundo» y, por ello mismo, en sintonía con sus
evoluciones. Además, gracias al trabajo de difusión que realiza, usted
A su vez, ejerza una influencia benéfica en la marcha de la cultura
Francia, inculcándole sin cesar la dimensión del Otro y
recordando sin descanso su vocación internacional.
Estoy a vuestro lado y, a mi vez, a vuestra escucha también acogiendo,
calle Valois, número de mis homólogos de todo el mundo y más
ampliamente todos aquellos que desean hacernos conocer la cultura de su
país, sino también familiarizarse con la riqueza de nuestra propia cultura
en su diversidad. Por eso quería estar presente sobre el terreno,
en la medida de lo posible, y mis viajes al extranjero me han llevado a
China en Brasil, desde Oriente Próximo hasta Rusia, pasando por Marruecos, la
Túnez, muchos países de Europa y, más recientemente, Haití, país
mártir y precisamente en honor de estas jornadas.
«A la escucha del mundo», lo fuimos cuando en enero pasado, Portau-
Prince fue golpeado por un terrible terremoto. Mi visita en
Haití hace unas semanas fue para mí uno de los momentos
más destacados y fuertes del año pasado. Pude tomar la
la magnitud de los esfuerzos de reconstrucción previstos, pero
sentir también la profunda cercanía del pueblo haitiano al pueblo
francés, cerca tejida de historia y cultura. Por eso la
reconstrucción cultural de Haití es todo menos superflua, como lo
justamente ayer, aquí mismo, la señora Michaëlle Jean, gobernadora
general de Canadá. La cultura es el alma de este país, es decir, su
principio de vida y de organización, en lo más profundo. Constituye también un
vínculo indisoluble entre los haitianos y nuestros conciudadanos.
Todo lo que hacemos por la cultura haitiana, junto a los haitianos
y de nuestra embajada, me parece, por esta misma razón, esencial.
La cultura, en la globalización, es también, no hay que ocultarlo,
una emulación de todos los momentos, y es por eso que siempre he tenido que
corazón, especialmente durante mis viajes, para promover la creatividad
y la diversidad de nuestra cultura. Pienso en la difusión de nuestro patrimonio,
por ejemplo en la suntuosa exposición PICASSO, que se extendió hasta
Moscú e incluso San Petersburgo. Pienso en la inventiva de nuestros
arquitectos, ilustrada por el pabellón de Jacques FERRIER en Shanghai, en la
vitalidad de nuestros espectáculos callejeros, como ha demostrado el éxito de la
compañía Royal de Luxe en Berlín en octubre pasado, con motivo de una
celebración tan importante para los alemanes y para toda Europa
la caída del Muro.
Este año también habrá confirmado la importancia de nuestros socios
conceden a la experiencia francesa en materia de política cultural. He podido
así medir in situ, en mayo pasado, la amplitud del proyecto de Museo del
Louvre Abu Dabi, y la estrecha cooperación con los Emiratos Árabes
EE.UU. Este año también ha sido marcado, especialmente en la cuenca
del Mediterráneo y del mundo árabe, mediante un florecimiento de proyectos colectivos
de importancia fundamental, ya se trate del acuerdo con Damasco sobre
la refundación de la red museística siria, de nuestra contribución al proyecto de
Ciudad de la Cultura de Túnez, o nuestra creciente determinación de
trabajar con Arabia Saudí, de la que damos la bienvenida al Louvre, en
momento mismo, una exposición única sobre las «Rutas de Arabia».
Pero la escucha no va sin la acogida y la hospitalidad es también una
dimensión de la influencia. El lugar singular que Francia tiene siempre
la cultura, la calidad de nuestros museos y de nuestras escenas,
curiosidad del público francés se encuentran entre los principales puntos fuertes del atractivo
de nuestro territorio.
La interacción y la reciprocidad están en el centro de este nuevo paradigma
os hablaba antes. Acoger es también irradiar. Recibir,
es siempre fortalecerse. Abrirse es enriquecerse, pero también es
acercarnos al Otro y abrirnos camino hacia él.
Es por eso que he hecho la bienvenida a los cultivos extranjeros en el suelo
una prioridad de mi acción. Mi ministerio está plenamente a sus
para elaborar con usted proyectos concretos de intercambios, de
coproducciones, ya se trate de exposiciones, retrospectivas de cine,
giras teatrales o musicales.
Como saben, concedo una gran importancia a las estaciones y a los
años que organizamos con diferentes países. Después de Brasil y la
Turquía ayer es hoy Rusia, los países de África francófona
cuyos cincuenta años de independencia celebramos,
de América Latina que celebran su bicentenario, Polonia a lo largo del año
CHOPIN que están en el honor. Y nos preparamos para acoger, en
2011, México, pero también Estonia, y Hungría por un año
europea dedicada a Franz LISZT. Aprovecho la oportunidad para rendir homenaje al trabajo
notable del conjunto de los responsables de estas manifestaciones,
Presidentes y Comisarios, de Culturesfrance, y de vosotros mismos, que
son los corresponsales indispensables e incansables.
Nuestra diplomacia cultural es también, como sabéis, un magisterio de
símbolos, una manera de mostrarnos atentos a los puntos neurálgicos
de la sensibilidad de nuestros amigos extranjeros. Una manera de conocer sus
de las referencias fundadoras, para dirigirles fuertes signos de amistad y
reconocimiento que cristalizan nuestras «afinidades electivas». Es el sentido de
nuestro compromiso, junto con los haitianos, en favor de la restauración del
«Juramento de los ancestros» de GUILLON-LETHIÈRE, este cuadro-símbolo
de la historia de Haití, milagrosamente salvado por los bomberos franceses,
en los escombros del Palacio Presidencial.
Por supuesto, estar «a la escucha del mundo» y responder a este nuevo
El paradigma requiere una reforma constante y está bien en este
contexto de la reforma de la acción cultural exterior de la
Francia. Es a Bernard KOUCHNER a quien evidentemente pertenece
presentar la ley recientemente aprobada, así como las perspectivas
oferta para una acción cultural exterior renovada.
Simplemente quiero subrayar que el Ministerio de Cultura y
Comunicación ha sido, a lo largo de este año, en constante diálogo
con el Ministerio de Asuntos Exteriores y Europeos para llevar un
texto cuya aprobación por nuestras Asambleas me ha alegrado, porque esta reforma
responde a los grandes desafíos de nuestro tiempo en materia de diplomacia
cultural.
Garantiza la continuidad entre las acciones llevadas a cabo en Francia y
el extranjero, entre mi ministerio y el Instituto francés. A nosotros, la cultura
es una materia prima y es, naturalmente, en el ministerio de la
Cultura y en sus establecimientos que el Instituto francés podrá venir
buscar los recursos y el apoyo, pero también la experiencia y
la experiencia indispensable para su acción.
Asimismo, en los ámbitos del cine y de las industrias culturales, la
Ley vela por establecer una coherencia entre lo que hará el Instituto francés y los
políticas de las instituciones de mi Ministerio, como el
CNC (Centre National du Cinéma et de l'Image animée) o el CNL
(Centro Nacional del Libro), pero también los organismos profesionales que
contribuyen, con el éxito que sabemos, a la promoción de nuestras músicas,
de nuestros libros, de nuestras películas, como UNIFRANCE o la Oficina de exportación de la
música francesa. Bernard KOUCHNER y yo somos muy
comprometidos con esta complementariedad, que es garantía de eficacia.
También acojo con satisfacción que se haya asignado a la Agencia un papel esencial en
materia de difusión de la lengua francesa en el extranjero. Vuelve
naturalmente al Ministerio de Cultura y Comunicación de animar
y coordinar la política lingüística de Francia, a través de
de la Delegación General a la lengua francesa y a las lenguas de Francia,
cuya vocación es interministerial. Pero la asunción por el Instituto
francés de esta dimensión debería permitirnos imaginar otros
formas de promoción de nuestro idioma, especialmente a través de Internet.
Internet, precisamente, ayudará al Instituto francés a desempeñar un papel creciente en
la información sobre la oferta cultural francesa. Mi ministerio es, usted el
sabe, totalmente comprometido con el camino de la digitalización y
desarrollar conjuntamente instrumentos complementarios para
ofrecer la información más amplia tanto al público en general como a los
profesionales de nuestros países socios. Mejor informados de nuestra oferta
cultural, estarán en mejores condiciones de acoger las expresiones sobre
sus escenas o en sus instituciones.
Otra cuestión esencial de esta reforma es la formación. Pude
en el pasado, como desde hace un año,
viajes al extranjero, su compromiso y profesionalidad
son ejemplares. Y ahora es indispensable, en el contexto
contemporáneo, que el Estado sea capaz de llevar, a lo largo de
su trayectoria profesional, antes de cada gran partida, una formación
completa a los oficios de la cultura. Por eso, desde este año,
Estamos reforzando la cooperación entre nuestros dos ministerios para
capacitar a más personal de campo. Es un proceso que la
creación de la Agencia nos permitirá ampliar.
Nuestra reflexión común debe continuar, paralelamente a la puesta en
lugar del Instituto. Debemos reflexionar sobre una mejor difusión del
espectáculo vivo y artes visuales, especialmente a través de la creación de
oficinas especializadas, siguiendo el modelo de lo que hemos hecho en Berlín y
cuyos resultados son muy satisfactorios. También debemos
reforzar el papel y el lugar de las residencias de artistas en Francia y
el extranjero.
El camino realizado gracias a usted, querido Bernard (KOUCHNER), y los
Por lo tanto, las perspectivas abiertas son considerables, y yo quería que en
rendir homenaje. Por su parte, Estimado Xavier (DARCOS), todo el mundo sabe que
usted llevará mejor que nadie nuestras ambiciones y que me
siempre encontrará plenamente comprometido con usted en el despliegue de
esta diplomacia cultural renovada, porque deliberada y decididamente colocada
«a la escucha del mundo».
Gracias