Señoras y señores, Queridos amigos:
¿Por qué celebrar la lengua francesa? ¿Por qué cada año, al mes
de marzo, dedicarle una «semana»? ¿Qué necesidad tenemos de
Durante estos días, nos fijamos en lo que también nos permite
natural y fácil de intercambiar y de entendernos?
Esta lengua nos la han enseñado y siguen enseñándola
con talento y compromiso con las generaciones más jóvenes. Lo utilizamos
en cada momento, sin parecer realizar una actuación como
justificaría una celebración anual.
La Semana de la Lengua Francesa es una sentencia sobre las palabras, como
hace «una parada sobre imagen». Porque lo propio de una lengua es desaparecer
detrás de las palabras que lo encarnan. Partir de las palabras es hacer oír la
lengua, acercarla en su singular y sonora materialidad; es
permitir comprender mejor la riqueza, la historia, la evolución.
En la carrera de la vida cotidiana, rara vez nos detenemos en las palabras, a menos que
ser lingüista, terminólogo, lexicógrafo o traductor. Y, sin embargo, si
es una de las mejores maneras de hablar
juntos de nuestra lengua, de percibir los desafíos, el papel que desempeña
en la construcción de uno mismo, en la vida social de cada ciudadano, en
el acceso a los saberes y a los imaginarios.
Si hay que partir de las palabras, es porque éstas no son
intercambiables: una palabra y todo se salva, una palabra y todo se pierde,
escribía André Breton en «Le revolver de pelo blanco».
Ni las palabras ni los idiomas son intercambiables:
cada una es la expresión singular de una relación con el mundo. Cada
lengua cuenta el mundo a su manera, como en un imperceptible
historia paralela. Palabras del pasado intentan aprehender nuevas
realidades, otros anticipan sin saberlo sobre lo que aún está por suceder:
es precisamente este desfase lo que dificulta la terminología,
y que hace feliz al escritor. Concebir un idioma como un simple
herramienta de comunicación, olvidando que es la expresión cambiante
de una cultura, es en el fondo quitar al ser humano su capacidad de dudar, de
soñar, equivocarse, crear, en fin, convertirlo en un vector de
transacciones y emociones formateadas.
Y entre las funciones esenciales de un idioma, también está la
capacidad para dar forma a los vínculos de solidaridad.
Lengua compartida, en Francia y más ampliamente en el mundo por 220
millones de hablantes, el francés es lo que más nos une
espontáneamente, lo que inmediatamente nos permite reconocer
la pertenencia a una comunidad de ideas, valores, referencias.
Es la lengua que nos permite «hacer sociedad». Por supuesto,
por supuesto, que cada uno de nosotros es portador de afiliaciones y solidaridades
múltiples, que no pueden sino enriquecer el vínculo con la lengua francesa.
Ahora bien, si menciono, a propósito de la lengua francesa, la necesidad de
parada sobre imagen, es bueno para captar el movimiento. Porque el francés
evoluciona constantemente, basta con tender la oreja para darse cuenta
en la calle, en los transportes, en los cafés, en los patios de las escuelas,
o abrir su ordenador y caminar por la red.
El Estado, a su manera, participa en esta evolución: confía a eminentes
especialistas, miembros de las comisiones de terminología y de
neología, el cuidado de proponer términos franceses precisos, claros, y definidos
con cuidado, para designar las realidades y los conceptos del mundo
contemporáneo. Estoy muy admirado de este trabajo, tuve la oportunidad de
decir hace dos meses recibiendo representantes de lo que se llama
el dispositivo de enriquecimiento de la lengua francesa. En las ciencias y
las técnicas, necesitamos un vocabulario francés que se adapte
de forma continua y rápida a los cambios tecnológicos y a los
avances del pensamiento. Está en juego el futuro y la irradiación de nuestro
lengua a nivel internacional.
He deseado, sin embargo, que se vaya un poco más lejos en esta
paso, abriendo, no para el vocabulario muy especializado que
afecta a un número reducido de profesiones, pero para
términos que tienen vocación a implantarse en el uso, este dispositivo al grande
público. Se trata de permitir a los internautas participar en la elaboración del
vocabulario recomendado, para emitir un dictamen sobre las opciones realizadas por los
de terminología, participar en consultas para
tratar de obtener el término francés más adecuado, de ser informado
la publicación en el Diario Oficial de dicho vocabulario.
Para ello, la Delegación General a la lengua francesa y a las lenguas de
Francia ha desarrollado un nuevo «wiki». Un «wiki», todos lo sabéis
mejor que yo, no es una variante disléxica del apodo que
podría dar a veces por error, en el fuego de la acción de los terrenos de
rugby, a nuestros amigos neozelandeses. Les hablo por supuesto de este maravilloso
herramienta contributiva que nació con internet. Con «Wikilf» - (LF como
francés) -, se dispondrá de una herramienta colaborativa que permitirá
a todos aquellos a quienes interesa la lengua francesa poder participar en su
enriquecimiento.
También deseo ir más lejos en otro ámbito, el de la
traducción, porque el francés no tiene nada que ganar si no dialoga
con otros idiomas. Traducir es preservar la funcionalidad de una
lengua, permitiendo que las ideas y los imaginarios que expresa sean
ampliamente difundidos en el mundo. La relación de fuerza entre las lenguas
es tal hoy que si no tenemos el seguro, en el campo
de la investigación, mediante la traducción de un
público no francófono, podríamos ser tentados a renunciar a nosotros
expresar en francés y, por tanto, a «pensar» en francés.
Creo que también es necesario, en las diferentes disciplinas científicas, tomar
teniendo en cuenta la realidad del sistema de evaluación, que hace que los investigadores
ahora son juzgados en sus tasas de citas en línea en
principalmente en inglés. Por eso decidí, con
el concurso de la DGLFLF, del CNL, del CNRS y del Instituto francés, de
establecer un programa de apoyo a la traducción y a la puesta en práctica de
línea en inglés de la producción científica francesa en el campo de
ciencias sociales y humanas, siguiendo un principio simple: traducir y
poner en línea en inglés para poder pensar y producir en francés -
garantizando al mismo tiempo al investigador la referenciación y la visibilidad
internacional que necesita.
Para terminar, quisiera decir unas palabras sobre la
Semana de la misma lengua francesa. Y volver así a mis palabras
apertura: ¿por qué celebrar la lengua francesa? Partiré de una constatación
simple: el uso de una lengua no se decreta en el mármol de los textos
leyes o academias. Los textos legales y reglamentarios no podrán
suficiente para garantizar el uso de nuestra lengua en la sociedad. El
francés es asunto de todos, y su empleo depende en primer lugar del interés que y
llevan a los ciudadanos, de la curiosidad, del apetito que muestran a su
respeto, de su vigilancia también para señalar situaciones en las que nuestra lengua
no tiene el lugar que le corresponde.
Lo que propongo, junto a mis colegas de la Educación Nacional
y de Asuntos Exteriores, con esta Semana de la Lengua Francesa,
es un ambiente festivo y lúdico que permite a cada uno expresar su
apego a nuestra lengua común, aunque sea de la manera más modesta.
Sobre este apego de nuestros conciudadanos no tengo ninguna duda:
Prueba de ello es su amor por los diccionarios,
los dictados, los crucigramas, su interés en todo lo relacionado con
ortografía. Francia es también un país donde se encuentran sabios de
la lengua, como Alain Rey, para escribir un diccionario amante de
diccionarios.
No voy a entregar ante usted un catálogo tedioso de
manifestaciones que no lo son en absoluto, pero si cojo
azar en el programa de esta Semana encuentro innumerables
manifestaciones que se han propuesto seducir con los
palabras. Un «baile literario» en el Dansoir Karine Saporta, un «dictado para
los perdedores» en el Salón del Libro, un «día de los diccionarios» en Cergy
Pontoise, una «batalla de escrituras» en línea en Borgoña,
«caravanas de las diez palabras» en varias regiones de Francia, caravanas
que se convierte en «camión de las palabras» en las carreteras de Auvernia, un
«Más palabras» en Nueva Caledonia, un festival «Sidion» en
París para explorar el imaginario espacial... Sin olvidar los muchos
manifestaciones que tienen lugar en cualquier parte del mundo donde el francés está en
compartir, en Quebec, Bélgica, Suiza, pero también en África,
Asia y América Latina.
En resumen, con 2.000 manifestaciones en Francia y en el mundo hay de qué
satisfacer a todos los amantes o simples curiosos de nuestro idioma, con
como principio unificador el placer de aprender, de descubrir, de
compartir.
Este programa no podría ser propuesto sin los diferentes
socios que han contribuido a su realización.
Socios institucionales, en primer lugar, con el Ministerio de Asuntos
y europeas, que coordina el amplio programa de
eventos en el mundo, el Ministerio de Educación Nacional, la
Juventud y Vida Asociativa, por sus numerosas acciones
en favor de la lengua francesa. Rindo un homenaje a
el Centro Nacional de Documentación Pedagógica, que
muy ricos recursos pedagógicos disponibles para los profesores
el sitio «dime diez palabras».
Socios de los medios de comunicación, cuyo compromiso con la
lengua francesa es fiel y ferviente: quiero hablar de L'Express, Metro,
TV5 Monde, France Télévisions, Radio France, Evene.fr, RFI... Sin
olvidar las iniciativas en el Lienzo de Más bella la lengua francesa y el
Slam.org.
Los editores, finalmente, con Le Robert, naturalmente, pero también
Alternativamente, Belin, First Editions, La escuela de ocio, el libro de bolsillo y
Le Seuil.
En este largo discurso, omití voluntariamente una disciplina que se hizo
un lugar privilegiado entre las culturas urbanas. Una disciplina que hace
swinguer la lengua francesa, el ritmo en belleza, le da poder y
resplandor, una disciplina abierta a todos, jóvenes y no jóvenes - allí me encuentro
yo mismo lo intenté hace un año - y que será el tema durante esta Semana
de un número incalculable de torneos, justas, concursos cuyos maestros
palabras son inventiva y generosidad: es, por supuesto, el slam, uno de los
representantes más talentosos nos hace el placer de patrocinar esta
Semana de la lengua francesa, y estar con nosotros hoy. Estoy hablando
de Gran Cuerpo Enfermo, que me alegra mucho acoger.